Otherside.

495 49 26
                                    

Salí de la iglesia en silencio. No miré a ninguna dirección más que al frente, por dentro pedía que por favor alguien allá arriba me haya escuchado.

Saqué mi celular para ver la hora y tenía algo así como 50 llamadas perdidas de Marilyn y una docena de mensajes, no quería ignorarlos pero en serio quería estar solo.

Para entonces ya eran como las 8 de la mañana y por alguna rara razón yo deseaba ir a casa y así fue, me fui a casa sintiéndome jodidamente derrotado, cómo si todo lo que debía hacer en vida hubiera sido un fracaso, yo era un fracaso y un bueno para nada o quizás bueno para joderle la vida a los demás.

Caminé durante varios minutos, largos y fríos minutos hasta llegar a casa de mi abuela. Ni siquiera estaba seguro de si esa era la casa, hace un tiempo no estaba allí. Entre callado porque no quería que me vieran tan débil y destrozado.

-Sé fuerte, corazón frío y no llores, por lo que más quieras no llores joder– me repetí a mí mismo mientras trataba de abrir la puerta.

La abrí en silencio me fui a mi habitación, estaba cansado, deseaba dormir y jamás despertar. Me recosté en mi cama, mi abuela aún entraba a mi habitación a limpiar todo, me dolió un poco aunque no supe el porqué.

-¿Dónde mierda has estado todos estos meses? –papá entró de golpe.

-No quiero pelear, por favor déjame en paz –dije pasivo.

-Mira maldito imbécil –de un brazo me levantó de la cama– ¡vete de esta casa! no seguiré pagando nada por ti, si esperas seguir estudiando tendrás que trabajar inconsciente de mierda–El primer puñetazo dolió pero parecía no querer detenerse.

-¡Para!–supliqué aunque odié hacerlo– ¡Que pares maldita sea! –lo empujé lejos y no hubo necesidad de llevarse nada, salí casi corriendo de esa casa aunque me sentí muy mal por mi abuela.

Me fui a casa de Marilyn casi corriendo, en serio papá parecía tan enojado. Cuando llegué a su casa agradecí de que sólo estuviera ella ahí.

-¿Dónde maldita sea haz estado? ¿sabes cuántas veces te llamé? –ella no estaba furiosa en serio, sólo estaba preocupada pero no quería que yo lo supiera.

-¿Podrías solo dejarme dormir acá algunas horas? –dije sin ninguna expresión.

Marilyn siempre era tan comprensiva, ella no volvió a preguntarme nada, sólo me dejó pasar e hizo que me recostara en su cama. Cuando desperté ya todo estaba oscuro nuevamente, me asusté un poco porque no sabía cuanto tiempo había dormido ahí.

-Creí que habías muerto –bromeó.

-¿Cuánto tiempo he dormido? –me seguía sintiendo cansado.

-Creo que 11 horas si es que mi reloj no falla.

-Oh mierda, eso ha sido demasiado.

-¿Estás bien?–se acercó a mí.

-¿Cómo está Luke? –persuadí su pregunta.

-¿A quién carajos le importa Luke?

-¡A mí me importa Luke! –Nos quedamos en silencio unos segundos– recuerda que no sólo tú lo amas–dije más calmado.

-Tú parecías bastante peor que él... –dijo entre suspiros.

-Me hizo prometerle que no volvería acercarme a él... él no sabe todas las cosas que hago con él –tragué el nudo que tenía en mi garganta– Luke sólo está allí creyendo que soy la peor mierda del mundo y es tan jodido porque no puede abrir sus malditos ojos y ver que estoy haciendo mucho por él.

Al otro lado del cielo; cake hoodingsWhere stories live. Discover now