3. Creo que estamos... conectados

2.1K 232 264
                                    

-¡La cabeza hacia atrás!

-Maldición -se quejó.

-Sostiene el confort con tus manos -lo hizo y busqué otro pedazo de confort para ponerlo en su nariz.

El muy imbécil de Aiden está riéndose mientras a Adam le sangra la nariz por su culpa. ¡Nisiquiera siente lástima!

-Quita tus manos -retiró las manos de su nariz junto con el pedazo de papel higiénico que la cubría y cuidadosamente con el nuevo papel limpié al rededor y lo presioné-. Ya no te sangra.

-Gracias.

-¡Oh Jade, me he roto la nariz! ¿puedes limpiarla? Me esta sangrando -gritó con ironía Aiden.

-No hay de qué. Ten cuidado -le respondí a Adam ignorando a Aiden.

Aiden siguió hablando tonterías que me hacían reír y Adam me miraba como un alien, porque claro, olvidé que Aiden es invisible para para otros ojos y definitivamente no fui cuidadosa. Me hizo tropezar unas cuantas veces, por suerte no caí pero fué muy vergonzoso. Me hizo gritarle unas cuantas veces y Adam creía que le gritaba a él.

Luego de pasar por una incómoda caminata hacia la escuela con Adam, al fin llegamos.

Oh Dios, sí, por fin llegamos.

No podría haber soportado más miradas raras, porque de seguro que si hubiera aguantado las carcajadas me vería como un anciano aguantando sus ganas de defecar, eso, mezclado con una horrible mueca de cuando como limón. Bueno, debo admitir que no sé hacer buenas comparaciones.

¡Pero de verdad no puedo aguantar las carcajadas!
Aiden tiene una gran capacidad increíble de hacerme reír en menos de un minuto, al igual que hacerme enfadar en tiempo récord.

-Nos vemos -se despidió Adam caminando hacia el lado contrario. No alcancé a responderle porque ya se había ido.

Y esa es la razón por la que sigo soltera.

-¡Aleluya! -gritó Aiden elevando sus manos.

Rodé los ojos -primero el maestro y luego él.

-Admítelo, tienes pésimo gusto -comenzamos a caminar hacia mi clase.

-¡Nisiquiera me gusta! -grité cuando me aseguré que no haya nadie mirándome.

-¿Viste su cabello? ¡se lo tiñe! Te gustan los rubios oxigenados. Dios, es una verguenza para los hombres de este mundo.

Dios, te lo llevas o te lo mando.

Bueno, nisiquiera se sé si puedo quitarle la vida.

Que mierda estoy pensando.

-¡Estás peor que una mujer! Chismoso.

-No lo negaste. ¡Te gusta, te gusta, te gusta! -comezó a canturrear saltando alrededor mio.

-No me gusta -murmuré disimuladamente al ver a una chica pasar por mi lado.

-¡Jade, Jade! -vaya, ha llegado Mila.

-Mila, ahora no. Voy tarde a clases -le contesté una vez que ella ya estuvo a mi lado.

Bufó -¿quién es el chico, eh? -sentí mi sangre dejar de circular por mi cuerpo y pude sentir a Aiden tensarse a mi lado. ¿A caso lo vió y quiere que se lo presente?

¿Acaso puede al menos presenciar a Aiden? Porque si es así, se lo regalo.

-Uhm, ¿qué chico?

-Ay, el que está a tu lado -fruncí el ceño y giré mi cabeza hacia mi derecha en donde se encuentra Aiden, tiene la misma cara de confusión que yo.

Maldito periodo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora