Y aquí comienza la historia de mi hermano. Luego de lograr la estabilidad total en Londres y de investigar a no más poder respecto a la muerte de mi padre viajó a Nueva York, en donde con ayuda de sus contactos logró localizarme y vigilarme en el anonimato. Mientras manejaba la empresa y estudiaba.

Así había nacido el Señor Anónimo, que luego de un tiempo dejo de serlo. Ayudó en el asusto con Valerie y ahora nos ayudaba a ambos con las pocas cosas que le permitíamos.

Mi vida junto a la de Valerie estaban cambiando, tanto para ella como para mí todo era positivo y poco a poco aprendíamos a convivir juntos. Sin olvidar el pasado y manteniendo la esperanza de un buen futuro.

—Hola Jack —susurra en mi oído adormilada.

Mis pensamientos retrospectivos se interrumpen por el susurro de mi futura esposa y ahora solo tenía mis sentidos para ella.

—Buenos días amor —contesto sacándole una sonrisa.

Un nuevo día había comenzado con la hermosa su sonrisa. Un nuevo capítulo empieza a escribirse de esta hermosa historia.

—Hace cuanto estas despierto —pregunta mientras se acomoda en mi pecho.

—Lo suficiente para saber que roncas.

Sube su mirada y frunce el ceño, seguido de un puño en mi abdomen.

—Yo no ronco —replica.

—Auch, yo solo bromeaba, no debías ser brusca —digo mientras trato de sobar mi abdomen—. ¿Deseas algo de comer?

—A ti —contesta guiñando el ojo y causado en mí liberar una carcajada.

—Mejor levántate ya, debes llegar temprano a la universidad —me zafo de ella y le doy un beso en la frente antes de levantarme.

Ella chilla molesta contra la almohada y patalea. Dejando las cobijas sobre el suelo y su madurez cerca a la de una niña de cinco años. Me acerco a su oreja y susurro.

—Además anoche ha sido increíble y necesito reponer energías.

Su apetito ... No el de la comida convencional, era insaciable, sin embargo era algo que me encantaba. Me retiro de la habitación imaginando la sonrisa de Valerie al oír lo que le he dicho.

A los pocos minutos en la cocina oigo la ducha abrirse. Me tomo mi tiempo en preparar el desayuno tomando en cuenta el tiempo de Valerie en la ducha y en arreglarse para que no se enfriase el desayuno de ella.

No me iba a cansar de sus peleas, berrinches, celos y todo aquello que vivía junto a ella, que hacía que mis días fueran únicos al igual que mis noches... Vaya, no me había dado cuenta que ahora duraban un poco más.

—Campeón, si sigues pensando en Jodie, se nos quemara el desayuno —susurra en mi oído Valerie.

—No digas eso que... —me giro pero mis palabras son cortadas— ¡Wow!

El cuerpo de Valerie solo lo cubría la toalla, y aunque no dejara ver mucho, era algo muy sensual.

—Deja de mirar me así —dice ella—. Ya me has visto sin ... ya sabes, no deberías sorprenderte.

Tenía mucha razón, pero a pesar de que antes la haya visto sin menos, no dejaba de sorprenderme cada vez que veía su cuerpo descubierto.

—Lo sé, pero deja decirte algo, el gym te le ha hecho un gran cambio a tu cuerpo.

Entre las cosas que habían cambiado en nuestras vidas, una era ir al gym juntos. Era divertido, y más porque la competitividad de ambos hacia que el uno le quisiera ganar al otro y como siempre terminábamos agotados.

Cortes Unidos [Libro #2]Where stories live. Discover now