Capítulo 15

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— ¡Tú lo eres!

— Esta bien si quieres decir que es la novia de Adrien Agreste. Ya no importa.

— ¡Ahg, demonios! — tomó su otra muñeca para poder sostenerla más fuertemente. —  Sigues sin responderme, ¿ya no me amas?

— Claro que te amo. — contestó con sus ojos aguados.

— Entonces ¿por qué lo has besado?

— No lo he hecho con intención. Fue un impulso. — explicó apretando los dientes.

— Pues después de ese impulso pudiste haber dicho: “Nathan, tengo novio”, ¿no creés?

— ¡Claro que lo he hecho! Aunque no sé que hacías tú ahí, espiándome.

— Pues no parecía que lo hayas hecho. Te veías muy bien besándolo, esa noche. Y si lo hice fue para verte y darte un sorpresa. — tomó aire — Pero ese día fui yo el que se la llevó.

— No sabes nada de lo que ha pasado después de ese beso. Ahg. — hizo una mueca — Siempre sacas tus propias conclusiones ¡nunca preguntas para saber bien!

— ¿Y por qué no has tratado de hablarme de lo que paso? ¿O a caso no planeabas decírmelo?

— ¡Te he llamado dos veces! He llamado dos veces a Adrien Agreste para resolver mis problemas de amistad con el, primero.

— Mentirosa.

— Tú eres el mentiroso, si dices que Chloé no es tu novia. Y si quieres ver que si te he llamado, pásame mi celular y te lo mostraré. — contestó segura.

— ¡Chloé no es mi novia! ¡Ya te lo he dicho!

— Entonces explica porque en el mensaje de voz, ella dice: “Estoy con mi novio Adrien” — fingió la voz de la rubia.

— ¿Lo ves? ¡Sigues mintiendo! Ella nunca grabó nuevamente el mensaje para el buzón de voz.

— ¡Claro que lo hizo! ¿Por qué lo niegas? — unas cuentas lágrimas rodaron por su mejilla.

— ¡¿Y por qué tú niegas no haber dicho algo después del beso?!

— ¡Que si lo he hecho, Idiota!

Marinette lloraba en silencio, mirando el suelo. ¿Por qué demonios no le creé nada? Chat Noir suspiró haciéndose la misma pregunta. Además de que verla llorar no le gustaba nada. ¡Y menos si él ha causado aquello! 

— Yo... Marinette... yo lo sien...

— ¿Por qué ya no me creés nada...? — preguntó sin mirarlo. — ¿Ya no me amas? — sintió un dolor en su pecho.

— Si no te amará, no vendría hasta aquí para resolver todo. ¿no creés? — soltó una de sus muñecas y levantó su mentón. — Marinette, mírame. — pidió cuando vio como ella esquivaba su mirada. — ¿Y si huimos juntos? — preguntó ante los problemas. — Así nadie nos traería conflictos entre los dos y seríamos felices. — la abrazó.

— Estás loco, Chat. — contestó después de un rato, riendo levemente por primera vez en esa noche. El joven sonrió al escucharla reír. Dios mio, la amaba tanto.

— Te amo Marinette, nunca dudes de ello. — le dijo separándose y  mirándola a los ojos— Te juró que me sentí mal cuando te vi esa noche. No fui a hacer un lío como aquélla vez porque tú parecías dispuesta a ese beso y... y eso es lo que más me dolió. Y lamento hacerte pasar por malos momentos como estos, lamento ser el peor novio del mundo y...

Los labios de su amada se posaron sobre los suyos, interrumpiéndolo en su explicación. Había pasado mucho tiempo sin probarlos como es debido. Los sentía más dulces y con un sabor a fresa más fuerte. Marinette sintió lo mismo. El sabor a miel de sus labios se había intensificado. Sabían malditamente bien. Se besaban en un compás lento y suave pero, al mismo tiempo, apasionado. Se necesitaban. ¡Necesitaban estar siempre juntos! Pero, principalmente, se amaban. Se amaban fuertemente.

— Te amo, Pequeño Minino... — le susurró al cabo de unos segundos. — Y nunca digas que eres el peor novio del mundo. No lo eres. — le aseguró. — Aquí soy yo la peor novia del mundo.

— Si dices eso, no te volveré a besar como me has pedido aquella vez. — bromeó sonriendo dulcemente. — ¿Por qué eres tú la que siempre me termina besando en estos momentos? — preguntó con su frente pegada a la suya. La escuchó reír dulcemente, mientras se limpiaba algunas lágrimas que quedaban en sus ojos.

— Porque no puedo aguantarme hasta que te expliques. — miró sus orbes verdes. — Te amo. — volvió a repetir.

— Yo te amo más, Princesa. — sonrió felizmente, antes de que ella volviera a besarlo.

...

— ¡Ya, dejame! — volvió a reír. — ¡No, Chat, no!

— No te dejaré hasta que te disculpes. — rió él también 

— Bien, bien. — rió — Perdón por haberte dicho afeminado. — rió fuertemente.

— ¿Segura? — hizo darle más cosquillas.

— Si, si. — río ya sin aire.

— Bien. — volvió a reír, dejándola libre de su sufrimiento.

— E...Eres... muy... ma... malo... — comentó entre jadeos, tratando de no reírse de nuevo. Ya no le quedaban fuerzas.

— Te traeré agua, si quieres. — se rasco la nuca.

Marinette negó con la cabeza, tratando de respirar.

— No... no hace falta. — concluyó después de tomar una gran bocanada de aire.

Chat se acercó a ella. Tomó su mentón y la incitó a mirarlo. Observó su rostro sonrojado, con los labios ligeramente abiertos, por el hecho de tener que recuperar aire. Sus ojos celestes lo hipnotizaron, nuevamente. No podía creer que había encontrado a la chica con los mejores ojos del mundo, con unos ojos que transmitían mucho.

Sin pensarlo dos veces, la abrazó y hundió su rostro en el cabello de la chica; el cuál había soltado, anteriormente. La joven dio un pequeño saltito al sentir los cálidos brazos de su pareja, rodearla de esa manera. La abrazó fuertemente, no queriendo soltarla. Casualmente, cayó de espaldas al colchón, quedando así, ella sobre él.

— Gatito, hoy estas muy mimoso. — le comentó con una suave risita. En realidad, no le molestaba aquello. Muy por el contrario, amaba que se comporte de esa manera después de lo ocurrido.

— Es por que te amo y te he extrañado todo este tiempo. — la miró a los ojos con amor, con un pequeño sonrojo en sus mejillas.

— Eres lo mejor que me pasó en la vida. — añadió Marinette, con ambas manos sosteniendo su rostro y con la misma mirada que él.

— Lo sé. — bromeó finalmente, antes de volver a unir sus labios con los de su amada.

¿Y si huimos juntos? - MariChat // Segunda temporada de "Ella" //Donde viven las historias. Descúbrelo ahora