Capítulo 01.

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Toronto, Canadá. Heladería Frizzy. Martes 12 de Enero, 2016.

Justin's POV.

Ryan quita una de las sillas que están junto a la mesa para dos de la heladería y me coloca a mí, en mi silla de ruedas, en su lugar. Tal y como lo ha estado haciendo por hace más de un año. El haber sufrido ese accidente ha hecho más fuerte nuestra amistad, nos ha unido aún más de lo que ya estábamos. Así como me hizo unir más a Ryan, también me ha ayudado a darme cuenta de quiénes realmente son mis verdaderas amistades, o como la gente te juzga con la mirada, como te miran con pena. Por qué sí, en este último año he estado aprendiendo a soportar las miradas de desprecio, de asco, de pena. Todas esas miradas que por más que son de personas que no son nadie en mi vida, duelen. Duele demasiado que la gente te mire de esas maneras, como si fueras algo de otro mundo.

Así como he aprendido lo que se siente que te miren como si fueras de otra manera, como yo miraba a los discapacitados antes, también he aprendido a valorar todo y cada momento de mi vida, luego de que mamá me contara que entré en un coma etílico he dejado de beber e incluso voy a la iglesia junto a mi madre. Mi vida ha cambiado para mal, porque ya no puedo hacer todo lo que me propongo, pero he aprendido muchas cosas buenas.

—¿El mismo helado de siempre? —Pregunta Ryan, sacándome de mis pensamientos.

Muevo mi cabeza de arriba hacia abajo, varias veces, indicándole que sí, que voy a tomar el mismo helado que tomo cada vez que vengo aquí, osea, todos los martes luego de la universidad.

Cuando él se marcha a pedir los helados, mi vista viaja por toda la heladería, hasta dar con unos ojos claros, celestes para ser exactos. Miro a la chica, quien no me está mirando ni con una mirada de pena, de asco o de alguna de esas,al contrario, ella hasta me sonríe, una sonrisa amigable.

Le devuelvo la sonrisa y ella vuelve a sonreír antes de dejar de mirarme para centrar toda su atención en la chica que le acompaña, la cual está tomando un gran helado.

—¿Qué tanto miras? —Ryan me toma por sorpresa, dándome un gran susto.

Le miro mal, antes de quitarle mi helado de las manos, sin responder a su pregunta. Él ríe y se sienta frente a mí, mirándome fijo.

Vuelvo a mirar a la chica de ojos claros y la pesco mirándome, a lo que ella se sonroja mirando hacia otro lado. Es una chica muy bonita, tiene un cabello que hasta de aquí se nota que es suave, unos labios totalmente besables y una sonrisa hermosa. Hermosa como lo es ella.

—Ahora entiendo todo —Murmura Ryan, mirando a la chica. Esta al parecer siente nuestras miradas, porque nos mira y alza una de sus delicadas cejas. —¡Hey! —Mueve su mano de un lado hacia otro, saludándola.

Pero lo que causa es que la mayoría de las personas que están en la heladería le miren raro. La chica que acompaña a la chica bonita se voltea y ríe al vernos, mientras que la chica bonita mueve su mano, devolviendo el saludo a Ryan.


{...}


—¿Viste el culo de ambas cuando se marcharon? —Gruñe Ryan. —esas chicas están como quieren —Suspira.

Yo no hago otra cosa que no sea reír. Hace más de una hora que llegamos a mi casa y él no ha hecho otra cosa que no sea hablar sobre la chica bonita y su acompañante. Parece un crío de diez cuando ve a la chica que le gusta.

—Ryan, estás peor que un crío —No puedo parar de reír.

Realmente se me hace muy graciosa la situación, porque ni siquiera sabe como se llaman las chicas y no para de hablar de ellas. Hasta puedo asegurar que ya ha planificado lo que dirá cuando vuelva a verlas, si es que eso sucede.

—¿Por qué le dices eso, Justin? —Mi madre entra a la sala, con un bowl de palomitas y vasos con jugo en una bandeja.

—Porque parece un crío de diez años. Hoy hemos visto a unas chicas guapísimas y a él sólo le falta planear su casamiento con alguna de ellas, cuando ni sus nombres sabemos —Muevo mi cabeza de un lado a otro, negando mientras que me aguanto las ganas de reír.

Mi madre ríe y se sienta en el sofá que está al lado de mi silla, osea, se sienta a mi lado. Ella nos mira a ambos con una gran sonrisa mientras que sus ojos claros quedan con un brillo de felicidad.

—No puedo esperar el día en el que ustedes dos me traigan alguna novia —sonríe.

Ryan y yo soltamos una gran, y escandalosa, carcajada. Mamá está pidiendo demasiado. Primero que nada, en mí nadie se fijaría, ya saben porque. Y segundo, no creo que Ryan esté dispuesto a tener algo serio, no por ahora. Eso podría, ojalá y así sea, cambiar más adelante. Pero por ahora las cosas están como están. 


N/A; ¡Aquí el primer capítulo! Es para que vean como mas o menos va a ir la historia(? Ue, recuerden que es decisión de ustedes si la sigo o no <3

You're perfect #OSAwards16Where stories live. Discover now