III

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-¿Qué pasa Gabriella? No tenemos mucho tiempo, en unos diez minutos empiezan las clases

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-¿Qué pasa Gabriella? No tenemos mucho tiempo, en unos diez minutos empiezan las clases.- Gabriela solo me miraba como si dudara su respuesta. 

-Alguien, en mis sueños, me habló. Era un hombre, dijo que era Godric Gryffindor y que necesitaba transmitirte este mensaje. Su voz cambió a una más grave, como si la hubieran poseído. 

Hazel McGonagall, tú eres mi heredera. No necesito decirte más, tu destino es destruir a Gorgona Bertrande; ya le has hablado, es nuestra mayor enemiga y su cuerpo está reviviendo. Sin ti, el mundo mágico será destruido. Encuentra a tu verdadera madre, ella te enseñará todo lo que necesitas para destruirla. Mi amiga volvió a la normalidad, su voz volvía a ser la de ella.

-¿Qué diablos ha sido eso? La tomé por los hombros y levanté la ceja como siempre hacía cuando estaba confundida. 

-Eso amiga mía, significa solo una cosa. Tenemos que ir al cuarto del profesor Snape, él conoce a tu mamá.

-¿Cómo diablos lo sabes? levanté la otra ceja eso no era normal en mí. 

-Lo vi en mis sueños, solo que él nos encontrará porque tú te tropezarás con sus zapatos. Me miró decidida. Hoy, a las doce de la noche; nos veremos en los pasillos del sur. Yo le avisaré a Michael. No pude evitar mirarla con una forma burlona, esos dos se traían algo; que nadie, ni siquiera la mamá de Michael podría adivinar (sí, la mamá de Michael es adivina). 

Ella me golpeó fuerte el brazo, cuando quería, podía romperte los huesos. Se fue corriendo antes de que pudiera alegarle. Mi nueva misión era robarle los recuerdos a mi profesor o en todo caso, tocar sus fotos; por eso mi "familiar" me había elegido.

Las clases habían terminó hace ya cuatro horas, mis estudios habían terminado dos horas antes. Ahora eran las 8 de la noche, faltaban cuatro horas para nuestro robo de recuerdos. No podía descansar, pero lo necesitaba. 

Cerré mis ojos y por unos minutos pude ver destrucción, muchos magos tirados en el suelo, sangrando; el castillo en ruinas y mi madre, en la entrada aplastada. La voz de aquella mujer volvió a resonar por toda mi cabeza, pero esta vez solo se reía. Mi sueño repentinamente pasó a un túnel, mis amigos estaban en su último aliento y yo estaba peleando contra una mujer de cabello negro y ojos del mismo color. Lo único que cambiaba en mí, era que ya no tenía mi varita, en vez de eso tenía una espada, sin punta, pero llena de sangre. Tú decides tu destino, pequeña heredera. Si fallas, el mundo que siempre conociste morirá y lo que más atesoras, igualmente.

Mi sueño pasó a una foto, era yo con una mujer rubia. Parecíamos felices. Ella era mi madre, recordé de la nada su anillo, su hermoso anillo de bodas. Estábamos sentadas sobre una baranda, atrás se miraba un gran acantilado; la voz de un hombre resonó de repente en mi cabeza. ¿Listas? Quiero una foto de revista. La rubia mujer rió, tomó a la niña de cinco años (yo) por la cintura y le susurró algo, enseguida; las dos sonrieron. La foto en movimiento empezó a quemarse, empecé a gritar, no quería que esa bella foto desapareciera; pero alguien me despertó, era Gabi.

-¡Vámonos! Llevo media hora esperándote abajo como estúpida, mueve tu trasero y hagamos de una vez este robo. No esperó más y me levantó, no esperó que pudiera cambiarme de zapatos (tenía unas pantuflas), salimos corriendo de ahí y si no hubiera sido por Gabriella, que ya había visto esta escena en sus sueños, los prefectos nos hubieran capturado y llevado al despacho de mi madre, la cual no estaría muy contenta de saber que su hija se dirigía al cuarto del nuevo profesor a robarle sus pertenencias, aunque fueran insignificantes fotos, Minerva McGonagall hubiera estallado de cólera.

Cuando nos encontramos con Michael, los tres tomamos el pasillo con sigilo, ningún prefecto nos encontró en el trayecto. 

Llegamos al cuarto de Severus Snape, Michael se transformó en un minúsculo insecto y entró por abajo. Luego nos abrió y dejamos la puerta abierta por si teníamos que escapar. Él estaba durmiendo, Gabriella me susurró que las fotos se encontraban en su cajón y que por el amor a Merlin, no me tropezara con los zapatos. 

Decidí guardarlos abajo de la cama, así todo sería perfecto. Abrí el cajón cuando llegué hasta este, encontré un álbum y lo tomé sin permiso. Cerré el cajón, caminé lentamente de espalda hasta donde estaban mis amigos, pero igualmente me caí. Miré rápidamente que fue lo que había provocado mi caída, había sido una camisa del profesor. 

Aunque quisieras manipular el destino, siempre pasará lo que está destinado o cosas mucho peores. El maestro se levantó sobre exaltado, miré a mi amigos, les tiré el álbum y con una señal de cabeza, corrieron a la salida; quedándome yo sola con un adulto furioso.

Perdón por el corto capítulo, creo que era mejor dejarlo así que alargarlo sin necesidad. Díganme que les parece la idea en los comentarios. ¡Los quiero!

ATT: Marie🐺

Different (HP fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora