34. Desde París, con Amor Parte 1.

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Leía las noticias que hablaban acerca de mi fugaz carrera como modelo desde el sofá de mi casa. Ya no estaba en Nueva York. Cucharada tras cucharada, saboreaba los recuerdos de esas mieles que alguna vez llegué a probar, añorando algún día volver a entrar en esa fina lencería que alguna vez había lucido.

Todo acabó cuando se reveló ante la prensa mi pasado como una gorda. Mi hermana se había salido con la suya; Ahora ella era la modelo famosa, apareciendo en las portadas de las mejores revistas de moda del mundo. Mamá había podido quitarle a Sutton a mi tía; Él había dejado a su familia por estar a un lado de mi frívola madre, quien de vez en cuando nos mandaba un email desde cualquier  lugar exótico del mundo donde Sutton estuviera tomando fotos.

Ya no tenía amigas porque Britt me había olvidado, y Jackie, bueno, creo que ella nunca fue mi amiga; Está próxima a casarse con Harper. ¡Sí!, ambos están juntos ahora.

¡Harper!

Despierto al sentir unas manos sobre mi abdomen.

- Srta. Estamos próximos a aterrizar. Dice una azafata en francés.

Jackie está a un lado mío. Dormida, con los audífonos puestos. La pantalla está encendida Debió haberse quedado dormida viendo unos cuantos capítulos de "Friends", su serie favorita.

Siento los cabellos de mi fleco mojados. Estaba sufriendo con esa pesadilla. Esa debe ser la razón.

- ¿ Lista para París? Pregunta Jackie.

- No puedo creerlo aún.

- Pues deberías. Estamos por llegar y de verdad, la ciudad te encantará.

- Estuve casi a punto de no venir.

Me echó hacia atrás sin poder creerlo, realizando por fin que había llegado a París.

- Estas serán como unas "vacaciones", pero modelando lencería en los lugares más hermosos de París. ¿No es este el mejor trabajo del mundo?

- Creo que muy pronto te estaré dando la razón. Contestó.

Llegamos a Charles de Gaulle corriendo hacia migración. Es un trámite que todos deben hacer.

Las demás actúan de lo más normal. Somos unas turistas más en esta ciudad. No sé si es que no reconocen a las otras modelos sin tanto glamour y maquillaje, pero la gente camina a nuestro lado sin mirarnos. Ellas deben estar acostumbradas a esto. Viajan de forma frecuente. Quizá muy pronto me acostumbre.

Después de pasar por migración, una de las personas del staff nos indica el camino a seguir para llegar hacia donde están las limusinas que nos llevarán al hotel.

Jackie me advierte que toma unos cuantos minutos llegar hacia París.

Los callejones parisinos empiezan a asomarse  uno a uno conforme la limosina avanza.

Trato de contener mi emoción para no verme tan novata ante las demás.

Aunque estoy muy feliz por haber cumplido este sueño que estuvo a punto de no realizarse, Harper viene por instantes a mi cabeza. No puedo evitar no acordarme de él porque está tan prendido de mi cabeza que es casi imposible no desayunar, comer, cenar o hacer cualquier otra cosa pensando en él.

Lo extraño y quisiera vivir estos días a su lado pero si no estamos juntos es porque hay cosas acerca de mi con las que él no puede o no quiere lidiar. Quisiera que fuera distinto pero no lo es.

Tal vez no es el momento para que estemos juntos. Darme cuenta de eso. Me duele mucho.

En el hotel donde nos estaremos hospedando es muy lujoso. Jamás había visto tanto lujo como el que hay aquí. Está a unos cuantos metros del museo de Louvre al que iremos el domingo. También está la famosa Opera House.

Memorias de una Ex-GordaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora