04. Rechazo

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-¿Esta rico belleza? - Le dije a Annie mientras la veía comer una ensalada.
Ella me miro pero no mantuvo la mirada si no que se giro dedicándole una sonrisa a Brad, quien se la acepto devolviéndosela.
Cuando sus ojos me miraron borraron esa sonrisa lo que me hizo hacer una mueca.

Miré a Tom quien comía feliz una hamburguesa. - Bueno, parece que solo a ti te caigo bien. - Le susurré. Sentí la mirada de Annie sobre mí.

-No es caer bien Justin, eres su padre y te aman. - Ella se acercó a mi oído para murmurar-me.

-Brad ni me habla y tu no me miras, por lo menos Tom me aprecia aunque sea lo más mínimo. - Le dije enfadado. Me sentí un extraño en esta mesa, en la mitad del restaurante. ¡Era su padre, y el esposo de la mujer que esta a mi lado! No podía sentirme de esta manera.

Cerré los ojos recostando mi cabeza sobre el hombro de mi hijo pequeño quien se removió molesto pero no me dijo nada. No podía simplemente sentirme así. Estaba dispuesto a luchar por volver a ser como antes pero nadie quería que fuéramos como antes, eso era lo que más me dolía. Todos merecemos segundas oportunidades, todos somos humanos, joder.

Solo fue una noche y mi vida había cambiado radicalmente. Annie había dejado de amarme, mi hijo de quererme como padre y mi hijo pequeño aunque no pasara de mí como los demás, él podía ver el odio de su hermano hacia mí, y como todo hermano menor simplemente imitaba al mayor. No quería perder el amor de mi familia, amaba a mi familia pero no estaba seguro de que me dieran una segunda oportunidad en esta mesa.

-Justin...- Susurró Annie a mi lado. Sentí como acercaba su silla a la mía y sentí su mano sobre mi hombro. - Sabes que te amamos.

Levanté mis ojos y la miré. Ella era hermosa. Estaba loco por esta mujer y ahora todo se estaba lleno al carajo. -¿Estamos listos? - Pregunté mientras me levantaba de la mesa con los ojos llorosos.

El viaje a nuestra casa fue en un respectivo silencio. El humor y la buena onda que había tenido cuando me subí al coche en el juzgado se había esfumado por arte de magia. No estaba seguro que me dolía más, el alma o el corazón, tal vez una combinación.

-Los deberes.- Dijo Annie al entrar a casa. - Los dos.

Caminé hacía la cocina en busca de un café bien fuerte antes de encerrarme en la oficina y trabajar. En estos momentos todo era mejor que sentirme rechazado a casa momento.

Sentí unos brazos rodear mi cintura cuando estaba poniendo azúcar al café. Miré hacia abajo y vi las uñas perfectas de Annie. Respiré hondo y llevé mis manos hacía estas, acariciándolas suavemente, apreciando la delicadeza y belleza de sus manos.

-¿Que estamos haciendo? - Le pregunté.

-Lo correcto. - Me dijo apoyada contra mi espalda.

-¡Claro que no! - Solté sus manos para dejar caer las mías sobre la mesada en rendición a la situación. - Me quieres dejar Annie y no lo voy a consentir.

-Justin...Me has engañado. Yo tampoco voy a consentir que lo vuelvas a hacer. - Murmuró con su voz dulce soltándome.

Me giré hacia ella capturando su brazo en un movimiento brusco. Rodeé sus hombros en un fuerte abrazo. Las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos sin pensarlo dos veces.

-Juro que lo siento, Annie. Solo necesito una segunda oportunidad.

Ella no contestó simplemente se quedo ahí, entre mis brazos, sin devolverme el abrazo. Al pasar los segundos y ver que no había respuesta me separé de ella y me di la vuelta limpiando mis lágrimas.

-Yo solo...quiero que me perdones. - Dije agarrando mi taza de café para luego salir en dirección a mi oficina.  

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