Capitulo 1.1 Laura

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Respiro lentamente, estoy sentada, en el mueble que desde hace más de treinta años a acompañado este apartamento, la luna también hoy se oculta de mí, y no se porqué. La oscuridad invade el más recóndito escondite de mis ojos, qué curioso, la privacidad alienta mi ser irracional. Mi madre sale de su cuarto, arrastra como siempre sus zapatos, y la presencia de sus pies desaparece con la ausencia que siento esta noche. Su rostro está hinchado, tiene al menos una hora acostada, pero como siempre, no concilia el sueño. Aún recuerdo cada suspiro, palabra y conciliación, ayer sucedió algo especial. Cumplí 18 años, y que fugaz ha sido este y todo el tiempo que he vivido, me doy cuenta de que no recuerdo quien soy, leves memorias desenfocadas pueden esclarecer un poco mi visión, pero no entiendo porque siempre está presente esta especie de nube, que no soy capaz de culpar al uso de gafas desde pequeña.

Mi padre preparó con mucho rigor mi cumpleaños, globos, dulces, invitados, todo, todo lo que pudiese animarme. Había dormido hasta las doce del mediodía, y el sol brillaba como nunca, sin filtros, al natural, y a pesar de odiarlo tenía mucho tiempo sin enfadarme porque ese sujeto me despertase. Muchos de mis amigos se reunieron conmigo en el salón, pero de alguna forma mi sonrisa solo inmortalizaba más mi deseo de salir corriendo. Teníamos una pequeña mesa de plástico de mi abuela, una de ping pong, y un buen equipo de música, el ambiente era agradable, apenas eran las siete de la tarde, no todos se conocían, qué raro, pero comenzaba a pasarla bien, bastante bien. Al llegar la noche, mi padre, cansado de haber organizado la fiesta, parecía estar muy feliz de verme en casa. Mi madre preparaba la cena y el se sentó junto a mí mientras yo hablaba con una de mis amigas, todos estaban ayudándonos a mudar la fiesta de la sala al garaje, para que luego pudiésemos seguir, sin molestarlos. Evidentemente trataba de evitarlo desde que había despertado, pero de alguna forma no podía negarle mi atención, un esfuerzo tan sincero por verme feliz debía ser correspondido, decidí girarme lentamente y otorgarle una débil sonrisa que me hizo sentir un poco mona lisa, tan insípida como la indiferencia y tan magnética como la simple razón de mirar expectante, pero ¿a quién le importa? Del alguna forma estos últimos meses de mi vida han sido como el arte o las ciencias para nuestra era, algo absolutamente insignificante.

-Sabes que es un día muy especial ¿no?- Me sentí, acorralada, ¿Porqué debía tratarme con tanta insistencia?, ya me había hecho la fiesta de sus sueños, cantado el cumpleaños y me habían dado los regalos. Me tomó de las manos, estaba frío, nervioso, sus piernas temblaban y sus entradas parecían más pronunciadas, pero, no lo sé, se veía muy feliz, sonreía, cosa que no suele hacer mucho, sobretodo si es para una foto, así que dejé que elaborara su espectáculo.

-Entiendo que es mi día y todo eso, pero ¿qué pasa?

-Bueno, te tengo tu regalo- Sacó una pequeña cajita de color dorado, tenía un detalle metálico hermoso, parecía hecho a mano, no lo sé.

-¿Qué es?- Pregunté.

-Ábrelo- Pensé que vomitaría, la verdad parecía un regalo muy caro. Mis pálidas manos abrieron muy lentamente la pequeña cajita, pero no entendí que era lo que pasaba.

Una pequeña pastilla, no, era como una pequeña perla, pero... estaba cambiando de color y brillaba mucho, me dejó deslumbrada, acababa de salir de rehabilitación por consumir droga y mi padre me daba en mis manos la pastilla más loca que jamás hubiese visto, si la marihuana me había hecho esto, imagino que pasaría si tomase una pastilla que por si sola brillase.

-Ehh... es muy bonito papá, pero... ¿qué se supone que haga con esto?- A parte de viajar por toda la vía láctea del colocón...

-Se rió- ¿No sabes lo que es? Es un huevo, concretamente el huevo más caro del mundo, un huevo de un millón de dólares- Ahora sí que no entendí nada, un huevo de un millón de dólares, sé que tenemos dinero, es más, no pensé que jamás me regalasen algo más valioso que el coche que me regaló papá cuando cumplí 16, pero... no sabía que yo no era la única en trabajar con grandes cantidades de drogas en la familia, ¿mi padre era narco?

Humanimales #WattysWhere stories live. Discover now