Prisionero entre las Sombras ©

2.7-No me importa, solo tú

Doy unos cuantos pasos hacia atrás, parpadeo y trago saliva tratando de entender esto.

—¿Casada?—repetí sin estar seguro de haber escuchado bien.

—lo siento—dice tartamudeando.

—maldición Anastasia, joder. ¿porque no me lo contaste antes de que las cosas se nos fueran de la mano—aprieto loa nudillos de la rabia.

—trate...yo...creí haber...

—¿Creíste haber qué..?—lloraba sin control y las palabras no salían de sus labios, en un instante un gesto inexpresivo apareció, abrió los ojos como dos órbitas y supe que tenía que acercarme, en ese momento su cuerpo se desplomo en mis brazos. Cientos de palabras se añadían en mi mente, para tratar de comprender lo que ocurre.

—¿Ana? Preciosa, contestame por favor—le doy varias palmadas en el rostro y a los pocos minutos reacciona, aliviando mi preocupación.

—lo siento...

—no, no Anastasia. Si vuelves a decir lo siento te juro que exploto. No te gustaría ver al Christian Grey Intimidante, ¿o si?—le provocó una sonrisa pequeña.

Niega con un gesto.

—dejame hacer algo...—la ayudo a sentarse, mientras acomodo las almohadas contra el respaldar y recargo su cuerpo sobre las mismas, rodeo la cama y me siento al lado de ella.

—¿Que haces?

—estare a tu lado hasta que te encuentres mejor y decidas hablar conmigo, mientras tanto...—giro hacia el mesón y tomó el control remoto de la televisión.

—pero estarás aburrido, además son vacaciones. Sal con tus hermanos.

—no, ya lo he decidido y no cambiare de opinión Steele. Seré como la goma de mascar atorada en tu zapato, también ya te lo he dicho y menos ahora que le perteneces a alguien.

—¿Como? ¿Porque?

—porque nadie me quita lo que me pertenece, yo siempre gano. No importa lo que digas y te lo repetiré... eres mi luz—mi hermosa Ana se gira hacia mi y sonríe placentera de mis palabras. No puedo negar que eso me prende, así que...sólo un beso, sin excederse.

-—pero aún estoy enfadado...

—lo se—baja la mirada.

—¿te gustan las películas de terror?-cambio de tema, tengo una idea.

Ladea la cabeza, frunce el ceño aturullada.

—¿porque?

—responde, ¿si o no?-hunde la mirada desconcertada.

—no, me dan mucho miedo.

—bien...-alzo mi brazo sobre su cabeza y me recargo sobre su nuca, le doy un empujón suave para atraerla a mi.-porque el especial de esta noche es un maratón de películas de terror—parpadeo y ella traga saliva. Por su cara se ve que no le gusta nada la idea- será un pequeño castigo...

—¿eh?—me observa con los ojos bien abiertos.

—así es señorita...

Se cierne el silencio...

—oh mira, la primera es "El Exorcista"—giro y aún me esta mirando cínicamente.

—¿Que pasa?

—no esta tan mal...—suelta un jadeo y se muerde el labio. Joder.

—¿Como?—pregunto atragantado con mi propia saliva.