El tiempo llegó

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7 meses después...

Hipo... Necesito qu-

Estaba a punto de tropezar, pero Hipo la agarró antes de que eso sucediera.

—Astrid tienes que tener más cuidado —la regañó —. Te podrías haber hecho mucho daño.

Esta suspiró con frustración.

—Lo siento... —susurró cabizbaja —. Pero no es tan fácil...

Hipo sintió lástima por ella y la abrazó.

—Es por el bebé —le acaricia el vientre —. Tienes que aguantar, ya tienes nueve meses, no falta nada.

Astrid se sintió un poco más aliviada.

—Lo sé, pero estar soportando esto todos los días... Cansa.

Este la miró con preocupación.

—Pero Astrid ¿Qué podemos hacer?

—¡No lo sé, pero no lo soporto! —exclamó cerrando sus ojos con fuerza.

—Astrid... Sé que es duro, pero por favor no hagas ninguna locura —la abraza con fuerza aün más preocupado.

—... —le devuelve el abrazo.

—¡Me lo prometiste! ¡Prometiste que aguantarías hasta que naciera el bebé!

Ella se quedó pensativa, nunca pensó que el embarazo llegaría a ser tan duro, pero... Hipo tenía razón, ella había hecho una promesa.

—Tranquilo, no lo haré, sé que tienes muchas ganas de tenerlo, y yo también —se separa —. T-Trataré de aguantar...

Astrid comenzó a caminar dándole la espalda, pero segundos después sintió un fuerte pinchazo en el estómago y cómo le salía líquido de entre las piernas, se asustó y se desmayó.

El oji esmeralda la agarró antes de que pudiera tocar el piso.

—... ¿Astrid? —y enseguida se aterró —. ¡Astrid! ¡ASTRID! ¿¡Me oyes!? —empieza a llorar —. ¡Astrid por favor respóndeme!

Ella, débilmente, abrió un poco sus ojos y lo miró.

—Hipo...

—¡Astrid! ¿Qué te sucede?

La nombrada le acarició la mejilla.

—El bebé... Ya viene... —susurró.

Hipo reaccionó al instante y se asustó más de lo que ya se encontraba en ese momento, no tenía ni la más mínima idea de qué hacer, pero en estos casos... ¿Quién lo sabría?

—Vale... —levanta a Astrid —. Vale, vale... No pasa nada. Vamos Hipo piensa ¿¡Qué hago!? —hablaba mientras subía las escaleras con Astrid en brazos —. ¡Ya sé! —exclamó al dejar a su esposa sobre la cama —. ¡Avisaré a mi madre, Astrid no te preocupes enseguida vuelvo! ¿Sí? —y dicho eso, echó a correr hacia la casa de su madre.

Cuando llegó, abrió la puerta sin permiso alguno.

—¡MAMÁ! ¿¡DÓNDE ESTÁS!? —gritó desesperadamente.

La nombrada escuchó los gritos y bajó las escaleras a toda prisa.

—¡Hipo! ¿Qué sucede? —le preguntó preocupada.

—¡Es Astrid, va a tener al bebé! —y nuevamente salió corriendo.

Y Valka no se quedó atrás.

Ambos fueron corriendo hacia donde estaba Astrid. Nada más entrar subieron las escaleras y se encontraron a Astrid gritando y llorando de dolor mientras arqueaba la espalda.

—¡Hipo, alguien, ayúdenme! —gritó la oji celeste con las manos aferradas a las sábanas.

Valka se arrodilló a su lado.

—Está bien, está bien —respira profundamente —. Astrid, tienes que mantener la respiración ¿Sí? Créeme, sé perfectamente cómo te sientes, así que voy a intentar ayudarte en lo que pueda.

La rubia, con dificultad, asintió. Apretaba los dientes con fuerza al igual que los ojos intentando mantener la calma... Lo cual no le estaba resultando tan efectivo.

El esposo de esta se arrodilló a su lado y le agarró la mano con suavidad.

—Tranquila Astrid, todo va a salir bien, te lo prometo —susurró con voz dulce.

—Bien, Astrid. No te olvides de respirar.

Y así, Valka le dió las mismas indicaciones que le dieron a ella cuando tuvo a Hipo.

Horas después...

Astrid se encontraba profundamente dormida debido al esfuerzo que había hecho.

—Mamá... Son dos —susurró mirando a los bebés.

—Así es, un niño y una niña.

Su madre se encontraba lavando a los bebés con delicadeza. Al acabar, le pasó la niña a Hipo y ella se quedó con el niño.

—Cuando naciste... Eras aún más pequeño que estas hermosuras —sonrió observando al bebé quien yacía dormido entre sus brazos.

—... —desvía la mirada.

Valka miró a Hipo y pudo notar algo de miedo en sus ojos.

—¿De qué tienes miedo? —le preguntó.

—... —le acaricia la mejilla al bebé —. Tengo miedo por Astrid, mamá —esta lo miró confusa.

—No te entien-

—Detesto ser jefe, mamá —la interrumpió —. No tengo el tiempo que desearía estar con Astrid... ¿Y ahora qué voy a hacer? Esto es... Mucho peso para ella.

—... ¿Qué pretendes decirme?

Este suspiró frustradamente.

—No importa... Y-Ya lo hablaré con ella.

Valka, dejó al bebé al lado de su madre y miró a Hipo.

—Espero que no hagas ninguna estupidez, Hipo —dijo con enojo para luego irse.

Este no podía sentirse más culpable ante la reacción de su madre.

Rato después...

Astrid empezaba a abrir sus ojos lentamente, miró a su lado y vió que su pequeño bebé estaba ahí.
Sonrió y empezó a acariciarlo con delicadeza.

Hipo se encontraba abajo, con el bebé en brazos y una mirada perdida, poco después empezó a escuchar risas desde arriba. En silencio, subió por las escaleras y vió que Astrid estaba sonriendo mientras jugaba con el bebé.

La rubia todavía no había notado la presencia de su marido, este la observaba con tristeza y preocupación.

—Qué lindo eres... —sonreía la oji celeste.

Hipo se acercó a ella y esta lo miró y se sorprendió.

—Es preciosa... —susurró mirándola entre los brazos del castaño.

—Astrid... Y-Yo no me esperaba que fueran dos —confesó.

Esta lo miró con algo de confusión.

"¿Por qué dice eso tan de repente?" se preguntaba Astrid.

—Hipo... ¿Qué estás tratando de decirme?

—Uno ya es bastante responsabilidad como para tener a otro más —dijo sin mirarla.

Astrid se asustó.

—Hipo... M-Me estás asustando.

—...

Continuará...

Historia de amor: Hiccstrid♡Where stories live. Discover now