Capítulo 3: Hombres de la Paz

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Son las 5 de la mañana. No puedo dormir, lo intento y sueño con que mis hijos mueren en la arena. Es una pesadilla horrible, lo sé, pero no puedo evitar pensar que, con un simple papel en una urna, podría perderlo todo.

- Peeta: ¿Qué haces despierta?

- Katniss: No puedo dormir, me duele mucho la cabeza.

Peeta se acercó a mí y me abrazó. En ese momento me encontré mejor. Acto seguido nos fuimos de nuevo a la cama.

- Katniss: Peeta...

- Peeta: Que.

- Katniss: "Quédate conmigo".

- Peeta: "Siempre...".

Me dormí.

Al día siguiente, veía a Peeta preparando el desayuno. Siempre me prepara unas tostadas con mermelada y sirope, riquísimas. Decidí despertarme y saludar a mis chicos. Estaban preparándose para ir al instituto, tenían un examen de lengua.

Yo, mientras, me vestía para ir a la cafetería con Peeta.

- Peeta: ¿Estas preparada? – me dijo desde el salón.

- Katniss: Si, dame 1 minuto.

Necesitaba echarme el perfume que me regaló Gale, que huele a frambuesas.

Acabé y nos fuimos a la cafetería. De camino me fijé en que las calles estaban completamente vacías, era muy extraño.

Entramos dentro, y allí estaban todos esperando. Los saludemos y nos sentemos en una mesa. Se les veía un poco preocupados, lo normal en esta situación. Gale fue muy directo y preguntó...

- Gale: ¿Qué vamos a hacer?

- Annie: No podemos hacer nada.

- Johanna: Annie tiene razón.

- Peeta: Todavía no sabemos cómo son estos nuevos Juegos, ni siquiera quien va a participar.

- Gale: Es verdad, pero deberíamos estar alerta.

- Katniss: Gale, tú no tienes de que preocuparte, no tienes hijos a los que proteger. – dije con tono de mal humor.

- Gale: Puede que no tenga hijos, pero tengo una gran familia que sois vosotros, y si os pasara algo, no sé qué haría.

- Katniss: Lo siento, no tendría que haber dicho eso.

- Gale: Tranquila. Sé que no lo estás pasando mal, al igual que todos nosotros.

- Johanna: Dejaos ya de charla y vamos a lo importante...

De repente, la gente de la calle empezó a gritar ¡Hombres de la Paz!, ¡Hombres de la Paz!

No sabíamos que estaba pasando hasta que entraron un montón de Hombres de la Paz y nos obligaron a todos a subirnos a unos camiones que había cerca de la plaza. Me dio un vuelco al corazón, porque no sabía dónde estaban Mark y Rose. Los demás estaban intentando liberarse, pero eran demasiados Hombres. Reflexionando pensé... ¿Qué está pasando? ¿Por qué nos hacen esto? ¿Dónde están mis hijos?

No paraba de darle vueltas a la cabeza, hasta tal punto que me desmayé, y Johanna me agarró.

Los Juegos Del Hambre: El Regreso De Los JuegosWhere stories live. Discover now