4. Adivina quien ha venido a visitarnos

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¿En qué me he metido?

—Si no quieres hablar con ella, deja que yo me encargue y le rompo la nariz—. ¿Cuándo apareció Aiden?

¿De nuevo con eso? Este chico no no se aburre.

Negué con la cabeza disimuladamente para luego suspirar y abrirme camino hacia ella.

—Oye tú —dije seca. La chica me miró y apretó la libreta que llevaba en sus manos contra ella. Pude ver sus ojos verdosos oscuros que me miraban con timidez y susto.

Claro, pero no le da susto crear mentiras, ¿no?

—¿Qué te crees? ¿Que puedes andar diciendo cosas de mi así como así? —la chica me mira sin entender a la vez que retrocede con pequeños pasos.

—Jade... —reconocí esa voz. Aiden se encuentra detrás mio. Lo Ignoré.

—No sé a qué te refieres —habló la chica por primera vez.

Suspiré con fastidio. ¿Ahora lo va a negar?

—Jade, ella no...

—¡El rumor está corriendo! —me acerqué a ella —arregla eso—. De pronto, sentí unos delgados dedos rodear mi muñeca alejándome de la chica que me mira estupefacta.

—Te equivocaste de chica, te apunté la del lado derecho a ella —susurró en mi oído Zara.

Mi rostro se tornó rojo de la verguenza y le di unas disculpas a la chica anterior. Giré para ver a la verdadera chica del rumor. Su cabello lasio está suelto y le llega a los hombros, tiene puesta una mini falda con una camisa con escote ligeramente abierto. No puedo ver bien su rostro porque está de espaldas a mi, pero no dudo que sea linda.

Regañé a una chica que no tenia ni la menor culpa de lo que estaba pasando.

Raramente Aiden no comentó nada, se quedó a mi lado de lo más pasivo.

Oh Dios, ¡las pastillas le afectan!

O sólo un poco.

—¿Te acercarás? —preguntó Zara sacándome de mis pensamientos.

—Yo preferiría ir a casa para descansar. ¿No ha sido agotador el día para ti?

Seguramente si Aiden no me hubiera hecho esa pregunta no tendría ni la menor idea de cuan cansada estoy hasta que me analicé a mi misma. Mi mente está hecha un total lío con estudios, exámenes, Aiden aquí, Aiden allá, el periodo y un sin fin de cosas.

—Iré a casa. Tal vez otro día lo haga, mientras esa chica no siga metiéndose conmigo, todo bien—. Uh, que ruda soné, merezco un premio.

Ya terminaron las clases hace más o menos quince minutos. El buscar a la chica —de la cual aún no se su nombre —hizo que perdiéramos esos minutos de los que podría haber comido algo y tal vez en este momento estaría durmiendo una siesta.

—¡La nueva Jade se está revelando! —gritó Aiden.

Que daría por golpearlo en este momento para que se calle.

—Bien, te veo mañana —se despidió Zara. Asentí y me dirigí a la salida, con Aiden.

—Por un momento me alegra el solo yo poder escucharte, porque asi solo yo escucho las estupideces y vergonzosas cosas que gritas o dices de las personas. Pero por otro lado odio ser la única desafortunada que le tocó poder verte, sentirte y escucharte, porque yo soy la que te tiene que soportar y lidiar contigo —admití.

—No le veo lo malo, las chicas desearían poder ver mi sexy rostro, escuchar mi sexy voz todos los días y sentirme... en todos los sentidos —le di un pequeño empujón a lo que él rió—. Por otro lado, sería la envidia de todos los chicos de esta escuela, así que no deberías sentirte desafortunada, es más, eres muy afortunada de tenerme.

Maldito periodo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora