1. Estadía en Konoha.

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¡En edición!

Mi yo de 14 años creyó que sería buena idea crear un fanfic que en la actualidad me da vergüenza, pero que a los demás les gusta.

La rubia de dos coletas se dirigió a la oficina del sexto Hokage. Una vez habiendo entrado, vio al pelinegro que le robaba el pensamiento -aunque se negaba a admitirlo-, y éste la miraba con confusión.

—¿Qué se te ofrece, Temari? -preguntó el peliplata, mientras se enfocaba en la excusa que traía la chica.

—Gaara…-tosió falsamente para corregirse-, digo, el Kazekage me ha mandado a traerle ésto.

Dejó unos papeles en el escritorio y se preparó para seguir con la conversación.

—Hemos sabido que las aves de nuestra aldea han caído en manos de ninjas renegados antes de llegar hasta aquí. -explica mientras trata de no mirar a Shikamaru- Así que, me mandaron a venir de forma "secreta".

-—Ya veo. -el hombre tras el escritorio tomó los papeles.

Tras leerlos durante un par de minutos, lanza una mirada rápida a los dos shinobis que se hallaban en la oficina.

—Temari, aquí en el documento, Gaara solicita tu estadía en Konoha al menos una semana. -suspira pesadamente- Te ha dado unas vacaciones.

—¿Enserio? -preguntan los jóvenes al unísono.

Gaara, como cualquier Kage, no daría vacaciones a menos que el shinobi estuviera lesionado o simplemente enfermo, y Temari no calzaba en ninguna de las dos situaciones.

Pero la Princesa de la Arena prácticamente no paraba en su hogar durante toda la semana. Siendo una de las ninjas más fuertes de Sunagakure, y la hermana y mano derecha del Kazekage, se dedica a trabajar el doble de lo que cualquier Shinobi de su aldea lo haría.

Temari supuso que era debido a eso. 

—Entonces, tendré que ser su escolta, como estos últimos años. -dedujo Shikamaru- Que problemático.

La rubia soltó una leve risa.

—Admite que te gusta pasar el tiempo conmigo, vago. -comentó la chica con las manos en su cadera.

—Ya quisieras. -el joven llevó una mano a su nuca.

—Bueno, que se diviertan. -el Sexto sonrió burlonamente, para luego ver salir a los dos shinobis entre queja y queja.

Mientras caminaban hasta un puesto de dangos, fueron -literalmente- acorralados por Naruto y Hinata.

—¿Ésta vez si están en una cita? -preguntó ilusionado el Uzumaki.

—Deja vù. -susurró el Nara.

—Si serás idiota. -la rubia se encontraba totalmente sonrojada, pero con el ceño fruncido.

Mientras tanto, la mujer de ojos perlados que pasó a ser una Uzumaki, observaba a la Princesa de la Arena. 

Hinata sonrió divertida al recordar que ella también solía ser así, y ponerse nerviosa con el chico que le gustaba. 

En ese momento, una idea salió de su cabeza.

—Temari-san, Shikamaru-kun, ¿que tal si vamos a las aguas termales ésta tarde? -propuso la pelinegra.

—¡Qué dices Hinata! -Temari se precipitó al suponer que nada bueno saldría de esa situación- Ustedes están recién casados, de seguro quieren pasar el mayor tiempo posible en privado -una sonrisa pícara se dibujó en sus finos labios. 

—¡N-no es así! -la Uzumaki intentaba controlar su nerviosismo ante el comentario de la rubia. 

—¡Vamos! Siempre es bueno pasar tiempo con amigos y disfrutar de un relajante baño en las aguas termales. –dijo Naruto de manera inocente.

Luego de un rato de debate, finalmente acordaron que irían a las aguas termales, y ambas parejas se despidieron hasta la tarde.

En las calles, muchos observaban a la rubia y el pelinegro, susurrando cosas como: "Ésa es la que dicen que será la futura esposa del chico Nara", "Si eso llegara a ocurrir, las dos aldeas saldrían beneficiadas", "Un matrimonio por intereses políticos".

Éso dejó rígidos a los dos shinobis. No tanto porque la gente hablara a sus espaldas, si no, que estuvieran planeando sus futuros.

Sí, su relación se había vuelto mucho más cercana y se sentían atraídos mutuamente, pero aún no llegaban al punto de verse casados. 

—Es una locura. –se decía a sí mismo el chico, alejando esa loca idea de su mente– Pero, pensándolo bien, tampoco es tan…¡Diablos! ¿qué es lo que estoy pensando? 

Bufó.

—¡Shikamaru!

Una muchacha de largo cabello rubio y ojos aguamarina se acercaba a ellos.

—Oh, Temari-san, ¿has venido a ver a Shikamaru? -preguntó con una sonrisa malvada. Tenía ganas de molestar un poco a su compañero de equipo. 

-—¡Por supuesto que no! -comentó fastidiada- ¿Por qué todos tienen que emparejarme con el bebé llorón?

Dando fuertes pisadas, salió del lugar sin darse cuenta de que había dejado caer un objeto…uno muy valioso para ella. 

El pelinegro lo tomó entre sus manos, y lo observó de manera interrogante.

—Parece ser un libro de notas. -comentó a su compañera de equipo- Iré a entregárselo, nos vemos luego Ino.

Y siguió el camino hasta llegar al hostal donde residía Temari el tiempo que estaba en la aldea. Iba a golpear la puerta, pero la curiosidad sobre el pequeño libro era más fuerte.

—No pasará nada si leo una página o dos, ¿verdad? 

Hola guapas y guapos! Ésta es mi primera historia -ya que lo otro es un oneshot Naruhina- y ojalá les guste.

Tengo dos puntos a aclarar:

1) La historia se encuentra después de la boda de Naruto y Hinata.

2) Ésta es la primera vez que escribo un fanfic, debido a eso es que es bastante corto c:

Una vez más, gracias por leer, Besos!

La Problemática. (Shikatema) [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora