"Annie cabezota" #37

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El mensaje de Marlon llegó justo a tiempo.

¿Dónde tengo la cabeza? Ni siquiera pregunté en qué hospital estaban.

Conduje como un loco, entonces la voz de Annie se repetía en mi cabeza haciéndome recordar que debía calmarme. Ella me había hecho prometerle que jamás volvería a conducir irresponsablemente, pero... ¿cómo tranquilizarme?.

¡Todo esto es mi culpa! 

Estoy a punto de perderlo todo. Annie jamás dudó de su responsabilidad como madre, en cambio yo... todavía tengo dudas.

Todavía tengo miedo.

No creo ser un padre ideal, ni siquiera sé dar un buen consejo.

Llegué al hospital, respiré profundo antes de entrar a la sala de emergencia. Los padres de Annie me ubicaron con la mirada rápidamente y mis manos temblaron en respuesta. Don Antonio me hacía sentir intimidado, pero aún así debía acercarme y preguntarles cómo estaba ella.

Una mano me interceptó antes de que me acercara.

—Espera un segundo  —habló Michi.

La seriedad de su voz me asustó un poco.

—No creo oportuno que hables con ellos en estos momentos —continuó— están un poco fastidiados contigo. 

 —¿Saben que ...

 —No, pero... se preguntan por qué no estuviste con ella cuando sucedió todo, incluso están enfadados conmigo por dejarla sola.

—¿Y por qué la dejaste sola? —fruncí el ceño— Debiste acompañarla, eres su mejor amiga.

—Annie no quiso...

 —¡Eso no es excusa! ¡Debiste estar ahí! —la señalé, y aunque ella no tenía la culpa necesitaba desfogarme con alguien.

—Déjala en paz Landon —oí decir a Marlon— Michi no tuvo la culpa, Annie insistió en ir sola.

Retrocedí un paso y me apoyé sobre la pared.

Lo cierto es que nadie comprendía mi angustia y mi temor por preguntar cuál era su estado.

Michi se acercó y tomó mi hombro .  —Entiendo que te sientas mal por lo que está pasando, todos lo estamos —suspiró— en minutos los doctores nos comunicarán cómo está Annie y sé que nada malo pasará. Confía y ten fe en que así será.

Sus palabras me tranquilizaron, esa chica tenía un don.

Me sentí avergonzado por haberle gritado así que le di una leve sonrisa en agradecimiento. Segundos después, divisé a Megan con un vaso de café en su mano. Arrugé el ceño ya que no tenía idea de su estancia aquí.

—¿Megan? —pregunté.

—Hola, sé que te sorprende verme aquí pero... vamos, no soy tan mala como parezco. 

Mi rostro era una gran interrogante.

 —Estuvo con Annie durante el accidente —intervino Michi— ella llamó a la ambulancia.

Noté en sus palabras algo de sospecha y, definitivamente, también tenía mis dudas acerca de la supuesta bondad de Megan. 

—¿Tú viste cómo sucedieron las cosas? —pregunté.

—No, en realidad yo solo vi cuando ella estaba tendida en el piso pidiendo ayuda.

La imagen que vino a mi mente me hizo sentir mareado.

WHEN SHE WAS A VIRGINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora