Capítulo 04. |Final|

2.7K 258 37
                                    

Semanas después...

Emy's POV.

Suspiro, dejando mi celular sobre la mesa, de la cocina, antes de sentarme en uno de los taburetes que la rodean. Justin dijo que me llamaría, pero no lo hizo, han pasado dos semanas y ni siquiera he recibido un mensaje de su parte. Tal vez él sólo fingió estar interesado en mí por pena. Supongo que fui muy evidente y por eso él sintió pena, sino fuera así, él ya me habría llamado o me habría mandado algún mensaje.

—¿No te ha llamado? —pregunta mamá, mientras que sigue preparando todo para cocinar.

No, mamá, no lo ha hecho ni tampoco lo va a hacer porque sólo estuvo fingiendo estar interesado en mí para no rechazarme y hacerme sentir mal.

Le diría eso a mi madre, pero no lo hago, simplemente me pongo de pie y salgo de la cocina para luego subir las escaleras e ir a mi habitación. Lo menos que quiero ahora es aguantar a mi madre con sus estúpidos sermones de compasión.


{...}


Siento como unas grandes manos me acarician, de una manera suave y lenta, una manera cariñosa, muy cariñosa. Abro mis ojos, algo exaltada, pero inmediatamente me tranquilizo al ver a Justin, en su silla de ruedas, al lado de mi cama.

Él me sonríe y por más que muero por devolverle la sonrisa, lo único que hago es soltar un gran suspiro. Es algo estúpido que luego de romper su promesa, de que me llamaría, venga como si nada pasara y espere que lo trate bien.

—Sé que probablemente estés enojada porque dije que te llamaría y no lo hice, pero todo tiene una explicación —toma mi mano.

—Pues, explica porqué no me llamaste —me siento en la cama, sin darle mucha importancia al asunto, aunque en realidad muero por oír su excusa.

Tira mi mano hacia él, dándome a entender que quiere que me acerque, por lo que lo hago, me acerco a él y alzo mis cejas, esperando a que hable, pero no lo hace, simplemente mira hacia sus pies, mientras que su rostro es una mezcla de muecas.

Bajo mi mirada hacia sus pies y lo único que puedo hacer es pegarme mentalmente al ver que yo le estoy tratando mal mientras que él está feliz porque puede mover uno de sus pies, osea, acaba de bajar, él sólo, su pie de la silla.

Le miro, totalmente orgullosa de él, me llena de orgullo saber que está saliendo adelante. Unas pequeñas gotas de sudor comienzan a caer por su rostro, pero eso no me detiene al momento de unir sus labios con los míos, algo que lo toma por sorpresa, ya que demora un poco en devolverme el beso, pero es sólo cuestión de segundos para que sus labios sean los dominantes en esta situación, aunque tampoco es como si yo supiera mucho. Supongo que lo he besado sólo por la emoción, porque estoy segura de que si estuviéramos en otra situación, él tendría que hacer mil maravillas para lograr que le besé. Tendría que rogarme, prácticamente, como se le ruega a casi todas las chicas que no saben besar.

—Eso ha sido... Genial —susurra, juntando nuestras frentes—. A pesar de ser tu primer beso, ha sido algo fabuloso.

—¿Cómo sabes que es mi primer beso? —murmuro, asombrada.

—No lo sabía, hasta ahora, simplemente dije eso para confirmar mis sospechas —se encoje de hombros.

Pongo mis ojos en blanco y gruño al sentir como la temperatura de mis mejillas aumenta. Justin ríe y toma mi mano libre, para luego entrelazar todos nuestros dedos.

—Eres demasiado inocente —murmura—, y eso me encanta.

—No me has dicho porqué no me has llamado —cambio el tema de la conversación.

Él ríe al notar que no me rindo fácilmente y que no me olvido de las cosas. Me hace recostar sobre la cama, apoyando mi cabeza en sus piernas y besa mi frente antes de darme un guiño.

—Viajé a Chicago, a una consulta con uno de los mejores médicos del continente entero —comienza a acariciar mi cabello—. Puede que vuelva a caminar, si no me presiono tanto, lo lograré, volveré a caminar —noto la emoción de su voz—. Y no te he llamado porque olvidé el celular en mi casa y mi memoria está peor que la de Dori, de buscando a nemo, así que por más que me esforcé por recordar tu número y llamarte desde el celular de mamá, no lo logré.

Ya no me importa el porqué no me llamó, aunque ya sé la razón, lo único que me importa ahora es que él seguramente podrá volver a caminar. Oh dios mío, sabía que mis oraciones serían escuchadas.

—Entonces... Cuando vuelvas a caminar volverás con tus putas diarias y tus salidas —murmuro, un poco insegura.

—No, porque voy a tener novia, osea, si es que ella realmente quiere estar conmigo.

Es un desgraciado, acabamos de besarnos e indirectamente me dice que e gusta alguien más. Me voy a ir a un convento y me haré monja, ya no quiero saber nada de los hombres, son todos unos idiotas.

—Si esa chica no te quiere, es una estúpida —muerdo mi labio inferior, tratando de controlar las lágrimas.

—¿Eres una estúpida? —ríe, sólo por unos segundos, ya que al ver que prácticamente estoy llorando se inclina hacia mi y deja un suave beso en mis labios—. ¿Quieres ser mi novia? —susurra. Y no hace falta decir nada, sólo vuelvo a unir sus labios con los míos, dándole la respuesta que espera.

La vida está llena de sorpresas, y uno nunca sabe como ni donde va a terminar, así que simplemente hay que disfrutarla al máximo. No importa si la persona a la cual quieres es negra, blanca, si es ciego, si es sordo, sea como sea, si a ti te hace feliz, no debe de importarte lo que opinen los demás. Porque es tu corazón, tu decisión, tu vida.


Fin. 

¡Espero que les haya gustado la historia corta! Y muchas gracias por su apoyo <3 

Las amo, gordas <3.

You're perfect #OSAwards16Where stories live. Discover now