borrador 2

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—Niñas, ya casi estamos por terminar las pruebas. Muchas de ustedes no podrán llegar al promedio requerido para seguir aquí. Después de esta prueba analizaremos los resultados y les informaremos quienes se tendrán que ir.—no puedo creer lo que está diciendo. Volteo a mirar a Sheila pero ya no está. La busco entre las chicas y me sorprendo al verla hablando con Leila ¿Por qué hablaría con ella? Miro por todas partes para convencerme de que esto es real ¿Cómo es posible que no hayan visto las cámaras? Algo anda mal. Tengo que descubrir qué es.

Mi mirada se posa en Elizabeth que mira a Leila. Todo parece estar fuera de lugar.

—Niñas, para esta prueba se requiere a dos personas. Busquen a una compañera y síganme.—aprieto el objeto cuadrado de tono azulado y transparente contra el pecho.

Quito la mano de golpe al sentir como alguien me toca. Doy media vuelta y veo que es Caterine. Suspiro de alivio. Tal vez no paso lo que debería de haber pasado pero algo está mal y eso me tiene tensa.

—¿Quieres hacer la prueba conmigo?—dice en tono dulce. Busco a Leila, pero no la encuentro, la verdad no quiero hacer la prueba con ella.— Si no quieres lo entiendo— asiento con la cabeza y seguimos a Elizabeth.

La habitación es de un gris topo muy oscuro, casi negro. Es similar a la de la primera prueba. Hay pequeños cubículos separados por cortinas blancas. En cada uno hay dos sillas, un aparato en una mesa, de él salen muchos  cables de distintos colores y una especie de cajita color blanco que es más alta. Nos sentamos en uno de los primeros cubículos y esperamos. Después de un rato llega un grupo de chicas que no deben pasar de los treinta años. Una de ellas se coloca entre nosotras. Tiene el pelo rubio platinado y unos ojos color verde. Intercambiamos miradas

—Les colocaré esto ¿si?— dice poniendo un líquido frío en mi frente, mi cuerpo se estremece al sentirlo. Cuando termina hace lo mismo con Caterine.

Aprieta unos botones del aparato y se prende, haciendo que se destellen lucecitas de color verde. Saca seis cables y se me acerca. Coloca uno en mi frente y las otras dos en cada lado de mi sien, mientras hace lo mismo con mi compañera veo más de cerca el aparato. Estiro mi brazo para tocarlo pero la chica es más rápida y agarra mi mano.

—L-lo siento—tartamudeo.

Me mira con mala cara y suelta mi mano. Miro mi muñeca y veo como la sangre le devuelve el color a mi piel, la apretó tan fuerte que me deja una marca.

Saca una especie de pinzas, tan pequeñas del tamaño de mi dedo. Toma mi mano otra vez lo que me da pavor y hace que me estremezca.

Coloca el objeto en mi dedo índice y sin dejar de sostener mi brazo saca una jeringa de la caja.

—Deja tu brazo como está—dice soltándolo. Mantengo mi brazo en la misma posición mientras ella rebusca en una de las cajas. Saca un pequeño frasco con un líquido transparente. Le clava la aguja hasta  que esta se llene a tope , presiona nuevamente para sacar el aire , pequeños corros caen .

Toma mi muñeca nuevamente y me clava la aguja. Aprieto los ojos. Odio las inyecciones. Todavía tengo la marca de la primera. Cuando los abro veo que tiene una pequeña botellita

.— Mira para arriba— hago lo que ella me dice y miro el techo. Coloca pequeñas gotas haciendo que mi vista se nuble- parpadea- lo hago y me siento mejor.

Me deja de lado para hacer todo el proceso con Caterine

. Me aseguro de que no esté mirando y con mucho cuidado para no hacer ruido muevo la cortina que está a mis espaldas. Nicole y Katya están ahí. La chica que está con ellas le clava la aguja a Katya mientras Nicole no hace más que mirar. Quiero ver más pero mi vista es limitada y los cables en mi cabeza no ayudan. Toco su hombro y se da vuelta de golpe.

—Shh —digo señalando,  con la mano única mano libre que tengo, la caja de la mesita que está a su costado, que está abierta, donde se pueden ver los pequeños frascos y le hago señas para que tome uno. Ella lo capta y lo hace. Lo guarda en el bolsillo de su campera.

Rápidamente cierro la cortina y me reincorporo. Justo en ese momento la chica se da vuelta y me mira. Por su mirada me doy cuenta de que no le caigo bien.

—Póngase esto —dice pasándome una especie de gafas que no me dejaban ver nada ya que esta se me pegaba al rostro. Todo es oscuro y no puedo ver nada, hasta que veo la imagen de Caterine.

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