Casa de muñecas.

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Jade llegó a la ciudad de Nueva York después de un rato largo de camino en la limusina, ella estaba sentada en una esquina asustada, no sabía quién la estaba llevando y mucho menos con quien, Serena, la madre de Jade, ya había pagado el hotel donde ella iba a hospedarse. Pero no estaban yendo en la dirección correcta.

– ¿Puede por favor decirme dónde vamos? –Dijo Jade con la voz temblorosa.

–Relájate, y escucha música, estamos a punto de llegar. –El chofer levantó la ventanilla que había entre la parte trasera y delantera de la limusina.

Pasó un rato más, Jade con su teléfono, miró su ubicación: Manhattan.

"¿Qué mierda hago en Manhattan?"

El coche por fin paró, y pasaron unos segundos hasta que aquel hombre abrió la puerta a Jade, ella, con miedo en el cuerpo salió de la limusina, y vio una casa enorme frente a sus ojos, podía llamarla mansión. Aquel hombre cogió algunas maletas y dos personas que estaban cerca de la gran puerta que daba entrada al jardín de la casa, cogieron las maletas, y callados comenzaron a entrarlas dentro de la gran casa.

– ¡Eh mis maletas! –Gritó Jade con fuerza. – ¿Dónde las llevan? –Preguntó Jade al hombre que condujo el coche.

–A la casa. –Sonrió, y el entró en la casa, quitándose la gorra y poniéndola sobre su pecho. –Acompáñame, no tengas miedo. –

Jade y aquel hombre, cruzaron la puerta, y caminaron por un camino de piedras de unos veinte metros de largo, que llevaba a la casa, viendo a dos personas mayores frente la puerta.

–Hola, Jadey. –Dijo la señora que iba correctamente arreglada. –Bienvenida a Nueva York. –

–Disculpe, ¿Quién es usted? –Preguntó con el pulso acelerado. – ¿Por qué estoy aquí? –

–Llevo meses practicando lo que voy a decirte querida. –Ella, agachó su cabeza y vio a Jade de arriba abajo. –Yo soy Eliza, tu abuela. –

– ¿Disculpa? Mis abuelos fallecieron. –Habló cabreada.

–Somos los padres de tu madre, él es Edric, tu abuelo. –Suspiró. –Si estás aquí es porque tu madre nos dijo que estuvieses aquí hasta que tuvieses tu apartamento. –

–Pero, mi madre nunca me ha hablado de vosotros, además no podéis ser de mi familia, mi familia jamás podría tener este tipo de casa, ni una limusina, no. –Negó. –Imposible, y ella pagó mi hotel aquí, el más barato, no comprendo.

–Hay muchas cosas que debes saber, ¿Por qué no entras y hablamos mientras comemos algo? –Dijo sonriente, Jade notó la felicidad de ellos en sus rostros. –Debes estar hambrienta. –

– ¿Tenéis teléfono? –Preguntó Jade. –No voy a entrar sin hablar antes con mi madre. –

–No tienes que hacerlo, mira en la funda de tu guitarra, ella dejó una nota para ti. –

Uno de los hombres que tomó sus cosas, le entregó su guitarra, con la funda, y Jade sin dudarlo abrió la funda, y rebuscó por todas partes, abrió un bolsillo del interior, al notar algo. Y comenzó a leer.

"Jadey, querida siento mucho no haberte informado sobre esto, pero, tus abuelos, mis padres, viven en Nueva York, y ellos se encargarán de que todo te vaya bien en tu estancia allí.

Ahora mismo estarás tan confusa como imagino, pero no podía dejarte ir a ningún sitio, alejarte de mí, sin saber que ibas a estar con alguien que te cuidara tan bien como considero que yo lo hago.

La última vez que los viste tenías tan solo cuatro años, y es normal no recordarles, ni saber sus nombres, ellos te explicaran toda la historia, ya que no quiero dejarte mucho tiempo leyendo, porque sé que debe ser chocante encontrarte con algo así nada más llegar a una ciudad nueva.

I'm in love with a dirty | Jerrie thirlwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora