De teorías y chismes

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Había atrapado a Luna antes de que entrara a su clase, pero Davis ya había entrado. Le llamé por celular.

–Contesta, contesta, contesta.

Me mandó a buzón.

–Maldito –dije entre dientes.

–¿Qué es tan importante? –preguntó Luna.

La callé con la mirada y empecé a hacerle señas a Davis por la ventana, no quería interrumpir al profesor con mi entrada.

Después de un par de minutos me desesperé.

–Disculpe profe –entré fingiendo inocencia– ¿Me puede prestar a Davis unos minutos? Le prometo que volverá en seguida.

El profesor dudó un rato mientras todos en el salón me miraban con la pregunta en sus caras, incluido Davis.

–Hágalo rápido señorita.

Sonreí y me apuré a jalar a Davis afuera con Luna.

Los dos esperaron.

Sonreí y me aguanté el secreto unos segundos más, seguro a ellos los carcomía más saber que a mi decirlo.

–¿Y bien? –fue Luna la que no pudo aguantar más.

–Justo cuando pensé que nuestro chico Wes no podía darnos más información porque Rafael le vale un pepino, me sorprendió con un comentario que los va a dejar tan boquiabiertos como a mi. La verdad, no me lo esperaba.

La tensión se sentía en el aire.

–No esta 100% confirmado, pero estoy casi segura de que mi teoría es cierta.

–¿Vas a decirnos de una vez, o qué? –ahora fue Davis.

Puse la cara más seria que pude.

–Rafael estaba engañando a Connie.

Sus caras no cambiaron mucho.

–Bueno, eso ya lo sabíamos, digo estuvo contigo y supongo que con algu... –dijo Luna pero no pude evitar interrumpirla.

–Con Lana.

Sus reacciones ahora si fueron adecuadas. Davis abrió los ojos desmesuradamente y Luna la boca.

–¿Cómo?... Pero... Entonces... Dios –empezó a balbucear Luna.

–Eso explicaría su pánico cuando le hablaste –dijo Davis recuperándose del shock.

Asentí.

–Pero... ¿qué te dijo Wes? –preguntó Luna.

–Dijo que una vez escuchó que Rafael decía algo como "Kiona es mejor, pero al menos la pelirroja no me traicionó." –decidí saltarme la parte de la cama, no todo tenía que ser exacto y estoy segura de que a Davis lo incomodaría.

–¿Tú lo traicionaste? –preguntó Davis.

–No exactamente –dije insegura.

–Tina –dijo Luna como si eso fuera suficiente, y lo era.

–Era mi primer día y Tina iba conmigo en mi clase de dibujo, le pregunté de Rafael y ella sospechó y le conté cierta parte. Y pues, ahí valió queso.

Suspiré. Definitivamente tengo mala puntería. Tina era una chica dulce, amigable y conocía a todos. Súper social, bonita aunque no en exceso y con una imaginación lo suficientemente grande como para escribir tres novelas al día. Es su único defecto: ama los chismes. Nunca los crea, sin embargo, esparcirlos y agregarles detalles picantes es su especialidad.

Davis asintió. Todos conocían a Tina y sabían como era.

–No fue apropósito, Connie perdonó a Rafael, él tenía miedo de mirarme por la revancha que Connie tomó y... pues si.

Me encogí de hombros.

–Tina es una sospechosa, ¿verdad? –dijo Luna como si de repente tuviera una idea.

–No podemos creer todo lo que diga. Solo la mitad, o un cuarto –dije.

–Eso es cierto, pero si hay alguien que puede saber si lo de Lana y Rafael es verdad es ella.

–No lo creo, ya lo habría dicho al mundo –apuntó Davis.

–Pero ella se puede enterar, tiene una manera de sacar los secretos que me eriza la piel. Sobretodo si ya sabe cual es el secreto y solo quiere confirmarlo –dijo Luna.

Tenía razón, podía funcionar.

–Pero es peligroso –dije–. Digamos que acepta ayudarnos y le saca la verdad a Lana. No seremos los únicos en enterarnos, Tina no puede guardar un secreto. Y menos uno de esa magnitud.

Los tres nos quedamos en silencio pensando en una solución.

–¿Es probable que las gemelas sepan algo? –preguntó Davis.

Negué con la cabeza. Las gemelas eran fieles a Connie, no a Lana.

–No hay otra opción –dijo Luna.

Asentí.

–Tenemos que arriesgarnos.

Los tres asentimos y Davis estaba apunto de volver a su clase cuando lo tomé de la manga.

–Mañana tenemos una fiesta –dije sonriendo.

–No. No, no, no –dijo Luna más como súplica que decisión.

Davis suspiró resignado mientras Luna seguía.

–Por favor no, sabes que odio las fiestas y más cuando las brujas son las anfitrionas –la petición de Luna de no ir era inválida y hasta ella lo sabía.

–Tenemos que ir. Habrá alcohol y sabes que la gente es mucho más fácil de manipular bajo su influencia. Necesitamos sacarles a las gemelas toda la información posible y luego necesitamos hablar con Tina. Podremos seguir las demás entrevistas el lunes. A menos que Connie o Graham decidan aparecer.

Mis puntos tenían lógica y Luna lo sabía.

–Vamos, será divertido. Saliendo de clases vamos de compras tu y yo y nos arreglamos juntas, ¿vale?

Luna odiaba todo eso y yo no le podía decir no a una fiesta tan buena, todos me decían que era la mejor del año, pero sabía que era por el bien de nuestra investigación.

–Y a ti galán –dije mientras me acercaba a Davis–. Te quiero guapísimo (hazme sentir orgullosa) en mi departamento a las 8:00, ¿esta bien?

–La fiesta es a las 8, llegaremos tarde –comentó.

Me encogí de hombros.

–Nadie llega temprano y definitivamente no quiero ser la primera en llegar y estar con las gemelas a solas.

Nos pusimos de acuerdo y volvimos a clases, o al menos Davis lo hizo. Luna y yo empezamos a planear la estrategia del viernes.



Rebel BombshellWhere stories live. Discover now