Capítulo 1.

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Me recogí el cabello y arreglé el escote negro que estaba usando.

Estaba a punto de entrar a una de estas tontas y exóticas "reuniones" que hacíamos para pasar el rato. Era un club privado. Conocía muy bien todo tipo de lugares como estos pero era la primera vez que entraría a un club ruso, y solo había venido porque Liam estaba aquí.

Lo mejor de todo es que venía por mí misma, sola, sin compañía de nadie porque no necesitaba de alguien más. Si iba a ver a Liam Payne muerto sería porque yo haría que perdiera la vida, yo y nadie más.

Me bajé del auto y lo aseguré. Bajé un poco mi escote y miré mi muñeca, siempre usaba el dije de la mariposa negra que alguna vez Harry me regaló, hacía que sintiera que él siempre estaba conmigo.

Di pasos largos hasta llegar a la puerta. Había un guardia cruzado de brazos con esa típica mirada que a cualquiera intimida, pero a mí no. Me paré al frente de él y suspiré, no sabía ni una maldita palabra en ruso, así que sonreí apretando los labios y él miró a otra parte.

Bien, entonces las cosas van a estar algo extremas.

—Querido, no quería hacer esto pero estás interponiéndote en caminosusurré y él me miró sin comprender.

Busqué en mi bolso y saqué lo que por fuera parecía un labial, así que él no sospechó. Lo destapé y encajé la aguja en su brazo. Era un tranquilizante para elefantes, por más tonto que parezca es muy efectivo y rápido.

El hombre comenzó a desplomarse en el suelo susurrando un sin fin de cosas que no entendía ni una mierda.
Cuando por fin cerró los ojos sonreí y me abrí paso entrando al lugar.

El increíblemente olor a cigarrillo me inundó por completo. En el aire podía detectar casi todo tipo de bebidas fuertes, olía a tequila y vodka en abundancia, esto era genial.

No hablaba ni un poco de ruso así que mi sonrisa era lo único con lo cual podría hacerme ver como una de ellos. Aunque a decir verdad mi atuendo era algo cubierto a comparación de las chicas que estaban por todas partes dejándose tocar por hombres.

Me era difícil caminar sin chocar con alguien aquí, todos estaban demasiado drogados, somnolientos y pasados de alcohol que con solo tocarlos caían al suelo. Un hombre chocó conmigo y me tambaleé pero sentí unos brazos sostenerme.

Arrebaté sus brazos de mi y lo empujé, parecía un maldito millonario pedófilo, y lo gracioso es que estaba en lo cierto. Todos son así, todos, no hay ninguno que no guste de menores y las obliguen a tener relaciones. Las drogan, secuestran y compran como si fueran juguetes.

Me alejé de allí y miré unas escaleras que dirigían a la parte alta del club, podía ver a todos los que estaban ahí arriba, era solo un apartado más.

Subiría hasta allí para poder buscar a Liam con mayor visión. Lo haría caer al maldito.

Subí las escaleras pero tan solo me quedé a la mitad cuando un tipo me cogió de la cintura y me atrajo hacia él. Me dijo algo pero no lo entendí en lo absoluto y luego intentó besarme pero le di un golpe en sus partes bajas dejándolo retorciéndose de dolor.

Me arreglé la ropa y seguí subiendo el resto de escalones que me quedaban.
Sentí mi bolso vibrar y rodé los ojos, seguro que es el estúpido de Mike. Él era el encargado de la localización de Liam, además lo consideraba mi compañero confiable. Él me ayudó y me entrenó para esto, pero no estaba aquí, le había dejado claro que vendría yo sola.

Siempre fuiste tú. «H.S.»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora