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Creo que el tiempo se había puesto de acuerdo para estar al son de mis sentimientos; grises, oscuros, con falta de alegría y tranquilidad. Podía sentir que incluso, en cualquier momento, aquellas nubes de extraño color podrían expresar totalmente como me sentía.

Me sentía solo y extraño entre tanta gente ajena a mi situación, gente que disfrutaba de aquel día como si fuera el último, mostrándome que quizás, todo lo que me pasaba y sentía era simplemente un drama que mi mente había montado. Todos se veían felices y animados a pesar de que era el día en el que peor había estado el tiempo durante la primavera. Reían, bromeaban, hablaban con intensidad entre... ¿Por qué no podía estar como ellos? ¿Por qué dolía tanto mi corazón?

Creo que jamás en la vida había querido a alguien como la quería a ella y sí, suena extraño viniendo de alguien como yo, alguien que quizás no mostrara sus sentimientos, una persona de actitud fría. La verdad es que poco me sentí interesado por las chicas, todas me parecían iguales; pelo largo, maquillaje perfecto, mirada de superioridad y siempre haciéndose las interesantes como si fueran las únicas del lugar. Me daban asco y repulsión, simplemente, no me interesaba nada de ellas porque sabía que lo único que me iban a causar eran problemas y más problemas que me sacarían de quicio y pondrían a prueba la poca paciencia que normalmente solía tener.

Por primera vez, sentí algo extraño al ver a una chica sentada en las gradas de la cancha que habían en la universidad que asistía leyendo ensimismada un libro que traía entre manos. Se encontraba ajena a todos los ruidos que la rodeaban y sentí admiración por ella porque, era digno de admirar que pudiera concentrarse con tanta locura a su alrededor, porque, yo, ya hubiera mandado a todo el mundo a la mierda. No estaba muy seguro de quién se trataba, a penas la había visto por la Universidad y tampoco estaba seguro de si se trataba de algún familiar o pareja de alguno de mis compañeros de equipo pero, simplemente, me había cautivado y eso no podía evitarlo, era como si sintiera una conexión con ella.

Era especial, se veía diferente, bueno, ¡y tanto que era diferente! Su pelo natural negro caía como una cascada sobre sus hombros siendo más corto de lo que las chicas de su edad se acostumbraban a llevar, y, que fuera de ese color azabache tan intenso como me gustaba llevar en mi pelo, era algo que realmente me gustaba mucho de ella. No tenía ni rastro de maquillaje en su rostro y si lo llevaba, no parecía un payaso con todo el maquillaje existente del planeta en su rostro. Además de que, verla leyendo, me insinuó que era distinta, que tenía su propia personalidad en la que no vivía preocupada por su imagen o en los chicos, simplemente era ella.

Se empezó a ser costumbre que ella asistiera allí, cosa que me dio mucha más curiosidad al ver que nunca se relacionaba con ninguno de los chicos mostrando que realmente no tenía un motivo para estar ahí. ¿Por qué iba entonces? ¿Por qué siempre se ponía a leer o a hacer tarea allí con todo el barullo que había a su alrededor? ¿Acaso era masoquista? Realmente me llamaba tanto la atención que me moría de ganas de hablar con ella y eso, en Min Yoongi, era realmente extraño tratándose de una mujer. Estaba ansioso por saber qué había detrás de esa pequeña cabecita.

Un día decidí armarme de valor y, por una vez, ser amable con una mujer que no fuera mi madre o mi abuela. Después de mi entrenamiento, me dediqué a ayudar a mis compañeros de equipo para dejarlo todo limpio y recogido para el siguiente día. Me fijé en ella por un momento viendo como esta recogía sus cosas a la vez que nosotros lo hacíamos, sabía que ya no podía estar más ahí así que, por eso se encontraba recogiendo. Uno de mis compañeros que quedaba me pasó la llave del pabellón antes de coger sus cosas para marcharse.

—No te olvides de cerrar hyung —me recordó colgando sobre su hombro la mochila que traía. Me dedicó una sonrisa antes de llevar una de sus manos hasta su frente alzándola a modo de despedida—. ¡Nos vemos mañana! —Asentí a modo de respuesta y agité la mano para despedirme.

Ese día me tocaba cerrar el pabellón por lo que, pensé que sería un buen momento para hablar con ella ya que sabía que se quedaba hasta que cerráramos todos los días. Tomé mis cosas para marcharme como solía hacer. Jugueteé con las llaves mientras subía los escalones de las gradas a la vez que ella me imitaba por los escalones del otro lado mientras jugueteaba con el asa de su mochila. La chica llegó hasta mi altura dando una pequeña reverencia para escabullirse por la puerta antes de que pudiera hablar con ella aunque fui lo suficientemente rápido como para tomar su brazo y hacerla parar en seco. Podía notar su nerviosismo, solté su delicado brazo y esta se giró.

—Perdona —me disculpé haciendo una pequeña reverencia—, ¿le hice daño? —Pregunté preocupado a lo que ella respondió negando con la cabeza. Realmente era mucho más guapa de cerca—. Solamente quería preguntarle algo, ¿puedo?

Ella miró hacia fuera como si buscara a alguien para después mirarme de nuevo—. Claro —tartamudeó un poco por lo que no pude evitar sonreír de lado. «¿Qué te pasa Min Yoongi? ¡Desde cuando eres un blandengue!» Me regañé a mí mismo.

—¿Tienes algún familiar o algo en este lugar? 

Problems ↣ YoongiWhere stories live. Discover now