Capítulo 30

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- ¿Amy? - pregunté mirándola muy fijamente.

- Dime - Dijo sonriendo.

- ¿Me puedes decir que te ha pasado?- Dije muy despacio.

-Entra dentro y te lo cuento todo.- Me agarró del brazo e intentó llevarme dentro.

No me dio tiempo ni siquiera a asimilarlo cuando recordé el motivo principal por el cual había venido.

- Espera- Me solté de su agarre y abrí el maletero para sacar la maleta.

- ¿Que es eso?-Preguntó confundida mientras examinaba la maleta que llevaba en la mano.

- Dentro te lo explico.

Entramos a la mansión, allí ella cogió una copa y me sirvió.

- ¿Que es?- pregunté.

- Vino- dijo sonriendo.

No me lo podía creer.

¿Que había pasado con Amy?

¿Que había hecho con el rubio platino, con las uñas negras y rotas y con su ropa gótica punk?

¿Y su forma de andar?

No entendía nada. Amy vestida de rosa y blanco, con las uñas de porcelana y ese pelo rubio dorado.

 Amy vestida de rosa y blanco, con las uñas de porcelana y ese pelo rubio dorado

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- ¿Me lo cuentas?- Preguntó Amy mirando la maleta.

- Y por qué no empiezas tú.

Se rió

- ¿Recuerdas la gira?

Asentí.

Lo recordaba. Ella había venido a mi tienda cuando había dejado de ser 'small midnight' y me había dicho lo de la gira, y obviamente que volveríamos a vernos.

- Pues el productor no nos dijo que íbamos como teloneros. Así que cuando me enteré la lié parda y me echaron. Me quede allí, en Italia sola. Imagínate el panorama. ¡Ni siquiera me compraron un billete de vuelta!-Dijo haciendo gestos con las manos- Entonces no me quedo otra que llamar a Boris. Por si no lo sabes, es mi hermano. Él se quedo con la herencia de mis padres porque yo fui una tonta rebelde que seguía mis ideales y no quise aceptar ni un solo céntimo, y como me arrepentía... Pero mi orgullo iba primero. Así que nunca le llamé, hasta ese día que no me quedaba otra opción.

- ¿Así que esta es la casa de Boris?-Pregunté.

Ella negó con la cabeza.

-Es una larga historia... Antes de venir aquí sí que estaba en casa de Boris, porque cuando le pedí ayuda el accedió a comprarme el billete de vuelta y acogerme pero con una condición: centrarme y madurar; no liarla, tomar clases y vestirme "adecuadamente". Cuando me lo dijo por teléfono, le dije que sí, porque no me quedaba otra opción para poder volver, pero en realidad no pensaba hacerlo, sino que pretendía ocultarle que iba a seguir con mi vida porque estaba bien así... Hasta que conocí a Marc, un amigo suyo que invitó a su casa para pasar la tarde, y del que quede totalmente prendada...

Enamorando al hermano de mi mejor amiga © (PARA EDITAR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora