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Llevé mi mano al bolsillo de mis pantalones, tomé la caja de cigarrillos y encendí uno.

Sentir el humo ingresar a mi organismo era lo único que lograba que no perdiera la cordura.

¿Matarme lentamente durante un apolipsis?

Irónico, lo sé.

Los cigarros son lo único que tengo para hallar un poco de paz en este nuevo mundo.

Este mundo que cada vez se va más al demonio.

Lo único que importa es sobrevivir.

O al menos eso intento desde que todo comenzó.

Sobrevivir.

Aunque últimamente se volvió difícil.

El problema no son los muertos vivientes, sino los vivos, son más peligrosos.

Ahora mismo me encuentro en la rama más gruesa de un árbol alto, observo los muertos caminar sin rumbo alguno.

Muertos que alguna vez tuvieron una vida, ahora estan vagando por allí buscando carne humana.

Luego de un tiempo de observar a los muertos, decido bajar del árbol.

Lo hago lo más sigiloso que puedo.

Cuando ya estoy abajo, comienzo a caminar a paso lento hasta la carretera analizando profundamente el porqué de mi existencia.
































[...]

Uno, dos, tres, cuatro muertos.

Nada que no pueda resolver.

Agarro con fuerza mi machete, voy hacia el muerto lentamente, alzo el machete y parto sus cabezas a la mitad a dos de ellos. Con el otro hago lo mismo, observo al último, voy hacia el y le clavo el machete entre ceja y ceja. Limpio el machete con la ropa del muerto y sigo caminando. A lo lejos logro ver una pequeña cabaña, voy hacia ella, abro la puerta de una patada, golpeo una, dos, tres veces para que cualquier bastardo que se encuentre dentro salga para que pueda matarlo.

Luego de esperar 1 minuto, entre ya que parecía no haber ningun bastardo dentro, pero eso no hacia que deje de estar alerta. Al parecer la cabaña no fue saqueada antes, lo que es muy raro, pero me da igual, estoy satisfecha con la comida que encontre. Guarde todas las latas de comida en mi mochila, que era una especial para excursiones o cosas así.

La verdad no estaba muy mal con respecto a la comida y el agua. Aunque no vendría mal unos días de descanso, podría asegurar la cabaña y quedarme aquí unos días. Pero no lo haré. Solo descansaré cuando sepa que él esta vivo. Y si no lo está, al menos encontraré su cadaver.


¿Quién es él?

Mi mejor amigo, mi consejero, la única persona que estoy segura que sigue viva.


Y lo encontraré, cueste lo que cueste lo hare.



























[...]


Luego de un par de horas de observar fijamente el techo de aquel lugar, preparé mis cosas para irme y seguir mi camino.

Estaba apunto de salir, cuando veo algo debajo de una manta que se encuentra tirado en el suelo.

Me acerco y saco la manta de ahí.

Let Me Down. -DARYL DIXON- ©2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora