Siento llamarte Jongdae... ❀ {Xiuchen/Chenmin}

Capítulo 23: Él ya no te ama

Las palabras de Minseok se hicieron promesa, no volvió a separarse de Jongdae. Aunque tuvieron que explicar algunas cosas, por ejemplo cuando Sooyeon vio el magullado rostro de su hijo y casi la da un infarto, o cuando tuvieron que tranquilizar a la madre de Minseok, Yangmi, después de que esta no durmiese la noche anterior debido a la preocupación de que su hijo —quién no había salido de casa en todo un mes— pasase la noche fuera. Aunque eso sí, excluyendo ciertas partes que preferían que quedasen entre ellos.

Por otra parte, la felicidad de los chicos de volver a ver al pelirrojo era incomparable, sobretodo la de Luhan, el rubio prácticamente se lanzó sobre él para luego casi dejarle sin respiración con un fuerte abrazo. También Minseok y Yangmi habían explicado y hablado de la situación de Minseok y este fue readmitido en el instituto —puesto que debería de estar en Estados Unidos—, aunque obviamente tuvo que contar con mucha ayuda de profesores y compañeros para recuperar todas las asignaturas atrasadas.

Sin embargo, aunque parecía que todo había vuelto a la normalidad, las cosas entre Minseok y Jongdae no habían vuelto a ser las mismas. Aunque el de mejillas abultadas había explicado que se le rompió el móvil y por eso no respondía todos aquellos mensajes, Jongdae sabía que lo que había contado no era ni un cuarto de lo que había pasado realmente, y le dolía demasiado que no confiase en él.

Por otro lado, el corazón de Minseok acumulaba un lío de sentimientos, todavía amaba a Jongdae, lo amaba con todo su ser, pero este rechazaba cualquier tipo de muestra de afecto por parte suya y, aunque fingiese que no le afectaba, en el fondo le dolía demasiado. También quería contarle todo a Jongdae, pero... ¿Qué pensaba contarle si ni él mismo tenía las ideas claras?

Todo iba a ser más difícil de lo que él creía...

—Minseok, ¿me escuchas? —preguntó Jongdae al ver que este no apartaba la vista del "bosque" que había detrás del instituto. En principio pensó que debía de ocurrir algo interesante donde miraba, pero en realidad el pelirrojo tenía la vista perdida en la nada. Se encontraban en el instituto, ya habían terminado las clases y ambos esperaban sentados en el suelo a un amigo del moreno, quien se había ofrecido a llevar a los dos a casa.

Al escuchar aquello, el chico reaccionó y desvió su vista para encontrarse con el rostro de Jongdae.

Y ahí estaba él, con una sonrisa ladeada, enamorándolo aún más sin saberlo. Y aunque tuviese el labio todavía partido, su sonrisa seguía siendo la más bonita que había visto. Sin duda, en todo aquel tiempo, su amor por el moreno no había desparecido ni un poco; sin embargo, la preocupación le invadió, ¿Jongdae seguiría todavía queriéndolo?

Es obvio que ya no te quiere, ni siquiera te dijo nunca que te quería.

Y en realidad tenía razón, el de sonrisa gatuna nunca le había dicho que le quería, ni si quiera sabía sin habían llegado a tener una relación seria.

Unas enormes ganas de empezar a llorar le atacaron: Jongdae y él no habían sido nada, y no iban a volver a serlo.

—¿Estás bien? —preguntó Chen preocupado. Minseok volvió a mirarle (en algún momento había apartado la vista), pero esta vez no había ninguna sonrisa en su rostro, su mirada se tornaba preocupada y aquello al más bajito le disgustó.

—¿Ah? Sí-sí, estoy bien —algo nervioso. No, no estaba bien, en esos momentos se aguantaba las ganas de llorar, y aquello se le estaba haciendo muy difícil al tener a Jongdae delante suyo, mirándole con sus oscuros ojos.

El de cabellos rojos no era bueno mintiendo, y lo sabían tanto él como Chen. No obstante, todas las esperanzas de que se lo creyese se desvanecieron cuando este último se acercó a él y colocó su mano en su frente, comprobando si su temperatura era la adecuada. Aquel acto le generó mariposas en el estómago —porque no, no había ninguna forma masculina de expresar todos aquellos sentimientos— y Minseok se vio obligado a desviar la vista, porque si no le daría un ataque al corazón.