A Penguin and a Worm // Lashton

#16

Busqué desesperadamente entre las estanterías los malditos cereales de azúcar de la marca que había especificado Ashton en la lista.
"Que demonios"pensé, cogí unos al azar y me dirigí a todo correr a la caja, orgulloso de ser el ganador de la apuesta.
Doblé la esquina e inmediatamente mi orgullo se desinfló, convirtiéndose en vergüenza al ver a mi rizado amigo sonriente junto a la caja para pagar nuestras compras.
-¿¡Cómo has podido llegar antes?!- exclamé.
-Conozco este sitio como si fuera mi propia casa, te lo dije.
Resoplé mientras colocaba los alimentos en la banda, para que pudiesen llegar al dependiente.
-¿De verdad tengo que subir desnudo las escaleras?
-Pues claramente, sí. Hicimos una apuesta, ¿recuerdas?
Tras pagar la compra, metimos los artículos en bolsas y los llevamos a cuestas hacia el coche, resbalándonos de vez en cuando con el hielo que se había formado sobre la calzada.
-Hostia- se me escapó al recordar.
-¿Qué pasa?- preguntó Ashton dejando la última bolsa en el maletero.
-El recado de Sam.
-Oh.
Nos quedamos mirando sin decir nada.
-¿No vas a ir a por ellos?- me preguntó.
-¿Qué?
Resopló.
-Yo no tengo ni idea de estas cosas, luke- se quejó.
-¿Y te crees que yo si?
-Bueno, venga- dijo cerrando el maletero de un sonoro portazo- cuanto antes terminemos, mejor.
Volvimos al interior del supermercado y el dependiente nos dirigió una mirada cansada, probablemente maldiciéndonos y rezando para que no hagamos ninguna carrera.
Fuimos directamente a la sección de higiene personal, y me sentí aún más confuso cuando contemplé la amplia estantería con millones y millones de clases diferentes de tampones.
-Estoy perdido- dijo Ashton.
Una chica veinteañera que pasaba por allí nos miró de forma extraña, como diciendo "¿qué demonios estarán haciendo?". La ignoramos y cogí una caja bastante grande.
-¿Le cogemos estos?
Mi compañero entrecerró sus ojos y acercó su cara, adoptando una expresión pensativa.
-Ahí pone...que es el tamaño más grande.
Flujo regular.
-¿Y...?
-Bueno...Los grandes serán para mujeres... no vírgenes, ¿verdad?
Su razonamiento no tenía mucho sentido, pero pensándolo bien, podría ser cierto.
-Piénsalo bien, es de sentido común.
-Vale, cojamos este- miré el precio en el borde de la estantería- ¿Pero qué cojones...- empecé a decir- ¿Las mujeres tienen que gastarse tanto dinero todos los meses?
-Qué horror... Pobrecitas. Bueno, y pobrecito tú, Luke.
-¿Yo?
-No seas tonto, cuando te llega cambias de humor constantemente, se te nota a la legua.
-Eres idiota, Gusashton.
-Vale- rió- lo que sea, vamos a preguntar a esa chica a ver cuales usa ella- no me dio ningún segundo para detenerle- ¡Oye! ¿Tú cuáles compras?
Ella se giró con un tic en la ceja, dejando en el carrito un champú que previamente había elegido.
Se marchó empujando su carrito y con una risa contenida que estaba a punto de escapar.
-Idiota, eso no se pregunta- le regañé.
Se encogió de hombros, indiferente.
-Es algo natural.
-Venga, vamos a pagar.
Nos dirigimos a la caja y tras dar el dinero al dependiente, nos metimos en el coche.
-Me pregunto como funcionan estos chismes- se cuestionó Ashton a sí mismo.
Empezó a abrir la caja con algo de dificultad por su gran tamaño que le reducía el espacio donde podía mover sus brazos. Y yo no lo detuve, me picaba la curiosidad.
-Llevas cinco años con Brianna y no sabes como funciona un tampón.
Me miró con el ceño fruncido mientras sacaba uno de ellos de la caja.
-Nunca me he puesto a mirar mientras se colocaba uno, Lucas.
Reí observando atentamente como retiraba el plástico dejando ver una especie de... ¿Cilindro raro? Ashton colocó sus dedos como si fuera el émbolo de una jeringuilla.
-¿Se supone que hay que empujAAAAH!!- gritamos a la vez, horrorizados cuando una especie de algodón salió disparado.
-¿Cómo pueden meterse esto por ahí?¡Qué terror!- exclamó.
No dije nada y arranqué el motor, mientras mi amigo seguía ensimismado con el tampón.
-Esto es muy grande, Luke.
-Pareces un niño.
-Me da pena Sam.
-Bueno. Es la naturaleza.
Seguimos charlando en el interior del coche, acomodados con la calefacción hasta llegar a casa.
-Que no se te olvide nuestra apuesta- me recordó.
-No voy a hacer eso.
-Lo harás.
-Piensa lo que quieras.
Llamé al timbre con el codo debido a que mis manos estaban ocupadas con las bolsas de comida. Unos segundos más tarde, Sam nos abrió con una expresión malhumorada.
-Hola- saludó Ashton.
Nuestra amiga gruñó y cerró detrás nuestra. -¿Los has traído?- se dirigió al rizado
-Sí- respondió mientras sacaba la caja y se la entregaba.
Las facciones de la cara se le oscurecieron, y pude notar que algo no iba bien.
-¿Cuántos años creeis que tengo, idiotas?
-¿Veinte?- me atreví.
-¿Y por que cojones me compráis estos?
-Según Ashton, las que no sois vi- me lanzó la caja a la cara y mi compañero se rió de mí.
-Estúpidos, ¡id a comprar los pequeños!
Fruncí el ceño pero inmediatamente ambos dejamos las bolsas y nos dirigimos de nuevo hacia la puerta, tras la mirada que nos dirigió Sam, en la que pude verme a mi mismo ardiendo en el infierno.
-Que chica más rara- dijo Ashton mientras entrábamos por millonésima vez en el coche.
-Ni que lo digas.
-Bueno, supongo que tendrás que acostumbrarte- el tono de voz de mi amigo ya no era tan irritante y estúpido como antes, del que hacía uso para bromear.
-¿A se te refieres?- arranqué y salí del aparcamiento algo incómodo.
-Bueno, si vas a salir con Sam, tendrás que aceptarla ¿no?
-¿Qué?- repasé mentalmente el transcurso de todo lo ocurrido, buscando el momento en el que dije eso- no, no- le corregí- yo nunca he insinuado eso.
Le miré un breve instante mientras esperaba a que el semáforo cambiase de color.
-Es lo que has dado a entender.
Pensé unos segundos las palabras que me disponía a decir, pero de mi boca salieron frases sin sentido que no había planeado.
-No me gusta en ese sentido. Digo...No me gusta- traté de salir de aquel lío, pero decidí dejarlo, si algo salía mal, Sam sería mi excusa- el caso es que hay otra persona. Pero no me gusta. Bueno, en realidad no. Es decir sí. Me estoy liando yo solo- dije finalmente, mientras me abofeteaba a mí mismo en mi imaginación.
-Sí, Luke. Te estás liando tu solo. Explícate, anda.
Respiré y apreté el volante con fuerza "¿por qué habré abierto la boca?"
-Básicamente estoy en una lucha interna.
"Mierda, Luke ¿por qué mientes? Sam no te gusta"
-Entre Sam y...
Dejó la última palabra en el aire para que yo fuera el que la dijese.
-No, ni hablar- dije mientras me ponía rojo hasta las orejas.
-Venga Luke, no seas así- me suplicó con voz de niño pequeño.
-Déjalo. Mejor habría estado callado.
-¿Qué hablas, tú? No seas idiota.
No dije nada, tratando de que olvidase el tema pero no fue así.
-Por favor Luke, dime quién es. O por lo menos cómo es. Confía en mí, puedo ayudarte. ¿Por qué letra empieza?¿Es guapa?¿Hace cuánto que te gusta?¿Por qué no te declaras a ella?¿No te corresponde? Si me dijeras quién es podría averiguarlo- entramos de nuevo en el supermercado mientras seguía vomitándome preguntas estúpidas- ¿Lo sabe alguien más?¿Conoces a su familia?¿Tiene buen gusto en películas?¿Y en música? Venga Luke, cuéntamelo, cuéntamelo, cuéntamelo.
-Cállate, cotorro- le grazné llevando mi mano a la frente.
Cogimos lo que nos pidió Sam, esta vez guiados por ella a través de una conversación telefónica, mientras Ashton seguía hablando solo.
-Dile al gilipollas de Ashton que se calle. Tengo un constante murmullo de fondo que me pone de los nervios- me espetó la chica.
-Dice que te calles- le transmití el mensaje que me había dado para Ashton.
Me hizo caso hasta que colgué pero luego volvió a la carga.
-Ashton. Ya vale. No voy a decírtelo, no tengo la confianza que necesito contigo. Además es algo privado, y no te incumbe- me di cuenta de que soné demasiado duro con él, e inmediatamente me arrepentí de dirigirme de esa manera a mi amigo, pero no dije nada, él se lo había buscado. Aunque sentía una punzada de culpabilidad en el pecho.
En el coche no habló nada y se quedó mirando por la ventana durante todo el trayecto, haciéndome sentir aún peor.
"Perfecto Luke, en vez de decirle que te gusta, le dices que se calle"