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Realmente estaba sucediendo y ni siquiera entendía por qué dejé que pasara, no tuvo sentido apostar sobre algo que obviamente iba a perder porque yo no sabía jugar bien al pool y ella me liquidó

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Realmente estaba sucediendo y ni siquiera entendía por qué dejé que pasara, no tuvo sentido apostar sobre algo que obviamente iba a perder porque yo no sabía jugar bien al pool y ella me liquidó. Me encontraba en un camarote totalmente ajeno al de Uma y no podía dejar de reprocharme lo estúpido que fui al arruinar mi propio plan.

No me importaba mucho el momento previo y de hecho me gustó que lo modificara y distendiera sin que sea romántico y cliché, más solamente tenía un día para estar con mi novia y puede que pareciera un desesperado, pero hubiese querido que nuestra primera vez sucediera en ese lugar. De todos modos, podía encontrarle el lado divertido y la enseñanza era que no debía planear tantos las cosas, porque nunca terminaban saliendo como uno quería, menos cuando dejé pasar la oportunidad varias veces por llegar a dónde estábamos, y que así todo salió mal.

Salí del baño después de lavarme los dientes y me acosté, apagué la luz y miré mi celular, tenía mensajes de Pablo y de Manu pero los más terroríficos eran los de Steff ya que detrás de su protocolo de seguridad, él imponía su toque de preocupación paternal, la cual podía ser más peligrosa y por eso me encargué de calmarlo. Dejé el teléfono después de contestar los mensajes más relevantes y pretendí dormirme, de verdad estaba en una yete, a varios kilómetros de la urbanización y a dos pasos de mi novia, sin embargo lo gracioso era que ni siquiera estábamos juntos.

No conté cuánto tiempo pasó, pero agarré de nuevo el móvil y miré la hora, eran las dos de la madrugada y no podía dormirme, principalmente porque no dejaba de imaginarme el cementerio y antes de poder soñar con eso, me levanté y encendí la luz.

Puede que ella me dejara dormir a su lado sin necesariamente tocarla, la noche anterior había sido un poco tenebrosa para mí ya que tuve pesadillas con la vez que me caí adentro de una tumba, no quería que pasara lo mismo, por lo que me levanté y decidido salí de mi camarote así cruzarme al de enfrente, al de Uma.

Entré y estaba la luz apagada, despacio cerré la puerta y sigiloso me acerqué hasta tocar la cama con el pie, podía escuchar su tranquila respiración y me preguntaba cómo logró dormirse tan rápido sabiendo que si bien era un juego divertido, no dejaba de ser una mentira mi apuesta, no se lo dije pero debería haberlo sabido. Con mucho cuidado me subí al colchón y me acosté a su lado, no la toqué para que no se asustara y me relajé después de varios minutos que el silencio era el mismo que el de mi camarote.

Ella se movió y me quedé estático, cerré fuerte mis ojos y cuando se dio la vuelta chocándose con mi cuerpo, rápidamente se sentó en la cama y encendió la luz.

— ¡Alec ¿qué haces acá?!

— ¡Wow ¿qué hago acá?! —fingí despertarme y me senté también en la cama mientras me sobaba los ojos. Al verla, sus ojos me decían que se había dado cuenta de mi mentira porque su expresión era de obviedad.

— No te aguantas una eh.

—Estaba teniendo pesadillas. —le dije y se resignó en un suspiro. Rogaba por su consideración a pesar de que estaba mintiendo.

El partido más Difícil.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora