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POV's Eileen Stark
Ya había llegado de la escuela, de hecho ya era de noche, para ser exactos ya eran las 12:50 y me encontraba con mi adorable pijama.
Ufff, había sido un día muy largo, por suerte mis compañeros me recibieron muy bien, en su mayoría todos fueron muy agradables, claro que no todos, porque no siempre podías agradarle a todo mundo, pero eso no era de gran relevancia, así que diremos que fue un día 9/10.
Sobre todo en la mañana, cuando a mis mejores amigos, alias "las desgracias con patas", se les ocurrió despertarme con un sartenazo en la cabeza. Si, ni siquiera se tomaron la molestia de despertarme con el ruido del sartén, no, ellos me dieron literalmente de sartenazos cuando dormía como una princesa, lo que me provocó obviamente, una jaqueca el resto que quedó de mañana.
Hablando de mi día y lo hermoso que había comenzado (activando sarcasmo supremo), había conversado con mi madre sobre su romance con el profesor, ella me había confesado que hace tres años que andaban con algo, pero que solo hace cuatro meses que estaban saliendo de verdad.
Si se preguntan como me he tomado esto, pues no sé, era un completo desastre al conocer mis propios sentimientos.
Me molestaba que papá y mamá tuvieran sus parejas respectivas, porque en parte aunque lo negara, siempre había querido que ellos regresarán. Ahora, con cada año pasando, eso me parecía cada vez más un sueño tonto e infantil. Sé que tenían derecho a rehacer sus vidas, que debían avanzar, pero maldición, como me costaba hacerle entender a mi terca cabeza.
-Estas fastidiada-me dijo papá sacándome de mis pensamientos. Y no, no lo pregunto si no que lo confirmó bastante convencido-. Estas muy fastidiada, ¿qué pasó cariño?-.
-Nada, papá. No pasa nada-me mordí el dedo meñique y mi mandíbula tembló levemente mientras lo hacía. Era cosa de haber visto ese movimiento tembloroso para saber que mentía-. ¿Qué?-le pregunte algo a la defensiva cuando él levantó una ceja, cerró un ojo y me miró como si echara mentiras, diablos, me puso la mirada-.
-Tu dedo dice lo contrario-mi papá levantó la otra ceja, yo me reí un poco, se veía gracioso con esa cara-. Ves cariño...-me apuntó con su mano en forma de pistola-, ya no estas fastidiada-.
Yo me puse seria otra vez tratando de molestarlo, pero la sonrisa salió de mi sin dudarlo. Él se empezó a reír orgulloso de si mismo.
-Odio no poder estar enojada cuando estas cerca-le dije arrugando la nariz, y es que era cierto, él siempre lograba hacerme reír o sonreír con sus cosas, por más bobas que fueran. Papá tenía un don increíble para animar las cosas-.
-Es un don, que puedo decirte, bebé-y tal parecía que también leía mentes-. ¿Me dirás porqué?-yo lo miré un segundo sin convencerme del todo de decirle, le digo ¿o no?-. Oh, por favor, vamos "pequeña niña panda"-.
Yo le miré "mal" ante el apodo dado por mi super mega sensual pijama de panda que él me había regalado hace dos años atrás, era un pijama de panda con gorro y de polar.
-No es nada. En serio papá, no es nada importante. Mejor hablemos de algo, tenemos muchas cosas que contarnos-papá que había estado parado preparándose un trago, al fin se acercó a mí, y se sentó a mi lado en el enorme y negro sofá-. Ya sabes, cosas de padre e hija-susurré para darle dramatismo, y claro, cambiar rápidamente del tema anterior-.
Papá se removió un poco incómodo. Yo lo mire extrañada ante su actitud.
-¿Es sobre un chico, verdad?-papá se remango las mangas como si fuera a pegarle a alguien, luego aclaró la garganta y subió el mentón mientras se rascaba la barbilla. Se veía realmente chistoso con esa pose de "hombre serio". Creo que mejor le sigo el juego solo para molestarlo un poco-. ¿A quién debo matar?-.
-No es de por aquí...-le dije lo más inocente que pude, él tomó aire y luego lo botó con dramatismo-.
-¿Y bien?-se puso más serio-. ¿Cómo se llama? ¿De cuándo lo conoces?-yo no lo resistí más, y me comencé a reír muy fuerte-. No es gracioso Eileen, es un tema serio...¿de qué te ríes tanto?-me preguntó ya un poco fastidiado-.
Comencé a reírme más, papá solo optó por pararse del sofá.
-¿Lo conozco?-lo miré directamente, y mi cara comenzó a arder, me había reído tanto que me comenzó a faltar el aire, creo que esto lo hará ver peor, papá lo interpretaría muy mal-. ¡En serio que te gusta! Ya pues, dime, tengo curiosidad-esta vez no pude seguir la broma, la risa me volvió a ganar-.
-Eh papá, que no es lo que parece, si...-papá tragó saliva y me interrumpió poniendo una cara épica-.
-Creo que tendré que darte la charla de la flor y la abejita, tal y como me la enseñaron a mi-yo negué divertida-. Permíteme explicarte, cuando un abejito quiere mucho a un abejita, este le regala su semillita-.
Dijo mi papá explicándome con sus manos, simulando una abejita que iba a juntarse con otra.
-¿Me vas a dar la charla?-creo que mejor lo detengo ahora, hace mucho que mamá me había dado la charla, además, Thom y Julieta se habían encargado de traumarme hace unos años atrás con información que nunca pedí, no quería más charla-. Tranquilo papá, no es necesario, mamá ya me la dio. Además, no era eso de lo que quería hablar, solo estaba bromeando, aún no hay ningún chico en mi vida, cuando eso pase te lo diré-.
Papá puso su mano en su pecho y suspiro aliviado. Drama queen activado.
-Cuéntame mejor que hiciste en India-yo asentí ante su petición-.
-De hecho, es de lo que quería que habláramos-papá volvió a sentarse, esta vez en pose de indio, abrió bien los ojos y puso las manos en su mentón, como diciendo: "Te pongo atención". Yo rodé los ojos, él era tan especial, lo adoraba-.
-Te escucho mi "pequeña niña panda", que le da sustos de muerte a su padre. Sabes lo mucho que me gusta escucharte-lo miré con cariño. Él levantó sus manos y me dejó proseguir-.
