CuAtRo; CaN i Be HiM.

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Camino de un lado a otro, ansiosa. Mi madre está con su teléfono jugando Candy Crush y mi hermana está ayudando a mi sobrino hacer su tarea.

Llevo mis dedos a la boca con ansiedad, mi hermana me da un par de miradas cuando me ve así pero sigue en lo suyo.

Mi madre ni se inmuta, le parece más interesante terminar de romper la gelatina del juego. Doy un par de respiraciones profundas para tranquilizarme y no para salir corriendo a buscar algo de cocaína.

Voy al refrigerador mientras mi sobrino Nathan, salta con mucha energía del asiento, con tanta felicidad porque ha terminado sus deberes.

Busco algo de comer y cuando lo encuentro me voy al sillón a comer. Había decidido quedarme con mi madre un par de semanas y ya esto se había vuelto un mes.

Aunque me gustaba pasar tiempo con mi pequeña familia, a veces me estresaba tener que permanecer encerrada. Sin embargo, la ansiedad de probar aunque sea solo un poco de marihuana me estaba destrozando.

Cuando mi sobrino llega hasta mí, con un balón de fútbol en las manos para que podamos jugar el distintivo claxon de Mike me hace sonreír.

—¡Dile que pase!—me dice mi madre, yo asiento y le tomo la mano a Nathan para que salgamos los dos juntos a recibir al insoportable de mi mejor amigo.

—¡Perr...—se detiene cuando ve a mi sobrino, yo era un poco gruñona cuando se trataba de ejemplos para él.

Por eso, en la casa de mi madre me comportaba, no habían malas palabras (a menos que se me saliera sin culpa) no había insinuaciones de sexo, no había drogas y no había llamadas para mí.

—¡Mike feo!—le dice Nathan corriendo hacia él.

—Aún recuerdo esa vez—le comento graciosa, porque hice a mi sobrino (en ese tiempo solo tenía un año) decirle eso mismo.

—¡Estás grande!—le remueve el cabello y le sonríe ampliamente—_____—se acerca a darme un abrazo—traje una sorpresa—me dice y yo frunzo mi ceño.

—¿En serio? ¿Y Ruby?—le cuestiono y él le quita importancia con un gesto que hace con su mano.

—La abuela no la dejo venir...—me dice para que los dos soltemos una gran carcajada—no, está grabando y me dijo que lo sentía.

—¿Y bien?—pregunto cuando no me dice mucho sobre mi sorpresa.

—¿Qué?—me pregunta desconcertado.

—La sorpresa—le recuerdo.

—Ah sí—dice y se coloca a mi lado haciendo una señal para que espere.

Cuando estoy a punto de decirle que no estoy para sus bromas, veo como la puerta de su auto deportivo se abre y de ahí sale la diosa castaña.

Con unos lentes oscuros y una sonrisa superior cierra la puerta del auto. Camina con confianza y seguridad, hasta acercarse a nosotros.

—Hola—quita sus lentes oscuros y me ve fijamente.

—Hey—elevo muy poco una de mis comisuras dándole una sonrisa de lado.

Girls Like U (Camila Cabello y Tú)Where stories live. Discover now