Capitulo I.

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Huir. Lo principal en un momento como este era huir. Se acercaba una horda de cientos de infectados que ansiaban comerme para luego volverme una de ellos.
Observe con pena la despensa llena de latas de comida y solo pude tomar dos sin ni siquiera fijarme en que era exactamente lo que estaba tomando, salí disparada de ahí y comencé a correr, a mis espaldas podía oír los gruñidos de la horda, ellos eran lentos pero aun así no disminuí mi velocidad, esquivaba todo lo que se topaba en mi camino.

Estaba frustrada, se me había acabado la comida hace ya dos días y haber encontrado esa despensa llena de latas de diversas frutas y verduras era como encontrar el cielo. Continúe corriendo a pesar de que me encontraba sumamente cansada y hambrienta, mi estomago una vez que sabe que hay comida al alcance comienza a gruñir y no hay nada que lo detenga. Finalmente me detuve y entre en una casa, asegure la puerta por la que había entrado y saque mi cuchillo y me puse alerta, revise toda la casa, no había segundo piso así que fue muy fácil, solo había un sótano pero ni loca bajaba ahí a revisarlo. Asegure todas las puertas y agradecí porque las ventanas estaban cercadas, esta noche podría dormir tranquila, supongo que era mi compensación por haber corrido tanto al huir de aquella horda.
Entre en la habitación principal, me tire a la cama y solté un largo y pesado suspiro, estaba realmente exhausta y lo único que me impedía ir directamente a dormir eran los rugidos de mi estomago, así que tome mi mochila y saque las latas de comida, una lata de duraznos y otra lata de tomates. Maldición, odio los tomates. Destape la de tomates, y comí unos pocos, volví a tapar como pude la lata y me fui a dormir.

A la mañana revise el patio de la casa y me di cuenta que tenían un tanque lleno de agua, esta olía un poco extraño pero no se veía sucia así que me sentí aun mas feliz, podría tomar un baño, cargue un par de baldes y cuando entre a la casa tropecé y bote el contenido de uno de ellos.

-Ugh, maldición.- grite y deje el balde ahí y lleve el otro al baño, cuando fui a por el otro balde escuche que algo golpeaba una puerta, corrí a buscar mi cuchillo y al tenerlo en mis manos me sentí un poco mas tranquila, escuche atentamente para saber de donde venia el ruido y era del sótano, estaban golpeando la puerta.

Relamí mis labios y agudice mi oído para saber si había uno o mas infectados. Los golpes eran leves y pocos así que imagine que era solo uno. Abrí la puerta decidida y preparada para lo que sea.
Pero si que me equivoque, no estaba preparada para eso.

Al yo abrir la puerta un niño cayo al suelo, pero pareció no haberlo notado porque golpeaba el suelo como si aun estuviera la puerta ahí.
No podía creerlo, a mis pies yacía un pequeño niño de no mas que 8 años de edad, cabello oscuro y piel demasiado pálida, parecía que ya estaba en sus últimos momentos. Suspire y lo levante del suelo entre mis brazos, estaba demasiado flaco y podía sentir sus huesos, se me partió el alma al ver como respiraba con tanta dificultad, lo lleve a la cama y deje que reposara ahí sus últimos momentos, iba a salir de la habitación, pero me detuve al escuchar esa voz.

-¿Eres mi Ángel de la Guarda?- preguntó. Realmente me sorprendí al escucharlo hablar, creí que estaba inconsciente a punto de morir.-¿Has venido para llevarme al cielo con mi mami?-voltee a mirarlo y este tenia los ojos apenas abiertos, se le notaba que estaba haciendo un gran esfuerzo, force una sonrisa y reprimí mis pensamientos »se parece tanto a él

-Te buscare algo de agua.- tome mi mochila y saque mi botella de agua, se la coloque en su mano pero le temblaban demasiado por el esfuerzo.-permíteme.- le di el agua poco a poco y el pequeño niño la tomo toda.

-¿Voy a morir, cierto?- su pequeña voz sonaba quebrada.

-No te esfuerces.

Salí de la habitación y me quede afuera, coloque mi cara entre mis manos y no pude evitar comenzar a temblar, las lagrimas no tardaron en salir y yo no las reprimí, las deje salir, estaba cansada de guardarlas dentro, me merecía llorar, después de todo, después del desastre de mundo que hay, ¿Quien me culparía por echar a llorar?


Solo sobrevive.Where stories live. Discover now