Me encantas

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A la mañana siguiente...

Hipo se encontraba dormido, eran las nueve de la mañana. Chimuelo ya estaba despierto y en cuanto lo vió durmiendo lo primero que se le ocurrió fue lamerle toda la cara a su jinete.

-¡Chimuelo! ¡Ya sabes que eso no se quita!

Hipo se dio una ducha rápida y se fue, pero como en ese momento no tenía nada que hacer, decidió ir a ver a Astrid

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Hipo se dio una ducha rápida y se fue, pero como en ese momento no tenía nada que hacer, decidió ir a ver a Astrid.

Fue a su casa y tocó la puerta, pero se llevó una pequeña decepción al ver que era el padre de Astrid quien habia abierto la puerta.

-¡Hola, Hipo! Te has despertado muy temprano, Astrid aún está dormida, pero... ¿Quieres ir a despertarla?

-Claro, muchas gracias -dijo sonriendo y, seguidamente, entró en el interior de la casa. Subió las escaleras y se dirigió hacia la habitación de su novia.

Al llegar, la vió durmiendo en su cama tranquilamente.

"Qué linda que se ve con su cabello suelto" pensó el castaño mientras sonreía.

Este se acercó y se acostó a su lado.
Hipo se quedó observando cada parte de su rostro, sus labios, su cabello, sus pestañas... Simplemente le encantaba todo de ella.

Y pocos segundos después, ella desperto.

-¡Ah! -se incorpora seguida por el oji esmeralda -. Hipo... ¡Me asustaste!

El nombrado sólo pudo reírse.

-Lo siento, sólo venía a despertarte -dijo sin parar de reír.

Astrid suspiró pesadamente.

-Ven aquí, anda -sonrió.

-Tengo una idea mejor -sugirió Hipo mientras la miraba con picardía.

Astrid captó enseguida a lo que se refería el chico, así que decidió seguirle el juego. Lo tiró contra la cama y ella se colocó encima para comenzar a besarlo apasionadamente.

Siguieron así varios minutos, sus miradas se encontraron. Hipo iba a darle otro beso a Astrid, pero antes de que pudiera hacerlo, ella colocó su dedo índice sobre sus labios.

-Pareces desesperado, Hipo -dijo riendo.

Este se sonrojó levemente mientras se rascaba la nuca.

-Disculpa.

-No pasa nada ¿Nos vamos? Un jefe no se puede quedar aquí sin hacer nada ¿No crees? -preguntó levantándose al igual que Hipo.

Él sólo asintió.

-Bien, esperame afuera. Tengo que cambiarme.

El castaño obedeció, le dió un último beso y se fue.

Pocos minutos después...

Astrid se despidió de sus padres y salió de casa. Se alegró al ver que Hipo estaba ahí parado esperándola.

El resto del día, Astrid ayudó a Hipo en su trabajo, él le estaba tremendamente agradecido debido a que era mucho por hacer, y gracias a ella lo tenía mucho más fácil.

Después, acompañó a Hipo para que no se pasara todo el día trabajando solo, así que decidió ayudarlo.

Lo malo es que hacia un calor terrible y eso los debilitaba a ambos, era raro que hiciera calor en Berk. Astrid dirigió su mirada hacia Hipo, y se confundió mucho an ver que había una gran sonrisa dibujada en su rostro. Ella decidió preguntar.

-Hipo ¿Por qué sonríes tanto? ¿No estás cansado? ¿No tienes calor?

-Sí tengo calor y también estoy algo cansado, pero... -la mira con ternura -. Te tengo a mi lado para ayudarme.

Astrid se sonrojo notoriamente al escuchar esas palabras.

-No te pongas así, es la verdad -confesó el castaño sin borrar su sonrisa -. Gracias...

Al anochecer...

Habían trabajado durante todo el día, estaban algo cansados ¿Quién no lo estaría? Pero de algún modo... No tenían sueño.

-¿Te acompaño a tu casa? -preguntó el oji esmeralda.

-... No, hoy no están mis padres y no quiero estar sola en casa-confesó abrazándose a si misma.

-Entonces ven, te quedarás en la mía por esta noche ¿Te apetece?

Ella sonrió tiernamente.

-Claro.

-Genial, oye... ¿Quieres ir un rato a la playa? Hay... Algo que quería preguntarte.

-Entonces vamos.

Historia de amor: Hiccstrid♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora