o n c e | f i n a l

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Sin Resentimientos

A las cuatro de la mañana, los pasillos de la agencia estaban siempre deshabitados; una soledad abrumadora se veía alrededor y si Moon Byul no supiera que estaba siendo vigilada por las cámaras de su primo Minseok, estuviese sintiendo un poco de miedo.

Tenía que reunirse con Chanyeol en el taller porque estaban demasiado atrasados en el equipo móvil de Kyungsoo y Jongin, pronto estos partirían a Busan a recopilar información porque las fuentes decían que Choi estaba pasando una "Merecidas" vacaciones por aquel lugar, además aprovecharía para hacer sus negocios sucios. Era el momento perfecto para aprehenderlo.

Hacía el frío característico de esa hora, la chica estaba deseando llegar y cobijarse entre los brazos fuertes de su chico alto y torpe pero la sensación de ser observada empezó a acosarla. Moon Byul lo sabía, la última vez lo había sentido y las cosas habían salido muy mal, esta vez estaba completamente preparada. Tenía algunas técnicas aprendidas en las prácticas con Tao y Sehun en el salón de combate, también algunas herramientas de defensa.

Caminó largo y tendido en dirección al taller notificándole a Chanyeol que iba en camino para que estuviese pendiente de su llegada, pero cuando dobló a la derecha se las encontró, otra vez. Eran tres, y una de ella era Irene, Choi Joo Hyeon.

—Nos volvemos a ver, Moonbyul-ah —dijo Irene, sosteniendo un bate de béisbol en la mano. Detrás de ellas, dos chicas, eran las que le habían golpeado anteriormente.

—No uses ese tono informal conmigo, traidora —Moon Byul siseó, echó sus manos atrás y encendió su GPS que estaba ubicado justo en la parte interior de su cinturón.

—Tsk, vas a quedar para el recuerdo de todas maneras. No importa lo educada que sea, no tendrás tiempo para nada más luego de que mi papá acabe contigo junto con esta empresa.

Moon Byul no pudo evitar esbozar una sonrisa socarrona en los labios, porque sí, porque así era ella y aunque estuviese amenazada por todos lados, y fueran tres contra una, ella no daría su brazo a torcer. Moon Byul era una estrella, y las estrellas no dejaban que pequeños e insignificantes meteoritos la acomplejaran.

—Debes estar muy segura de que tu padre va a lograr su cometido —comentó la pelinegra cruzándose de brazos y esperando que su llamado de auxilio fuese respondido por Minseok o su novio.

Se estaban empezando a tardar, no obstante, y Moon Byul comenzaba a desesperarse. La sonrisa de Irene le llegó como un escalofrío recorriendo su piel y volviéndola todo calambres.

—¿Acaso estás esperando que el tarado de tu primo y su ridículo novio vengan a tu rescate? —preguntó con sorna, y su banda se echó a reír mientras comentaba lo idiota que era—. Son las cuatro de la mañana, todo este lugar está desierto, lo que me da cierta facilidad con las cámaras y los dispositivos móviles.

Moon Byul no quería admitir que si estaba asustada porque indefensa y contra tres no podía. Ya se estaba viendo golpeada o ultrajada por estas locas con maldad en lugar de sangre en las venas.

—No te saldrá nada bien, Irene —amenazó Moon Byul, mirando de reojo a todos lados para ver si pescaba alguna alma a esa hora de la madrugada.

La risa de Irene ambientó todo el lugar, a Moon Byul le sorprendió el escandalo que estaba haciendo y aún así nadie apareciese para ver qué estaba pasando, así fuese por mera curiosidad.

—Ya está saliendo todo bien, querida. ¿Cierto, Yeri?

Moon Byul ni siquiera tuvo de tiempo de conocer a la tal Yeri porque enseguida la tomó desde atrás y le dio a inhalar cloroformo. Todo se volvió negro en cuestión de segundos. En sus pensamientos se lamentó, sabía que prácticamente todo estaba perdido.

Bad Blood → KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora