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Crawford Collins || Eres única

— Crawford... ¡Para! — gritó entre risas.

— No, tu misma has elegido el castigo — contesté sonriente y seguí haciéndole cosquillas.

— Por favor y-ya para que me h-haré del baño — pidió mientras salían lágrimas de sus ojos.

— Pararé si me das un beso — dije entre en broma y en serio.

Me observó durante unos segundos y negó con la cabeza.

— ¿No? Vale, entonces seguiré... — iba a hacerle cosquillas nuevamente cuando sonó el timbre de la puerta.

— Yo voy — se levantó rápidamente y fue a abrir.

Segundos después regreso con dos cajas de pizza.

— ¿Dos? — pregunté elevando mis cejas.

Me miró como si hubiese dicho una barbaridad.

— Claro, una para ti — habló mientras me pasaba una de las cajas —. Y otra para mi. ¿Acaso creías que solo pediría una para ambos? — preguntó mientras se sentaba en el sillón, a un lado de mí.

— La verdad es que sí — le contesté sonriente.

— Que mal me conoces Collins. Si alguien nos viera no creería que somos novios — dijo divertida.

Comenzamos a comer mientras hablábamos de cosas sin sentido.

— Me encanta. Si pudiera me casaría con esta pizza — habló seriamente y le dio una mordida a la rebanada.

Me reí de su inesperado comentario y me quedé observándola.

— ¿Qué? — habló mientras tomaba otra rebanada —. ¿Acaso tengo algo en la cara? — preguntó divertida.

— Te amo — le dije cariñosamente.

Ella empezó a atragantarse con la pizza, y le pasé un vaso de agua mientras me reía de la situación.

Bebió lentamente el agua y dejo el vaso sobre la pequeña mesa.

— ¿Qué has dicho? — me preguntó algo sonrojada.

— Te amo — le dije nuevamente —. Desde que te conocí sentí una fuerte atracción por ti, atracción que se convirtió en algo más. Algo que ya no puedo ocultar.
> Me enamoré de tu personalidad, de tus cambios de humor, de tu manera de pensar. Me enamoré de ti.
Nat, eres única y me gustaría pasar mucho tiempo a tu lado.

Quedó en shock con mi declaración, y no era la única, yo también estaba algo sorprendido con mis repentinas palabras.

— Yo también te amo Crawford — habló después de unos segundos que me parecieron eternos —. Y también me encantaría tenerte un buen tiempo — acabó guiñándome un ojo, para después besarme.