XIV: Acaba de descubrirlo

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Bendito descontrol.

Aiden hace presión con su cuerpo contra el mío y suelto un gemido de dolor. Tiene mucha fuerza y sé que le está costando contenerla. Algunos de sus movimientos son bruscos y me hace daño, pero no digo nada. Estoy disfrutando de su tacto, de su lujuria. Sus rizos descienden desde mi frente hasta mi clavícula. Suspiro cuando su lengua toma todo el control, está húmeda y se siente maravillosa. Vuelve a mis labios y los besa de una manera incontrolable. Muerde lentamente mi labio inferior y sale algo de sangre, esto hace que sus ojos se empiecen a teñir de un rojizo característico. Esto es real, es un vampiro, no es una ensoñación. Se separa un poco y se echa su pelo hacia atrás. Se levanta y veo su torso al desnudo, cómo si pareciera esculpido en piedra. Es el hombre más hermoso que he visto y él más peligroso. Está alterado. Se apoya en la pared buscando bajar su temperatura  corporal. Se despega y camina hasta los pies de la cama, despacio, intentando mantener la calma. Se agacha un poco.


—No puedo seguir—dice separándose de mí.

No deja de mirarme en ningún momento, su cuerpo sigue inclinándose hacia mí, deseando seguir con lo de hace unos segundos. La sensación de vacío se expande por mi pecho. Se levanta otra vez y vuelve a apoyar la espalda en la pared. Siento su calor, siento como respira agitadamente, lo siento en mí, lo siento desde adentro.

—¿Por que?—digo aún con la respiración entre cortada—Soy yo la que debería haberme echado atrás y no lo hice. No entiendo por qué ahora tú si...

El suelta un gruñido y vuelve a acercarse, está nervioso. Apoya sus antebrazos en la cama y dobla sus rodillas.

—Porque te mataría—dice bajando la mirada que aún está rojiza debido a que bebió de la herida de mis labios-Con mi fuerza igual te rompo la cadera al embestirte o te muerdo y luego no consigo parar. Igual fuerzo tu corazón y sufres un ataque. No sé que puede pasar, pero no quiero matarte. Me encantaría hacerte mía hasta el amanecer del día siguiente, pero no puedo, no debo. Eres hermosa, no podría parar, nunca podría parar.

Yo asiento y me levanto. Recojo mi ropa del suelo y me la pongo, con desgana. Evelyn me dice desde el otro lado de la puerta que debería bajar a comer algo. Yo grito un "vale" para que me oiga desde aquí. Aiden se dirige al baño y yo lo detengo.

—¿No bajas a comer?—pregunto intentando calmar mi libido.

Esboza una sonrisa y niega haciendo bailar sus rizos. Sujeta con una mano el picaporte de la puerta.

—No puedo, tengo que hacer cosas de hombres—dice rascándose la nuca.

Sonrío ante lo inocente que quiere que piense que es. La verdad es que está tan agitado cómo yo, solo hace falta ver que sus pupilas siguen dilatadas. Me acerco a él y apoyo mis manos en su pecho. Levanto una ceja y me muerdo el labio sensualmente, él traga nervioso.

—Y lo harás pensando en mí?—pregunto humedeciendo mis labios con mi lengua. Él asiente-Si quieres me puedo dar una ducha mientras tú haces tus cosas de hombre.

El asiente repetidas veces y lleva sus manos a mis caderas, me pega aún más a él. Siento su pelvis abultada debajo de su boxer y mis mejillas se encienden, todo mi cuerpo se calienta. Tiene muchas similitudes con un humano. Me separo de él y me doy la vuelta para bajar a comer.

—No me dejes a sí—pide con una cara de plegaria—Me he controlado por tí.

El vampiro, el asesino, está suplicando. Escucho su respiración pesada y sonrío. Me acerco a él de nuevo y llevo una mano al elástico de su boxer, estoy jugando con él y se merece esto. Me arrodillo y el sonríe cómo un niño con una piruleta. La puerta se abre dejando al descubierto una Amanda boquiabierta. Pensaba dejar a Aiden con las ganas de todas formas, o intento convencerme a mi misma de ello. Se suponía que esto iba a ser una venganza.

Lazos de Sangre(+16)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora