"¡¿Tienes 19?!" #9

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Acabo de mentirle a mi madre.

¡Acabo de mentirle a mi madre! He hecho lo que más odio en esta vida, mentir.

Me retorcí nerviosa en el asiento delantero del jeep. Tenía las manos sobre mi regazo y los ojos puestos en el parabrisas. No quería mirar hacia mi costado, porque eso significaba chocar con el rostro de Landon, lo cual me ponía más nerviosa de lo normal. No tenía idea de a dónde me llevaba y eso me estaba estresando.

¿Y si quería aprovecharse de mí?

Lo sé, veo demasiadas películas.

Su actitud solo aumentaba mi desconfianza, desde que subí al auto no habíamos pronunciado palabra alguna. Entonces, me percaté de que no había tema de conversación entre nosotros. No conocía absolutamente nada de Landon y él tampoco sabía nada de mí. Por un momento quise hablar para tratar de socializar. Sin embargo, no tenía caso, ya que una amistad a estas alturas me parecía algo absurdo y ridículo.

— Estás muy callada —habló Landon, sin dejar de mirar hacia al frente.

Lo miré por el rabillo del ojo y aclaré la garganta.

— Pues no tengo nada que decir. A menos que quieras que mencione el hecho de que prácticamente estoy siendo obligada a salir contigo. Lo cual me mantiene callada porque realmente estoy molesta.

¡Wou! Al parecer sí quería hablar.

Landon soltó una pequeña risa, haciendo que mis oídos la captaran al instante. Era un sonido agradable.

¡Annie, recuerda que odias las cursilerías!

Cierto. Su chillona risa era insoportable.

— ¿Por qué no aceptas que te gusta estar aquí, conmigo?

Torcí la boca.

— No puedo aceptar algo que no es cierto.

— Acabas de mentir por mí. ¿No te parece eso suficiente?

Fruncí el ceño, y esta vez puse toda mi atención en su rostro.

Qué guapo.

Shhh, hormonas.

—No mentí por ti. Mentí por mis tabletas y por el bien de mi salud —levanté la medicina señalándola de manera obvia con un dedo.

— ¿Estás enferma o algo? —preguntó. Esta vez me dio una rápida mirada haciendo que mis ojos se conectaran con los suyos al instante. Era como si ellos estuvieran esperando que él girara para atrapar su mirada.

Retorcí mis dedos notándome nerviosa ya que no quería soltar mucha información.

— No —dije cortante

— Entonces, ¿por qué compraste vitaminas?

Abrí mis ojos como platos.

— ¿Cómo sabes que son vitaminas?

Detuvo el jeep ante la luz roja del semáforo y volvió a conectar sus ojos con los míos.

— Cuando estaba pequeño mi madre solía darme esas cosas porque era muy enfermizo. Ayudaban a aumentar mis defensas.

De repente me imaginé a un Landon pequeño, como de unos ocho años, con las mejillas regordetas y rosadas; el cabello ordenado y peinado hacia atrás; con el cuerpo delgaducho y sin tatuajes. Aw, debió ser un lindo niño, aunque su rostro "conejo bebé" seguía intacto.

WHEN SHE WAS A VIRGINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora