☼BEAUTIFUL☼ (SeoKyu)

Cᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ₃

KPVO

Me sentía mal por haber terminado discutiendo con Changmin por culpa de Seohyun, nuevamente. Pero ya me podría disculpar cuando regresara a Corea.
Al ritmo de "Give me everything" de Pitbull termine con mi tercer copa de vino, las ventajas de ser yo, es que me podía tomar dos botellas y seguir en pie <<bendito sea mi vicio>> pedí que me llenaran nuevamente la copa y mire a mi alrededor.
En un antro tipo lounge del centro de Madrid, uno para gente de la clase media, había muchísimos grupos de amigos, con muchísimas chicas, muy guapas por cierto; y yo, sentado en una mesa viendo contonearse a un grupo de personas en el centro de la pista iluminada con neón, al ritmo de "Where them girs at" de David Guetta. Hasta a mí me sorprendió saber los nombres de todas esas canciones, a mí no me gustaba esa música, porque yo no era un buen bailarín, ni siquiera me consideraba uno.
El humo de cigarro y otras tantas cosas hacia algo difícil mirar sin pestañar demasiado, el lugar estaba casi lleno, hoy era viernes, así que suponía que por esa razón no estaba a reventar, el ambiente era divertido y después de un rato me di cuenta que cualquier soltero que llegara salía con una cita mínimo << pero ellos son normales, no tienen club de fans a nivel mundial; genio >> pensé.
Me detuve al ver una pareja, ambos españoles, aunque ella podía bien pasar por latina, era demasiado curvilínea. Estaban haciendo unas cosas la fondo del lugar, que habrían escandalizado hasta a Heechul hyung.
No era que me espantara, sabía que pasando los límites de Corea, el mundo era bien diferente, más abierto, mucho menos estricto y con muchas más personas. Por eso me daba miedo estar con gente que no perteneciera a mi cultura, pero mi trabajo me hacía convivir con un sinfín de personas, con un sinfín de mundos.

-Quizá en ese mundo que no conoces exista alguien para ti. - me dije arrugando la nariz.

Tal vez como decían mis hyungs, lo mejor era casarse con una ELF, así me quitaba de problemas.
Después de pagar mi cuenta salí al frio de la noche, bueno, no tan frio, el ambiente era fresco si lo comparabas con el clima en Seúl en estas fechas. Las calles estaban bastante llenas de gente si tomabas en cuenta la hora que era, después recordé que España vivía de noche y me puse a deambular por las calles, lo peor que podía pasar es que terminara acuchillado en algún callejón madrileño.
Por suerte, encontré un bar de jazz aun abierto. Entre y estaba medio vacío, medio lleno, todo dependía de cómo lo quisieras ver.
Estaba un tipo como de cuarenta años, español naturalmente, con el cabello negro, ya tenía entradas, pero se veía bien conservado, su cabello tenía tinte, eso era obvio, de facciones bastante proporcionadas, con una playera negra y una chamarra de cuero encima, unos pantalones de mezclilla y zapatos. Su rostro me parecía familiar, y eso era raro, a todos los occidentales los veía iguales.

-Muchas gracias a Alejandro Sanz por acompañarnos esta noche - dijo un chico a un lado del escenario.

Entonces recordé todo, este tipo era un famoso cantante y compositor español, Jonghyun había cantado una de sus canciones en coreano para un programa, suponía que para sus connacionales, era normal encontrárselo por aquí. Yo me sentía algo mareado y soñoliento, pero no como si estuviera viendo a algún ídolo, en lo personal, el me parecía un tipo muy común.

Alejandro tomo de nuevo la guitarra y sonrió haciendo una pequeña reverencia mientras acomodaba el micrófono.

- Mírame,
en nada me consigo concentrar
ando despistado todo lo hago mal
soy un desastre y no sé
que está pasando
Me gustas a rabiar yo te deseo
me llegas a desesperar
Es tan grande lo que siento por ti
que tenerte no bastará
que esto que me invita a vivir,
que me da la ilusión.
Que será esa fuerza
que a todos nos une de dos en dos,
Será la fuerza del corazón...

Los acordes de la guitarra eran suaves y armónicos, tenía que aceptar que a pesar de la letra era una canción pegajosa, pero me perdí en cosas más importantes que el análisis musical de la canción, su letra entraba en mi disco duro golpeado fuertemente todo aquello que había pasado la últimas veinticuatro horas.