Patrick no podía creer que lo había logrado. Sus manos tenían un imperceptible temblor, pero él lo sentía, siempre aparecía cuando no podía contener tanta felicidad o nerviosismo o un poco de ambos.
Fue enfocado por una cámara de video. En otras situaciones le hubiera dado un puñetazo a quién había osado a hacer semejante acercamiento — Henos aquí — Dijo quién sostenía la cámara — Patrick Smith —Alargando deliberadamente su nombre y poniéndole un poco de dramatismo.
—Baja esa cámara...
— ¡Oh! Vamos, sólo unas preguntas rápidas. Todos tendremos que someternos a este ritual y lo sabes.
El aludido no tuvo más remedio que acceder. Se sentaron bajo un enorme roble mientras veía a lo lejos las decenas de familias juntas — Acabemos con esto.
—Nombre.
—Tú sabes mi nombre. Acabas de decirlo.
—Nombre — Insistió con voz autoritaria.
Sabía que de nada servía llevar la contraria — Patrick, Patrick Smith.
—A ver, un pequeño acercamiento a ése bebé.
—No voy a mostrarte mi pene — La cámara se desenfocó un segundo y sólo se logró ver una mano dándole un golpe en el hombro a Patrick —. Ok, ok, vamos en serio — Dijo bufando. Tomó su diploma, con mucho orgullo y sonrió mientras dejaba que lo filmaran.
— ¿Carrera a la cual has sobrevivido?
—Arquitectura.
— ¡Excelente! ¿Día más feliz dentro de la vida universitaria?
— ¿Bromeas? ¡Éste! Soy libre al fin.
Una risa jovial retumbó de las dos partes — ¿Qué es lo que más extrañarás?
El chico cambió su semblante un segundo mientras recorría con la mirada el lugar —Supongo que todo...
— ¿Ya nos estamos poniendo sentimentales?
— ¡Bah! No soy de ese tipo.
—Claro...
—Siguiente pregunta, antes que cambie de opinión — Espetó alzando una poblada ceja. Tan alto que se perdía entre los rizos negros que caían sobre la frente.
— ¿Qué has aprendido en estos cinco años y medio?
—Que los baños de la universidad son buenos moteles — Dijo con una sonrisa maliciosa dejando a ver una chispa de picardía en aquellos vivaces ojos verdes — ¡Oh! Y que soy capaz de no dormir por cinco días seguidos.
—Claro al sexto te desmayas...
—Estás probando mi paciencia.
—Ok, ok. ¿Materia favorita?
—Análisis histórico.
— ¿Materia más odiada?
—Mate dos. Una pesadilla completa.
— ¿Alguien que estés agradecido de haber conocido?
—Mi gato niebla.
— ¡En serio!
—Oye, amo al gato. No es mi culpa.
—Ok. ¿El día que cambiarías si pudieras?
Patrick empezó a juguetear con uno de sus rizos como era costumbre cuando se pensaba una respuesta — Esa es fácil — Respondió con una sonrisilla de lado mirando fijo a la cámara —. El día en que conocí a Neil Evans.
YOU ARE READING
Los títeres rebeldes
RomanceCuando Patrick entró a la renombrada Universidad de Gastrell creyó que lo más difícil había sido superado, nadie le advirtió que sería en Gastrell donde tendría que enfrentarse a horribles horarios, mensualidades exorbitantes, pocas horas de sueño...