Capítulo 23

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- Parece que le gustas mucho.

- Ya, bueno...

- ¿Sucede algo?

- No, bueno... Es que, no sé Anna, da igual.

- Cat - Me reprendió.

- Sólo es que al mirarle no siento que él sea ese otro clavo.

- Ya Cat, pero acabas de conocerle.

- Pero con tu hermano...

Me miro sorprendida pero no dijo nada.

- Fue distinto. - Continué.

- ¿En que sentido?

- En las primeras citas que tuvimos ya sentí algo, algo simple y sencillo, sentí que al mirarle fijamente a los ojos me ponía nerviosa, o cuando me sonreía...- No proseguí. Las lágrimas estaban a punto de salir.

- ¿Quieres hablar de esto Cat?

No la contesté.

- No lo sé Anna, no lo sé. - Dije susurrando.

- Ven, veamos la televisión, cuando estés lista te escuchare. - Dijo sonriente.

Después de estar un rato viendo la televisión nos fuimos a dormir.

(...)

Después de salir del trabajo Peter me había llamado, y Anna había insistido en que quedase con él, cosa que hice.

Habíamos quedado en el Hall Plaza Centre.

- Hola - Dijo Peter susurrando en mi oído detrás de mí.

Me sobresalté.

- Me has asustado - Le dije pegándole un suave codazo.

- Esa era mi intención - Rió.

Y en ese momento lo sentí. En ese mismo instante cuando el rió lo noté. Él podría se ese clavo con él podría olvidarle...

Cosa que había negado antes, pero así era yo. Bipolar.

- ¿Te encuentras bien? - Preguntó Peter ya serio.

Bajé a la realidad.

- Eh sí solamente... ¡Idiota! - Dije riendome.

- ¿Por qué? - Sonrió.

- Me asustaste.

- Ah bueno entonces perdone My Lady- Dijo haciendo una reverencia.

Entonces le empuje un poco y casi se cae. Aunque realmente esa no era mi intención.

- ¿Quieres matarme? Por que si es así...

Me reí a carcajadas.

- ¿Si es así que?- Le seguí el juego

- No te gustará saberlo - Dijo alzando la cejas.

Me reí aún más ¿Intentaba seducirme?

- Vaya ¿Así qué soplara y soplara y mi casa derribara?

- Si piensas que ese chiste fue gracioso no lo fue.- Sonrió pero no una sonrisa normal, una sonrisa que se reía de mi.

- Sabes que fue gracioso- Dije como un niña.

- Lo que tú digas...- Dijo volteando los ojos.

Entonces me puse frente a él con los puños y moviéndome de un lado a otro.

- Vamos venga atrevete dímelo a la cara - Dije zarandeandome.

- ¿Vas a pegarme? - Dijo alzando las cejas.

- ¿Le temes a un chica? - Dije sin perder mi postura.

El simplemente rió.

- ¡Vamos dímelo a la cara dímelo!

Entonces sin darme cuenta el cogió mis brazos y con un movimiento muy rápido los puso en mi espalda. Ahora ya no le veía la cara.

- Au! Au! Au! Vale vale vale tu ganas no tuvo gracia no tuvo gracia - Dije quejandome.

El aflojó el agarre pero siguió sujetándome.

- No me basta - Susurro en mi oído.

Ese susurro erizó mi piel, pero yo seguí a lo mio.

- Ah ¡Voy a gritar gritare que me intentas violar! - Dije intentando aguantarme la risa.

- Ya te gustaría que eso estuviese pasando.

No pude aguantarme la risa.

- Ai Ai deja de decir tonterías.

- ¿De que te ríes? - Dijo soltando mi agarre y mirándome para mirarle directamente a los ojos.

Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo y simplemente le sonreí.

- ¿Qué? - Dijo mirándome.

Iba a decirle algo pero sólo me calle.

- ¡Me hiciste daño! - Dije marchándome en el lado opuesto sonriendo. Por lo que el se dio cuenta de que era una broma.

- ¡Oh! ¡Vos mi amada doncella! ¡Solamente quise que fuese mía para siempre! - Dijo con tono de época.

Me giré sonriendo. Estábamos montando una escena tremenda y nadie nos miraba.

- ¡Oh! ¡Pero usted no tiene que preocuparse de eso! - Dije agarrándole la mano mientras echaba mi cabeza hacia atrás.

- ¿Y por qué no debería? ¿Acaso su corazón ya tiene dueño? - Dijo, pero luego prosiguió - Porque si es así - Hizo como si desenvainará una espada invisible. - Lo lamentará.

Y en ese momento no pude aguantar la risa.

- Oh ¡Mi corazón es sólo vuestro amado Leopoldo!

Se quedó dubitativo- durante un rato.

- Entonces Amada Dulceida acepta esto como muestra de nuestro amor - Decía mientras sacaba dos billetes de su bolsillo.

Lo miré.

- ¿Que es? - Pregunté ya normal.

- ¿Que hora es? - Preguntó.

Miré mi reloj.

- Las 00:13 ¿Por qué?

- ¿De que día? - Volvió a preguntar.

Y cuando iba a contestarle me percaté de a dónde quería llegar.

- Mi cumpleaños- Dije en susurros mientras miraba los billetes de avión para París.

El sonrió satisfecho.

- ¿Entonces, me acompañarías a París?

Enamorando al hermano de mi mejor amiga © (PARA EDITAR)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt