13 Sospechosos

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–Empecemos con los hechos que ya sabe la policía –Luna se había puesto sus lentes y se veía bastante seria–. Tanto Connie como Graham tuvieron la oportunidad de poner el veneno en su termo.

–Muchos tuvieron la oportunidad de hacerlo, Luna. No porque Graham y Connie sean los más sospechosos significa que solo ellos pudieron hacerlo.

–¿Quiénes más?

–Todos sus compañeros de las dos primeras clases y cualquiera que estuviera presente en la cafetería a esa hora.

–Mierda. Esas son muchas personas.

–Se puede reducir la lista si revisamos las cámaras de seguridad y quien pudo haber tenido fácil acceso a la mochila donde estaba su termo.

–Kiona, ¿habías pensado ya en esto? –me peguntó Luna con la duda en la cara.

–Un poquito –sonreí– Y por eso le he pedido a Davis que venga.

Justo en el momento en el que lo dije, Davis entró a la cafetería con su típica mirada perdida y su peinado despeinado que no es esforzaba en crear, él realmente se levantaba así.

–¿Trajiste a tu crush nerd? –me dijo Luna poniendo los ojos en blanco.

–¿Quieres resolver el misterio del asesinato?

Luna suspiró haciendo que sus cabellos ondulados y color miel parecieran una melena salvaje. No es que Luna odiara a Davis, el problema era que Luna había estado enamorada de él.

Fue hace unos meses cuando sucedió todo el drama. Luna soñando despierta y sin querer decirme por quien suspiraba, yo con el autoestima destrozado buscando a un chico lindo y tranquilo y ambas cayendo por el mismo chico de la mirada perdida.

–Hola, ¿te conozco? Siento que nos hemos visto antes –le dije utilizando una de mis típicas jugadas clichés.

–Ah, yo, este... ¿tal... vez? –los nervios de este chico y su mirada desviada hacia mi escote me decían que mi técnica había funcionado.

Ese día me había arreglado de una manera en la que sería imposible pasar desapercibida. Unos pantalones negros pegados y una playera azul oscura con un escote mágico. Había capturado a chicos más exigentes con mucho menos, pero quería asegurarme.

Me reí. Normalmente la frase que seguiría en el juego sería "seguro estaba demasiado ebria y me dijiste algún cumplido porque creo recordar esa cara bonita de algún lado". Pero este chico no era una cara bonita y definitivamente no sería bueno que le hablara de mi problema de alcoholismo.

–¿No vas en una clase conmigo? ¿O nos vimos en la fiesta de bienvenida? Es que siento que ya te conozco y hemos hablado pero mi memoria es pésima.

–No, creo que te recordaría si nos hubiéramos conocido.

Así que el chico tenía palabras y sabía jugar, estaba dispuesta a ver que tan lejos llegaba su juego.

–¿Ah si? –me hice la tonta y mordí la punta de mi pluma de manera sensual–. ¿Por qué?

–Porque estás muy guapa –dijo intentando sonar masculino pero en vez de eso sonó como un cachorrito tímido.

Le sonreí.

–Es obvio que no nos hemos conocido, si me hubieras dicho algo así te recordaría sin dudar. Soy Kiona –le dije y le tendí la mano.

–Davis.

Esa misma tarde intercambiamos números y dos días después lo presenté a mis amigos como "mi nuevo y tímido amigo Davis, ¿no aman sus lentes?". Por estar ligando con Davis con la mirada no noté las miradas que Luna nos echaba, no parecía enojada parecía... derrotada. Luna y yo nunca habíamos competido por chicos, ella era la chica tranquila y reservada que esperaba por su príncipe azul y yo era... bueno, yo: la chica loca borracha que se liaba con desconocidos guapos. Ella nunca había querido un chico guapo para una aventura de una noche y yo nunca había querido un nerd para tener una relación seria, sin embargo, después de la situación que había tenido tomé la resolución de conseguirme un novio lindo y siempre había tenido una especie de aversión por los niños buenos y nerds así que había elegido al más lindo e inocente de todos: Davis.

Rebel BombshellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora