Dilemas sobre chaquetas

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Rose simuló una tos falsa que sonaba demasiado exagerada para su propio gusto, para el de cualquiera, en realidad. Scorpius no dejó de hablar con Albus ni un segundo. A este último la situación parecía divertirle con ganas.

-Malfoy...

-¡Y entonces le dije a Cassie Burrow que se me antojaba un papel higiénico con la cara de McGo...

-¡MALFOY!

-Y entonces ella...

-¡LA DIRECTORA VIENE HACIA AQUÍ!

Scorpius pegó un salto. Cuando se dio la vuelta a mirarla con ansias y descubrió que no había nadie más en el pasillo, bufó igual de exagerado que la tos de la chica hace unos minutos.

-¿Se te perdió algo, Weasley?

-Albus-pidió Rose exhausta, y su primo le guiñó un ojo apartandose. Ella lo ignoró por completo:

-Toma- le dijo al chico rubio sin mirarlo, pero él gimió cuando Rose soltó una pequeña bolsita decorada con brillantina azul a sus pies.

-¿Qué es esto?

-Mira, como sé que vas a decir que hiciste lo del otro día sólo porque soy chica y lo harías por cualquier otra en mi lugar-Rose apretó los puños-Cumplo con mostrarte un mínimo de educación.

-¿Cómo sé yo que no lo envenenaste?

Rose se encogió de hombros.

-¿Me estás diciendo que tengo que aceptar la "gratitud" de una muchachita extraña que tiene la costumbre de irritarse?

-No tienes que aceptarla- Rose giró los talones acelerando el paso. La varita iba a soltarse de los dedos a causa de su incipiente transpiración, como si aquello la estresara tanto como los TIMOS.

Al menos tenía la tarde libre, sin preocupaciones rídiculas y solo ella y los estudios. Sólo ella y sus estudios. 

Por Merlín ¿Tan asocial era?

Sin saber como, ni por qué, estaba caminando hacia el lago, que ahora lucía burbujeante. Se acordó de las historias que le contaba su madre en casa sobre Krum y la electricidad se adueñó de sus sentidos, y antes de que se diera cuenta, estaba quitándose la chaqueta junto con las botas.

El sol de sábado entrando en primavera alborotó los latidos del pecho, y se tiró al lago.

El agua anuló su percepción de la realidad, que poco le importó a su consciencia, abrió los ojos despacio, observando como los rayos de sol jugueteaban con el agua cristalina. Se le escapó un grito de asombro y con ello un par de burbujas que subieron a la superficie: un grindylow se acercaba a toda velocidad hacia ella. Era más grande de lo que tío Harry había dicho. 

Pataleó para salir pero el pequeño monstruo agarró el tobillo con la palma derecha clavándole los dedos en la piel. 

Rose le quebró los dedos sacudiendo su pierna con ánimo súbito, pero antes de que pudiera reaccionar unos fuertes brazos la agarraron con firmeza por los hombros acercandola a la orilla llenos de suavidad, Rose miró a los ojos de su salvador, húmedos.

-Marcus...-tosió un poco de agua mientras él le daba la mano. 

-Rebecca tenía razón. En el fondo eres una rebelde- se burló el joven al tiempo en que ambos se sentaban en la orilla.

Marcus tenía el aspecto de un muchacho que actuaba con rudeza, pero su tono irónico de ahora estaba cargado de preocupación. Sintió un alivio extraño. Estaba empapada, Marcus también lo estaba, pero había querido hacerlo, sin saber por qué sintió una punzada de molestia en el estómago al recordar lo considerado que era Marcus con su mejor amiga.

-Gracias- respondió Rose secamente.

Él se acomodó un mechón de cabello empapado en la cabeza:

-¿De qué? En el fondo quería hacerlo también... pero no hay que confundir la valentía con la estupidez, Rose-comentó apagando el tono de su voz- Pudo haberte pasado algo.

-Pero- Rose sonrió con desfachatez- Estarías tú ahí.

Marcus arqueó las cejas por el cumplido y le lanzó la chaqueta evitando mirarla. Rose se sintió decepcionada y asqueada un segundo más tarde por tratar de coquetearle al chico que gustaba de su amiga solo por haberla ayudado. Tampoco eso de "Estarías tú ahí" tenía sentido, era como si Cassie o Debrah la hubiesen poseído. Aunque bueno, no le había coqueteado... pero quería hacerlo:

-Me refiero a que podrías darme una mano, no es como si yo no pudiera hacer eso porque soy bastante capaz- se apresuró a añadir.

Marcus se rió fuerte de la nada y Rose se sintió aún más ridícula.

-Supongo que fui demasiado serio como para entender tu broma- torció una mueca- me estoy comportando idiota ¿Quieres mi chaqueta? Está cálida. Puedes decirle a Rebecca que me la regrese después.

Rose dejó que Marcus pasara su propia chaqueta por los hombros y sonrió sin querer. Apenas caminaron un trecho cuando caminaron junto a Scorpius, que estaba sentado mordiendo una galleta que Rose le había preparado.

-¡Oye, Weasley! ¡Pensé que me iban a matar tus galle...-miró a Marcus- ¿Pasó alguna cosa?

-Nada- comentó él mirando a Rose cómplice.

Scorpius bostezó despreocupado.

-Ya. 

Sonrió lleno de burla dibujando un corazón en el aire con el dedo y se marchó rápido silbando. Rose no había notado lo diferente que eran los dos chicos: uno serio pero sin embargo cálido y amable. Otro burlón, infantil, creído, estúpido pero buena persona.

Miró hacia Marcus insegura y plantó un beso en su mejilla:

-Nos vemos, le daré la chaqueta a Rebecca.

Él tardó en reaccionar y asintió trotando en dirección opuesta. Rose sintió que una horrible Otra-Rose se instalaba en su interior rugiendo: ¿No le iba a dar la chaqueta o sí? ¿Por qué no mejor se la daba ella misma y aprovechaba de rozar sus dedos con los de Marcus?  Apretó los labios confundida.

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Gracias por leer! Las quiero XOXO.





Mal...foyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora