Capítulo 33

257K 14K 826
                                    

Ya ha pasado una semana desde al accidente y gracias a todo el cerebro de Skull estaba volviendo poco a poco a su tamaño normal. Lentamente pero sin pausa. Y por otra parte mi rutina había vuelto a variar. Como Wade me prometió, no se apartaría de mí lado, aunque por suerte no estaba las 24 horas pegado a mi nuca, pero si iba a la calle o hacer las compras sí que me acompañaba y si no, me acompañaba mi padre. Y con suerte me dejaban entrar sola al baño. Pero sé que todo es por mi seguridad.

-Deberías dormir, mañana va a ser otro día duró - dijo Wade en mi oído desde atrás.

Esto se ha convertido una rutina desde que Skull fue hospitalizado. Acabábamos todos los días cansados mental y físicamente, entre estar todo el día en el hospital o haciendo todos los recados rápido para volver al hospital; así que cuando llegábamos a mi casa a dormir, sólo nos abrazábamos hasta caer dormidos. Un sueño reparador para volver a despertar e ir al hospital. Y eso que la cercanía de Wade hacía que mi cuerpo se calentará, en estos momentos lo único que me apetecía era acurrucarme en la protección de sus brazos. Era como dejar este cruel mundo y entrar en mi paraíso de piel suave y masculinidad. ¡Para que mentir! Me gustaría acurrucarme entre sus brazos después de una sesión desenfrenada de caricias y orgasmos. Pero entiendo que él no esté pensando en ello, aunque notó cierta parte de su cuerpo todas las noches...pero si no hace nada será que no tiene el ánimo para ello; Así que yo seré paciente, todo lo paciente hasta que no aguante más y decida arrancarle la ropa a mordiscos, claramente.

-Lo sé, pero estoy desvelada - le conteste. Y era cierto, sentirlo contra mi culo me quitaba el sueño.

-Tengo una idea. Gírate - me ordenó roncamente. Y eso me calentó más. - Bien - dijo cuándo me hube girado. Sus ojos estaban más negros si ero es posible con un brillo diabólico.

Fui a hablar y él rápidamente me agarró la nuca con una mano y aprovechó que había abierto la boca para hacer un asalto en condiciones de mi boca. Rudo. Desesperado. Y obviamente no me resistí. Porque yo también estaba desesperada por sentirle. Y lo quería rudo, frenético.

La temperatura del dormitorio subió miles de grados y la camiseta y short que utilizaba para dormir me sobraban. Era con estar en el centro del infierno, pero un infierno muy dulce. Mis manos fueron a sus abdominales y en camino a más abajo. Pero el utilizó su fuerza para ponerme boca arriba y sentarse a horcajadas en mi cadera.

-No - dijo con la voz ronca y entrecortada mente -, llevó mucho tiempo deseando hacer esto y si me tocas tan pronto la fiesta se va a acabar antes de empezar - dijo mientras agarraba mis brazos y los sujetaba por encima de mí cabeza.

No dije nada, sólo levante mi cabeza para que nuestros labios se encontrasen de nuevo. No iba a quejarme, no quiero que se acabe. El beso volvió a ser frenético. Y agarró con una mano mis muñecas para con la mano libre ir subiendo mi camiseta hasta dejarla por encima de mi cabeza. Y lo siguiente que hizo no me lo esperaba. Enredo mis manos en la camiseta, para mantenerlas juntas y tener libre las dos manos, eso sí, tan flojo que si yo quisiese me pudiese deshacer de la camiseta. Y eso me calentó más. Saber que estaba a su merced, que podía hacer con mi cuerpo lo que quisiera, pero dejando una vía de escape para que me sintiese segura.

-¡Dios! Eres perfecta - dijo mirándome todo el torso. Al momento sentí sus manos en mis pechos, torturándolos con leves, casi inexistentes, caricias. Haciendo que me retorciese bajo su magro cuerpo.

Mientras sus manos me torturaban empezó a dejar un rastro de besos por mi mandíbula, cuello, hombros hasta que sus labios remplazaron las manos. Haciendo que jadeara de placer. No se cuento tiempo estuvo dándose un festín con mis pechos, pero acabé entre jadeando de placer y sollozando por la necesidad de venirme. Y consiguió que solloce más cuando su boca los abandonó para deslizarse por mi estómago hasta la cinturilla del pantalón. ¿Cuándo habían desaparecido las mantas? En fin, no me extraña que eso fuese lo último que pensase... Aunque es extraño haberlo pensado ahora en un momento así...
Pero todo pensamiento se borró cuando posó sus labios en mis pantalones. Y al segundo, estos y mi ropa interior estaban esparcidos por el piso.

-Wade... - Jadee cuando do su boca encontró mi centro.

Su lengua me dio el orgasmo más demoledor de los tiempos.

-¿Estas bien? -me preguntó con una sonrisa socarrona mientas se tendía sobre mí, sujetándose en los codos para no aplastarme. Yo sólo le pude sonreí como una idiota -, Eso ha sido increíble, pequeña, pero ahora toca que vea la cara que pones cuando te vuelvas a correr - dijo empezando a frotar su longitud contra mi hipersensible centro, mandando descargas por todo mi cuerpo - ¿O mejor quieres descansar? Se te ve algo agotada... - dijo maliciosamente.

-Como pares, te juró, Wade Hant, que te mató - conseguí decir todavía recuperando aliento y deshaciéndome de la camiseta para agarrar su nuca y atraerlo a mí.

Y se lo tomó en serio, porque mientras me volvía a besar, me lleno enteramente de él.

F:߮

Soy Tuya ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora