La madre de Zack había muerto. Había llegado el día. Delante de él. Y Zack había llorado. Había llorado muchísimo. Y continuaba llorando, abrazado a su almohada. Quería llamar a Arizona, pero sabía que molestaría. No eran nada. No podía presentarse en su casa y llorarle como si se conocieran de toda la vida.
Estaba solo. Solo tenía a su hermano, y tampoco lo veía mucho. Quedaban dos días para el 5 de diciembre, dos días para que todo acabase.
Zack nunca había tenido amigos de confianza, nadie con quien hablar, ni jugar, solo a su hermano y sus amigos. Nunca había estado con una chica, ni se había enamorado. Se pasaba la vida encerrado en casa con su madre. Pero su madre ya no estaba. Y no se podía pasar la vida encerrado.
Solo quedaban dos días.
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RomantizmArizona vuelve todos los días andando del instituto, le ayuda a pensar y aclarar sus ideas además de disfrutar del día y de la gente que se encuentra por el camino. Siempre se para en el mismo semáforo, a la misma hora. Zack es nuevo en la ciudad y...
