Capítulo 2: "Bicho raro"

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— Buenos días querida, bienvenida a Connecticut. — dijo forzando una sonrisa.

CONTINUACIÓN...

— Buenos días...tía. — dije nerviosamente.

— Adelante. — dijo mientras me invitaba a entrar.

Mientras entraba quedé pasmada con aquella mansión, era bellísima y demasiado grande para una sola persona. Creo que hasta una exageración. Pero bueno, esa cualidad describía perfecto a mi tía Amelia.
Aunque debo decir, que la decoración antigua de esa casa era realmente exquisita, era evidente que mi tía se encargaba de cada detalle.

— ¿Cómo ha estado el viaje? — preguntó mientras me servía una taza de té inglés.

— Tranquilo, aunque interminable. — contesté tomando un pequeño sorbo de té, sabía a dinero.

— Lo imaginaba. — hace un esfuerzo por sonreír. — ¡Martín! — llama a su mayordomo.

Vaya, tenía mayordomo como en las películas.

— Recoge sus maletas, y cárgalas en el coche, dile a James que salimos en un momento. — dijo un tanto recta.

— Sí señora. — respondió aquel hombre con extrema educación.

El tal Martín alzó mis maletas y las llevó hasta el coche.

— ¿A dónde vamos? — pregunté con curiosidad.

¿Apenas llegaba y ya tenía que irme otra vez?

— Te llevaré a que conozcas el colegio, empiezas en un par de horas. — dijo observándome.

— ¿Tan pronto? — vaya, ni siquiera podría tomar un descanso, esta mujer sí que era autoritaria y pésima para las bienvenidas.

Ya recuerdo por qué no me caía bien.

— Nunca es pronto para retomar con los estudios, tu educación no puede esperar. — contestó con ego en su voz.

"Ya qué" pensé para mis adentros, esta mujer estaría pendiente de todo lo que hiciera.

— Ya es hora. — continuó.

Hizo una seña invitándome a salir, James nos abrió la puerta trasera del coche, y luego subimos.

Tardamos unos 20 minutos en llegar, todo el viaje fue en absoluto silencio...eso sí que me había incomodado.
Cuando llegamos James fue el primero en bajar, se predispuso a abrirnos la puerta como todo un caballero. Y luego se quedó parado junto al coche en una posición bastante firme diría yo.
Mi tía me dijo que la siguiera.

Cuando entramos no pude evitar quedarme perpleja ante la grandeza de aquel edificio. Jamás había visto un colegio tan grande y tan lujoso. Parecía la casa blanca, solo que con impecables estudiantes uniformadas en él.

— ¿Este es su colegio? — pregunté maravillada.

— Claro que sí, bienvenida a Bloomington. — contestó con orgullo y satisfacción.

— Vaya... — expresé mientras miraba a mi alrededor.

Luego de eso nos dirigimos a la dirección de conserje, allí estaba su estudio. Me pidió que me sentara, y ella se comunicó por contestador con una mujer a la que llamó Chelsea.
En un rato llamaron a la puerta.

— Adelante. — respondió mi tía.

— Señora Amelia, aquí estoy. — dijo la mujer.

— Chelsea, recoje las maletas de Amanda y acompáñala hasta su habitación. Explícale nuestras normas, y muéstrale todas las instalaciones del edificio, necesita conocer todo a la perfección. También dale su guía de estudio, su uniforme, y por supuesto los horarios, que no se te olvide de explicarle cada una de las cosas que necesita saber. Del resto...yo me encargo. — dijo con una mirada intrigante.

Cuando amarte no sea pecadoNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ