Capítulo 4. Convergencia de pensamientos

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Si algún ápice de esperanza sobrevivía en la tierra, era para bien, pues las cosas no podían ir peor. En la isla parecía ocurrir algo extremadamente extraño, para los viajeros inesperados todo era nuevo y diferente pero todo eso que vivían no era para nada extraño, lo que sucedía era simple.

La humanidad después de muchos intentos de cambiar la estructura lógica de la tierra, intentaron tomarse la creación por u cuenta, haciendo cambios en el ambiente en el que vivían, unos de los más destacados y representativo era la vegetación, habían mutilado cualquier resquicio de vida verde, para sustituirla por árboles plásticos, inteligentes según ellos, que iluminaban las calles de noche, aportaban oxígeno y por supuesto vigilancia, pues si de algo se preocupaban era del asecho de los humanimales que apenas comenzaban su existencia en el planeta verde.

Pero eso de verde también fue cambiando, y por supuesto por razones tan ilógicas como la asociación perceptual de que el color blanco, o mejor dicho la ausencia del mismo fuese símbolo de la pureza y perfección de la creación humana en si misma, y ya que jugaban a ser dios, porqué no crear un 'ámbito perfecto'. Además y por supuesto no solo les serviría para captar miradas sino también para descubrir mirones, los humanimales con sus útiles características de camuflaje natural, se veían afectados, pues sus colores verdes, marrones y rojizos se elevaban por encima del umbral de bosques unísonos y hasta cierto punto aburridos.

Por supuesto la naturaleza como sabia que es, comenzó a repartir camuflaje acorde a los bosques aunque solo una pequeña parte de los híbridos fue capaz de mutar en pieles o corazas de color blanco. Por supuesto el bosque insípido no arropo la totalidad de la tierra y en zonas rurales donde el dinero parecía no extenderse los bosques verdes llenos de vida, y auténtico oxígeno seguían viviendo en armonía con animales y humanimales.

Era exactamente lo que pasaba en aquella isla, el tiempo parecía haberse detenido en el pasado, pues la conservada naturaleza del sitio evocaba a escenas de la época, el problema estaba en que aunque Alce fuese historiador la duda seguía ahí, pues el noventa y cinco por ciento de la población vivía en las grandes ciudades donde todo estaba alterado, y estudiar historia era imposible e inútil, pues el gobierno no quería ofrecerla al pueblo y el pueblo estaba interesado tanto en el presente que ni de sus fechas de nacimiento se acordaban, dejando a la vista hasta que punto el egocentrismo había revertido el efecto que la evolución tecnológica ofrecía. Por tanto, al no haber nunca visitado en su presente ningún lugar 'natural' Alce se cuestiona fuertemente haber viajado al pasado pues solo ha escuchado relatos acerca de ese mundo olvidado.

El no era el único que hacía lo creía, pues Ledey también se encontraba atónita a todos los acontecimientos que yacían en aquella isla misteriosa. Lo cierto fue, que ellos realmente eran unos privilegiados, pues tener la oportunidad de en su llegada reconocer síntomas del mundo perdido de sus abuelos, los distinguió de los demás, pero casos de soledad como el de Matías o Laura, que también había dormido esa noche con su familia en la copa de un árbol, los hacían vulnerables a los cambios inesperados de la trayectoria viajera.

Lo que pasaba por la cabeza de todos por supuesto era su regreso a el 'mundo real' pues asumían que en un abrir y cerrar los ojos en sus casas, pero parecía que el aterrizaje fortuito les había disipado de la memoria el gobierno de unos seres, que para nada estaban preocupados por preservar alguna de aquellas almas con vida, o mejor dicho a la vista. Si algo querían los humanimales era crear un nuevo mundo donde los humanos solo fuesen el recuerdo de una pésima derrota, pero debían asumir que el legado en la tierra era innegable aunque con tal poder fácil de olvidar.

Aunque la situación de los pasajeros en aquella isla no estaba resultando para nada fácil parecía que había alguien que rondaba la isla como si de su propia casa se tratase a pesar de que ni de lejos era posible observar la existencia de alguna casa. Por suerte para los humanos, al menos parecían estar solos allí libres del peligro más que el de su ignorancia.

Todos esperaban que la situación cambiase, y más que unos pocos árboles blancos, pues para nada había sido la única alteración. El viento que jamás conocieron en vida se apoderaba de su ser perceptivo haciéndolos viajar con alas teniendo los pies en la tierra. Les habían devuelto las verdaderas ganas de vivir, el olfato, la lluvia, la gripe, la impredecibilidad de la vida y sobretodo la curiosidad que tanto se había perdido, y no había dudas de que una convergencia de pensamientos muy grande comenzaba a rondar por sus cabezas, y no solo las pupilas dilatadas de Matías. 

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PREGUNTA: ¿ Qué opinan ustedes? ¿Realmente viajaron el pasado o estan perdidos en el presente?

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