Prólogo

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— Hey. — llamó su atención — Me debes mi premio.

Marinette torció la boca. Pensó que la llamaba para algo más importante. Además, no podía creer que se haya acordado.

— ¿Y qué quieres, mi Pequeño Gatito? — preguntó acercándose a él.

— Podía ser lo que yo quiera, ¿no?

— Sí. — respondió con un suspiro — Siempre y cuando esté a mi disposición. Así que dinero, no. — aclaró.

— De todas formas, no iba a pedirte eso. — comentó acercándose a ella de forma intimidante.

— E-Entonces ¿qué? — cuestionó sonrojada. Sintió cómo Chat lamía su oído al mismo tiempo que la apretaba contra él. — ¿Ch-Chat Noir?

— Princesa... no sabes como me muero por tocarte... por descubrir cada parte de ti... — le susurró — Pero eso tendrá que esperar hasta que tengamos edad... o hasta que nos casemos...

— ¿Ca-Casarnos? — tartamudeó.

— Claro. ¿O pensabas que te iba a dejar escapar en el futuro? En nuestro futuro... — susurró con voz ronca.

— Ch-Chat...

— ¿Mhh? — le besó el cuello. — Recuerda que tú misma me has dicho que estarías solo para mi. Siempre. — agarró los muslos de la joven e hizo que se enrollaran en torno a su cintura. Observó lo sonrojada que estaba. Le causaba tanta ternura el tenerla así... nerviosa y solo para él. La apoyó contra una pared y, con una mano tomando su rostro, devoró sus labios en un beso apasionado. Marinette no puso resistencia al beso, dejándose llevar por la experta boca de su novio. — Te amo, Marinette... — susurró, al cabo de unos minutos, con la respiración agitada.

— Yo también te amo... — respondió de la misma manera.

Él besó su frente con amor y soltó suavemente su cabello. Tiró las ligas rojas por algún lugar de la habitación, sin que les importará a ninguno de los dos, realmente. Se lo peinó con los dedos y, al terminar, escondió su cara en su cuello, respirando su aroma. Ese gesto le causó un escalofrío a la pelinegra. La cual dejó escapar un suspiro tembloroso.

— Vamos a la cama. — sugirió en el sentido más infantil de las palabras.

La tomó de los muslos y, cargándola de esa manera, se dirigió hacia el colchón. La depósito suavemente sobre este, mientras corría la sábana y el cubrecama haciendo lugar. Él se dirigió hacía el lado desocupado y también se acostó. Tomó las cobijas y los tapó a ambos. La abrazó por detrás y volvió a besar su cuello cariñosamente.

— Esto es lo quería, Princesa. — sonrió acariciado su vientre. — Sólo esto.

¿Y si huimos juntos? - MariChat // Segunda temporada de "Ella" //Donde viven las historias. Descúbrelo ahora