Capítulo 1

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Louis miró atrás, la ciudad se encontraba completamente iluminada por el parque de diversiones. No vio nada. Decidió acelerar el paso, necesitaba encontrarlo. Y rápido.

-Mierda

La cabeza estaba a punto de explotarle. Metió las manos en su gabardina negra en busca del paquete que se le había entregado por la mañana.

Robert estaba en problemas, y muy graves. Camino dos cuadras más, adentrándose a la ciudad. Los bares estaban cerrando junto con los centros comerciales que Louis había visitado más de una vez.

Miro a ambos lados confirmando que nadie lo seguía antes de subir las escaleras que adornaban la casi-deteriorada casa.

Encendió un cigarrillo y toco la puerta. A los segundos, esta cedió.

-Louis, ¿que se te ofrece?

Dijo amistosamente el treintañero. El ojiazul notó una herida nueva en una de sus cejas, pero no le dio importancia. Tenía problemas más grandes.

-Robert tenemos que hablar

La sonrisa que Robert tenía desapareció en cuestión de segundos. Invito a pasar a Louis, guiándolo hacia la cocina. Sabía que algo había pasado. Louis no se presentaba en su casa a las 2 de la mañana un miércoles para tomar unos tragos.

Louis tomo asiento en la mesa cuadrada, copiando la acción de su amigo. Posteriormente saco el sobre que había estado escondiendo durante todo el día, y puso su contenido en la mesa.

Robert vio su rostro en cada una de las fotos. Evidencia, evidencia y más evidencia.

-Tenemos que pensar en algo rápido. Logre sacar el archivo de la comisaria, pero no tardaran en darse cuenta de que desapareció

Robert se puso de pie rápidamente y acto seguido tiro las fotos al suelo. Comenzó a refregarse la cara, terminando en su pelo y dando tirones al mismo. Caminaba de un lado a otro, sin dejar de pensar en una solución.

-Debo avisarle a los otros. Demonios, van a matarme Louis. El negocio se vendrá abajo, ¡hasta puedo terminar tras las rejas!

Louis no sabía cómo tranquilizar a su amigo. Busco en el bolsillo de su chaqueta los cigarrillos y le ofreció uno. Robert no lo pensó dos veces, arrebato el objeto de la mano de Louis, se acercó a la cocina y lo encendió.

-Me asignaron el caso. Puedo encubrirlos atrasando la investigación, pero no por mucho tiempo.

Robert tomo asiento nuevamente.

-Gracias amigo. Enserio. Necesito un tiempo a solas para pensar y comunicarles a los de la pandilla.

Louis apago el cigarrillo apretándolo contra la mesa.

-Si necesitas algo solo házmelo saber.

Y dicho eso el ojiazul se despidió de Robert, haciéndole saber que si encontraba otra manera de ayudarlos se lo comunicaría de inmediato.

Louis no se dirigió a su casa, sino a su oficina. Había tenido una idea, y era muy buena.

Al llegar al edificio subió por el ascensor, busco su llaves y abrió lentamente la puerta. Todo estaba oscuro, solo la tenue luz de la luna que entraba por la ventana le permitió ubicarse mejor. Encendió la luz, colgó su abrigo y se encaminó hacia los archiveros. Abrió el que contenía los casos sin concluir, agarro todos y los coloco encima de su escritorio.

-Otra noche sin dormir, tomlinson.

Suspiro y se sentó; agarrando, leyendo y acomodando archivo por archivo. Necesitaba algún caso que le llevara tiempo, así podría dejar de lado el de Robert.

Sus ojos se estaban cerrando, pero en ese momento recordó ese caso. Había sido custodiado por falta de evidencia. El ojiazul sonrió. Acababa de salvarle la vida a su amigo. Se levantó y volvió a colocarse su abrigo. Se dirigió a la oficina de su jefe, el cual ya se encontraba ahí, como todos los días a las seis de mañana. Paso sin tocar y camino hacia la silla, agarrándose de esta.

-Buen día jefecito, le tengo buenas noticias. ¿Recuerda el caso Styles?



The Last Whisper || Larry StylinsonWhere stories live. Discover now