29. No todo es color de rosa.

15.7K 686 51
                                    

Capítulo veintinueve.

10.15 am. Día 20.

Observo a Harry dormir profundamente sobre mi pecho, su brazo rodea mi cintura.
Estoy tan desnuda como el y comienzo a descubrir que me gusta estar así, juntos. Sentir su piel sobre la mía es una sensación incomparable.
Paso mis dedos por su cabello y beso su frente, el empieza a despertar.

—Buenos días —digo y el sonríe.

—Despertando así son mucho más que buenos. —le devuelvo la sonrisa y sigo repartiéndole besos.

Se posiciona encima de mi y me observa. Intento cubrir con la sabana mi cuerpo desnudo pero el me la quita de las manos.

—Conozco cada rincón de tu cuerpo, Charlie —dice con una voz ronca que me pone los pelos de punta.

Me da un beso en la mejilla, baja hacia mi cuello y me estremezco. Sigue por mi pecho. Sus labios hacen un camino por mi abdomen, bajando hacia mi pubis, mi espalda se arquea.

El teléfono suena.

—Puede esperar —dice y sigue besando mi cuerpo.

—Pueden ser mis padres.

—Llámalos mas tarde y diles que salimos a desayunar.

No puedo responder porque atrapa mi zona íntima y lo único que consigo es aferrarme a la sabanas y gemir su nombre.

—Así me gusta —sonríe.

12.30 pm.

Estaba realmente hambrienta. Cuando terminamos el rico almuerzo que Harry había preparado ayudé a levantar la mesa y limpiar todo lo que utilizamos.

—Debo ir a hacer unas cosas, ¿Nos vemos luego? —dice tomando un cuaderno y las llaves.

—Si...está bien —contesto algo ¿desilusionada?

Creí que su último día lo pasaríamos juntos.

—Te veo más tarde, te quiero —besa mi frente y le sonrío.

Escucho que cierra la puerta y me dejo caer en el sillón, aburrida.
Tomo mi celular y les pregunto a las chicas si quieren ir al centro comercial a pasar el rato. Hacía mucho que no salíamos nosotras solas y extrañaba estar con ellas.
Para mi suerte, contestan que si, y que en veinte minutos pasarían por mi. Sonrío.
Subo a mi cuarto y me doy una ducha rápida, elijo algo lindo que ponerme y me coloco corrector para disimular las bolsas debajo de mis ojos por la falta de sueño.
Estoy buscando las llaves cuando escucho que mis amigas han llegado, beso la trompa de Woody y salgo corriendo.

—¡Hola! —digo subiéndome al coche de Lou.

—¡Hola!

—¿Dónde está tu niñero? —pregunta All.

—Yo... No sé. Da igual.

—Eso no suena bien.

—Era su último día aquí, creí que lo aprovecharíamos. Pero tenía cosas que hacer.

—¿Que tipo de cosas?

—No lo sé.

—Bueno, ¡Cambia esa cara que vamos de compras! —dice Lou y me río.

Estaciona el coche en el lugar más cercano a la entrada, por lo que caminamos poco.
Una vez dentro nos distraemos viendo tiendas, ropa, marcas, comparando precios. Ally y Louise me obligan a entrar en cada una y se que lo hacen para despejarme, por un momento funciona.
Llegamos a un lugar que vende ropa interior, algo que sinceramente me hace falta, de sólo pensar los conjuntos que ha tenido que ver Harry me dan ganas de reírme. O llorar.
Mis amigas me ayudan a elegir algo más "sexy". Y en otro momento la idea me hubiera entusiasmado, pero siendo honesta no me imagino usándolos con alguien que no sea Harry.
Quiero convencerme de que eso no importa, que debo usarlos para mi misma, y termino comprando tres conjuntos, en negro, blanco y rojo. Los tres colores "que no pueden faltar", repitiendo las palabras de mis amigas.
Para las cuatro de la tarde, nuestros estómagos rugen y decidimos ir a comer algo en el patio de comidas.

—¡Pizza! —grita Ally y nosotras la seguimos negando con la cabeza.

Nos sentamos en una de las mesas y Louise va a hacer nuestro pedido al mostrador. Le entregan un aparato que emite vibración y luces cuando la comida está lista, y vuelve a sentarse con nosotras mientras esperamos.

—Char —me dice Louise con ojos preocupados.

Frunzo el ceño. Ella no dice nada, entonces sigo su mirada, y los veo. Harry y Pilar están sentados en una mesa, a unos metros de nosotras, los platos encima de ella están vacíos y a ellos parece no importarles, se han quedado hablando.

—Vamos a casa —me dice.

Habíamos hablado de hipotéticas escenas cómo estás muchas veces. Ellas siempre me decían que, si encontraba a Jason con otra, nunca debía rebajarme, ni acercarme a montar un escándalo innecesario delante de todos. "Tu solo hazle saber que lo viste, eso bastará para que quiera desaparecer" afirmaban. 

—Solo espérenme un minuto.

Ambas me miran interrogantes, pero me dan mi espacio y permanecen en sus lugares. Atentas a mis acciones por si deben intervenir a salvar mi dignidad.
Voy hacia el mostrador y pago dos bebidas. Le pregunto, amablemente, al chico que me atiende si puede alcanzarla a una mesa por mi. El asiente y yo vuelvo a la mía. Las chicas sonríen y sé que esperan con ansias ver su cara.
Pilar está muy ocupada hablando por teléfono, así qué no escucha cuando Harry le dice al empleado que no ha pedido nada. Lo siguiente que ocurre parece una escena sacada de una telenovela barata, el chico señala nuestra mesa y yo espero que el me vea, mi rostro no expresa ninguna emoción.
Su cara se transforma y cualquier resto de sonrisa se esfuma cuando lo hace.

Me pongo de pie y decidimos llevar la pizza a casa. Como una idiota pienso que Harry va a correr hacia a mi e intentar darme una buena excusa acerca de porque está con ella en lugar de estar conmigo este día. Pero no. El se queda en su mesa.

Las reglas de la casaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora