15. {Parte dos}

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Era la quinta vez que Mónica iba al baño desde que habíamos ordenado la comida. No estaba segura ya si es porque en verdad tenía que ir al baño o porque algo planeaba.
Miré a Annie por millonésima vez antes de mirar al mozo llegar con nuestros platos. Lomo con ensalada era lo que siempre se ordenaba Annie, y por alguna razón a Mónica se le dio por copiarle hoy. ¿Pediría mismo postre?

-¡Que suerte que ha llegado la comida! - Exclamo contenta cuando volvió a sentarse en la mesa.
- Bueno, ¿cómo están los niños?

-Bien...- Respondió Annie llevándose un bocado de lomo a la boca. Se veía jodidamente sexy comiendo sus tomates y lechuga con cebolla.

-Es bueno que estén bien, quiero decir, luego de aquella noche, ver a su padre con la mujer que ahora ama y que no sea su madre debe ser duro mas que nada para Brad, él es el que lo entiende todo.

La sangre de Annie hirvió y lo puede sentir aunque no estuviera justo a su lado. Las palabras de Mónica me habían helado pero a Annie la habían hecho fuerte.

-¿Tu te estas escuchando? - Preguntó en un susurro. - Quiero informarte que si tan nuevo amor eres de Justin, avísame cuando seas la mujer con la que duerme cada noche, a la que quiera besar a cada momento y con la mujer que quiere estar a cada segundo.

Alentaba por Annie en mi interior. Nunca pensé que viviría para presenciar el rostro de Mónica al cerrarle la boca de esa forma.

-Cariño, tiene una imagen que mantener pero esta bien, no me enfado porque seas quien lo tenga a cada momento porque al final a quien esta todo el día deseando es a mí, lo que significa que cuando viene a mi, llega cargado de lo que tu no puedes complacer, lo que hace que nuestra relación sea mejor de lo que una persona quiere y piensa. - Dijo luego de un silencio que pareció que se comía vivo el restaurante. En el momento que la cara de Annie palideció, me di cuenta que tenía que intervenir de inmediato.

-Vamos a dejar las cosas claras, tu y yo no tenemos nada Mónica, no lo tuvimos, no lo tenemos ni lo tendremos en un maldito futuro.

-Eso dices ahora, pero cuando te canses de esta que tienes a tu lado, estaré esperándote.

-¡Eres una maldita puta! - Gritó Annie. Miré hacia todos los lados en busca de miradas atentas que presenciaran la escena y para nuestra mala suerte, habían unos cuantos ojos apuntando a nuestra dirección. Sentí los vasos caer de la mesa y en un momento equis el cuerpo de Annie estaba sobre el de Mónica. -¡Justin es mío!

-¡Annie, dios mio! - Exclamé dejando mi cuerpo caer sobre el suelo a un lado de ellas. Cogí las caderas de Annie, cinche con fuerza para hacer que sus manos soltaran el palo de Mónica de una vez, pero cuando lo hizo, se lo llevo con ellas.
Abrí mis ojos de par en par, Annie le había arrancado el pelo a Mónica.

-¡Mis extensiones! - Dijo desesperada Mónica. - Me las vas a pagar, por todo. Te estas quedando con el hombre de mi vida y me estas arruinando a mi.
Esto no se quedará así.

Mónica se fue a pasos largos junto a sus extensiones. Annie seguía en mis brazos, con su espalda encorvada. Se puso recta pero sin salir de mis brazos, miró hacia atrás y toco suavemente mis manos.
-Vámonos...

Con la cabeza en alto, como un hombre fui a la caja para poder pagar la cuenta mientras Annie salía.

-Deja el tuyo aquí, ya lo mandaré a buscar. - Le dije mientras la cogía de la mano y la llevaba a mi coche. -Quiero que sepas que no esta bien lo que haz hecho, pero aun así te agradezco que le hayas cerrado la boca, porque lo que estaba diciendo eran puras idioteces. - Dije una vez dentro del coche. Annie asintió mirando por la ventana.

-¿Por qué hace esto? - Dijo en un momento indeterminado. Yo hice una mueca y suspire hondo antes de responder.

-No lo sé, pero no dejemos que nos afecte Annie, por favor.

-Estoy tan cansada Justin...- Sentí que su voz se hacía cada vez mas baja. Cuando vi su rostro las lágrimas ya caían en cascada por sus ojos. El corazón se me hizo más pequeño al verla tan indefensa, sentada a mi lado. El que nos viera pensaría que la estoy torturando.

-¿Dónde están los niños? - Le pregunté entrando a la cocina.

-Se han ido con mi madre...- Su voz seguía igual de triste que cuando estábamos en el coche. Mi pecho sentía una opresión que estaba seguro que la única medicina la tenía ella.
Rodeé su cintura viendo por su hombro como ponía la bolsa de té en la papelera. - ¿Quieres uno?

-Lo único que quiero es a ti en mi cama.

Ella dibujo una sonrisa en su rostro.

-Annie, hay gente a tu alrededor que te atornillará al suelo, te embutirá con sus pecados, ya lo sabes, yo te haré el amor si quieres. - Susurré mordiendo el lóbulo de su oreja.

Y así fue como otra vez, nos hicimos uno en el media de la tormenta.

CHICASSSS LO DIVIDÍ EN DOS PORQUE SI NO ME QUEDABA MUY LARGO Y BUENO YA ESTOY PENSANDO EN EL FINAL DE LA HISTORIA PARA PODER IR SUBIENDO OTRAS QUE TENGO EN BORRADORES ASI QUE AGRADECERÍA QUE TODAS DEJEN SU MALDITO VOTO



Sorry → j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora