Goodbye

E/III

No han habido más lágrimas. No ha salido en semanas de su cuarto. El ambiente huele a humedad, a veces olvida cambiar el agua de la pecera, la ropa está dispersa por toda la habitación. Todo es 'normal'.

Ha comido todo lo que se le ha puesto en el plato, pero palabra alguna no ha soltado. Se perdió la graduación, su cumpleaños y el de alguien que recuerda día a día en su encierro voluntario. No hay mucho que decir, tampoco que sentir. Todo está 'muy bien'. 'Normal'.

Ha conversado absolutamente nada con su madre, sin embargo, sabe que ésta ya tiene planes para él. Sólo quiere llevar la fiesta en paz y vivir en armonía con ella, así como se le pidió. 

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Una pequeña reunión estaba por realizarse en la casa Kim. JongIn no tenía ganas de estar cerca, cuando la casa estaba siendo 'preparada' para la ocasión, es por eso que decidió salir de su encierro. Tomó su billetera y un abrigo para cubrirse del frío.  Las calles siguen decoradas con mantos blancos por todo lugar, será el frío tal vez ya que no habían muchas personas alrededor. Las suelas de sus zapatos dejaban huellas en la nieve y esas huellas llegaron hasta la biblioteca. 

Necesitaba calma y en ese lugar la podía conseguir. Dejó su documento de identificación e ingresó a buscar cualquier libro para poder sentarse y perder el tiempo con su reflejo en la ventana. Al ingresar, recordó que los exámenes de ingreso estaban a la vuelta de la esquina, por eso, la biblioteca estaba absolutamente llena. Se podía oler la desesperación, la tensión golpeaba tu rostro al avanzar y el estrés pateaba tus expectativas. El ambiente estaba muy cargado, regresó en sus pasos.  Estando a punto de recibir su documento de identificación,  tres libros fueron puestos sobre el mueble de la recepción.  

Botines negros, pantalón del mismo color, un suéter guinda, bufanda a cuadros, palidez, cabellos lacio y oscuro, ojos que perforan y labios que distraen. KyungSoo. 

JongIn sale del lugar, camina con las manos en sus bolsillos y sin rumbo fijo. No quiere romper sus propias reglas, no quiere hablar con KyungSoo, ni siquiera quiere verle.  Tan metido en sus pensamientos estaba que no notó o sintió que su amigo salió del lugar casi al mismo tiempo que él. KyungSoo ha seguido sus pasos de cerca y al ver a donde les llevaban se sorprendió. 

JongIn no ha pisado ese lugar desde hace mucho. Trata de ingresar y con ruegos lo logra. No sabe que hará , pero quiere un poco de la tranquilidad que ese lugar solía darle. KyungSoo se ha quedado en la puerta, sospecha lo que su amigo hará ahí, pero no trata de intervenir. Ha sido una semana larga para él y al menos sabe que su amigo, si es que aún lo son, está bien. Puede estar tranquilo, o algo así porque la presión de su examen le tiene fatal.  

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KyungSoo ha seguido yendo religiosamente a la biblioteca con la esperanza de ver  a su amigo, lamentablemente, no ha tenido éxito. Ya se ha desocupado de las presiones. Le fue relativamente bien en el sufrido examen y sus clases aún estaban por comenzar. El invierno seguía presente, pero poco a poco iba calmando. 

Lo que no calmaba era su preocupación. JongIn está como no habido y su corazón se estruja al pensar que no puede ayudar en lo que sea que el otro requiera. 

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La tarde de un miércoles, cuando se disponía a comprar la despensa,  vio a su amigo. Él estaba caminando con un bolso parecido al que solía usar para ensayar. Tenía la espalda encorvada y la cabeza cubierta con la capucha de su jersey deportivo. Iba por el camino que él antes solía frecuentar, y antes de poder hablar con él, cruzó hacia la otra acera sin percatarse del otro. En la noche de ese mismo día,  KyungSoo tuvo que regresar por ese camino para volver a comprar lo que había olvidado en la tienda de abasto. Le sorprendió ver, de nuevo, a su amigo, quien caminaba por el mismo lugar; a esas horas. Tenía la misma vestimenta que en la tarde, con la diferencia que ahora llevaba los audífonos de su celular puestos en sus oídos.