20 - Jamás hable más en serio (Parte 1)

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Estábamos en nuestro último año de Secundaria, pronto sería el viaje de fin de curso, estábamos todos muy emocionados. Era el fin de un ciclo y queríamos despedir a lo grande esa etapa de nuestras vidas. El hecho de compartir este importante momento con Anabelle me hacía muy feliz, pero también me inquietaba.

No íbamos a ir a la misma universidad, ella había decidió estudiar Marketing y yo Ingeniería Civil. Eso inevitablemente haría que nuestros caminos se separaran, ya no iba a estar ahí para protegerla, para cuidarla de cualquier peligro como lo había hecho durante todos esos años.

Cuando llego el día del viaje la euforia era palpable en nosotros, no podíamos parar de festejar entre cantos y bailes, todo ello acompañado por el sonido de los redoblantes y de los petardos. Cuando llego el micro que nos llevaría a nuestro destino llego el momento de la despedida. Los abrazos, lágrimas y consejos por parte de nuestros padres pusieron en vergüenza a más de uno.

Por suerte las despedidas duraron poco ya que los coordinadores de la agencia de viaje nos apuraron a subir al micro ya que era la hora de partir. El viaje había resultado largo, pero bastante divertido. Los cánticos y las bromas pesadas abundaron por montón. Una vez llegamos a nuestro destino, el cansancio era notorio en el rostro de casi todos.

Nos fueron asignadas las habitaciones y nos dieron una hora y media para acomodarnos y asearnos antes de la hora de la cena. Me había tocado compartir habitación con Christian, Mauro y Pablo. Anabelle estaba a dos habitaciones de la nuestra junto con Romina, Lorena y Melisa.

Los primeros días trascurrieron tranquilos, durante el día hacíamos excursiones y actividades varias y por las noches nos llevaban a bailar. Pero al tercer día las cosas comenzaron a ponerse difíciles para mí. An empezó a pasar mucho tiempo con un chico de otro colegio que paraba en el mismo hotel que nosotros.

No había nada que pudiera hacer, yo también hacía de las mías, acostándome con cualquier chica que se me ofreciera. Para la última noche nos habían organizado una despedida en una disco que estaba cerca de nuestro hotel, todos estábamos melancólicos debido a que nuestro viaje había llegado a su fin.

Esa noche habíamos decidido emborracharnos todos, no teníamos excursión al día siguiente y queríamos despedirnos con todo de ese increíble viaje. Como todas las noches, me había propuesto buscar compañía, eso me ayudaba a no pensar demasiado en ella. Pero mientras deambulaba por el lugar la encontré bastante borracha mientras que el imbécil con quien había pasado la semana la estaba manoseando.

Hecho una furia me acerque separándolo de ella para luego propinarle un buen golpe en su mandíbula. Este había caído al piso tirando sin querer a alguien que estaba a su lado. Antes de darnos cuenta se había desatado una pelea, rápidamente tome a Ana de la mano y la saque de ahí.

La había arrastrado las tres cuadras que nos separaban de nuestro hotel, podía oírla quejarse e insultarme, pero aun así no me había detenido. Una vez en el hotel la había llevado a su habitación. Ya dentro me apoye en la puerta intentando recuperar el aliento mientras ella se tambaleaba en el medio de la habitación.

—¿Por qué hicishte eso? sho no quería irme...

—Te estaba manoseando... —dije apretando la mandíbula.

—¿Y quiéen te dijo que sho no quería eso? —dijo señalándome con su dedo índice.

—An, estas borracha, estoy seguro que no sabias lo que estabas haciendo.

—¡Si shabia! La eshtaba pasando muuuy bieeen... —Se tambaleo y yo me acerque para sostenerla de la cintura antes de que cayera al piso.

—Perdón por arruinarte la noche entonces... —dije intentando contener la furia que sentía.

—No teniash que meterte... mejor te hubierash metido en el eshcote de alguna puta de eshas con las que te acuestasss todash las nochesss...

—Estaba en eso cuando te encontré dejándote manosear por ese imbécil...

—Perdón por arruinarte la noschee entonshes... —dijo repitiendo mis propias palabras.

Nos quedamos mirándonos a los ojos, estábamos muy cerca el uno del otro, ambos respirando con dificultad. Estaba furioso, verla en esa situación me había hecho hervir la sangre. Sé que el tipo de chicas con las que me acostaba se veían así, pero ella no era una de ellas, no quería que nadie la viera de esa forma.

Pero todas mis cavilaciones quedaron suspendidas en el aire, porque antes de que me diera cuenta, ella había acortado la distancia que nos separaba apoyado sus deliciosos labios sobre los míos.


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Hola!!! El sol y la playa me han inspirado así que acá les dejo un nuevo capítulo :) Y vino con un beso!!!

Espero les guste!!

Saluditos!!!

Lo juroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora