Era un vertido negro, que llegaba a la mitad de los muslos, no tenía mangas y era ajustado.

-Mason concéntrate.

-Solo digo que deberías probártelo –no quería que se me escapara una risa-. Tú y Zoe tienen el cuerpo parecido y... no sé, solo decía.

-De hecho somos la misma talla de vestido.

-¡Lo ves! Anda, pruébatelo –suspiró-.

-Bien.

Al cabo de un rato tenía el vestido puesto enfrente de mí pero al otro lado de la puerta del vestidor. Cuando salió mi boca casi toca el suelo. No se imaginan lo hermosa que estaba. No podía si quiera articular bien.

-¿Qué tal? –Se estiró la parte del abdomen y se vio los pies, nerviosa-.

-Tú... te vez hermosa –me atonté viendo sus piernas y mis ojos no podían parar de subir y bajar admirándola-. Tienes que llevarlo –me vio un poco nerviosa y miró a otro lado hacia el suelo, se rascó la nuca y si no hubiera sido por mi móvil el momento se hubiera vuelto más incómodo-. Un minuto.

Lo saqué y vi la pantalla, mis ojos cambiaron completamente, sentía como la respiración subía y bajaba, y mi pecho se inflaba. No quería contestar.

-¿Algún problema? –Quité la mirada del móvil aun sonando y la vi, pero no pude responderle. Solo contesté y me fui a otra sección de la tienda-.

-¿Hola? –Hice como si no supiera quien es-.

-¿Hola? ¿Eso tienes que decirme? ¡Estás en Miami! ¿Sabes la gravedad de la situación?

-No quiero hablar contigo.

-Me importa un carajo lo que quieras ¿Me oyes? Tomarás el siguiente vuelo y vendrás a casa.

-No. ¿Ya no tienes nada que hacer conmigo? No vivo contigo. No vivimos bajo el mismo techo. No iré. Y a mí tampoco me importa una mierda lo que quieras.

-Les estás hablando así a tu propio padre ¿Lo sabes?

-Sí, lo sé con mucha claridad.

Corté y mientras volvía a los vestidores vi a Taylor en la caja, así que cambie de destino. Ahora con un humor diferente.

-Lo siento –le dije-.

-Tranquilo –le dio una tarjeta a la cajera-. ¿Se puede saber quién era? –No respondí-. Okay... -Le devolvieron la tarjeta con una bolsa y el vestido dentro-.

-¿Vamos?

-Claro.

Empezamos a caminar de vuelta, en mucho silencio, Uno de esos que deseas romper pero no sabes cómo. Pero esta vez yo sí sabía cómo, quería ser completamente sincero con ella y lo sería, pero poco a poco.

-Era mi padre –lo rompí-.

-¿El de la llamada?

-Sí.

-Supongo que ya me hacía una idea.

-¿Te importaría si hago otra llamada? –Necesitaba llamarla-.

-Claro, no tienes que preguntarme.

Le agradecí asintiendo con la cabeza mientras sacaba el móvil y le marcaba a la casa de mi padre, aunque sabía que no estaba ahí porque me llamó de la oficina.

-¿Mason? –Sonó sorprendida-.

-Sí, ¿Cómo estás, pequeña?

-Bien, ¿Dónde estás? ¿Por qué te fuiste?

Its Just A GameWhere stories live. Discover now